África y la emigración
Todos los días leemos en los medios de comunicación que numerosos jóvenes africanos tratan de saltar la valla de Ceuta y Melilla o de llegar en barco a las costas españolas o italianas. Algunos huyen de la guerra pero otros del hambre. Yo hasta hace muy poco tiempo pensé que la solución se encontraba en crear puestos de trabajo en sus países de origen pero, con las altas cifras de natalidad de algunas naciones, tengo la impresión de que un posible crecimiento del PIB no llegará a notarse, pues se tiene que dividir entre una mayor población.
Han mejorado las cifras en los países ribereños del Mediterráneo como Túnez y Argelia y los situados al sur del continente como Botswana y Sudafrica, que han descendido de entre el 5 y el 7 en los años 60 del siglo pasado, a una cifra que se sitúa entre el 1,5 y el 3 y que es similar a la de Brasil, China o México. Pero en todo el centro de África no se percibe un descenso notable, aunque parece que van por buen camino Ghana, Ruanda y Etiopía.
En otras zonas los datos son apabullantes. En el caso de Nigeria, con 170 millones de habitantes que suponen el 22% del total de la población africana, las tasas de natalidad se sitúan entre el 5 y el 6 mientras que Uganda, la República Democrática del Congo y Niger están en el 7. La suma de la población de estos países supone el 78% del continente.
Los datos que publica la ONU son temibles pues si no se produce una inflexión en los nacimientos, la población africana se multiplicará por 3 en los próximos 30 años con una huida en masa a las grandes ciudades, algunas con más de cinco millones de habitantes en la actualidad y que pueden llegar a los 35 millones en pocos años como sería el caso del Cairo, Kinshasa, capital del Congo y Lagos, la capital comercial de Nigeria. Unas macro polis imposibles de gobernar y donde el delito y el hambre camparán por sus respetos.
Un problema adicional es el de la educación ya que los niños menores de 14 años sumarán más de 800 millones y el costo de sus estudios es astronómico. Si hoy, la posibilidad de encontrar un trabajo estable alcanza al 24% de la población masculina y al 10% de la femenina ¿Qué pasará dentro de unos años?
La ONU recomienda que se establezcan programas para reducir la natalidad y me parece que estoy de acuerdo. Estos problemas no existían cuando la Iglesia ponía cortapisas a los métodos anticonceptivos y me parece que su pastoral en este campo tendrá que evolucionar. La teología no es una ciencia cerrada y se tiene que mover para responder a los problemas que van surgiendo. Los fieles de los países más evolucionados ya lo han hecho marcando el paso a sus hermanos más pobres.
La emigración a las naciones ricas seguirá aunque hay que evitar el efecto llamada. Dicen que los jubilados dentro de unos años no tendrán nietos que trabajando paguen sus pensiones, entonces entrará la mano de obra necesaria para España y la UE. En África estará la solución a nuestros problemas. ¿Somos egoístas o realistas?
Han mejorado las cifras en los países ribereños del Mediterráneo como Túnez y Argelia y los situados al sur del continente como Botswana y Sudafrica, que han descendido de entre el 5 y el 7 en los años 60 del siglo pasado, a una cifra que se sitúa entre el 1,5 y el 3 y que es similar a la de Brasil, China o México. Pero en todo el centro de África no se percibe un descenso notable, aunque parece que van por buen camino Ghana, Ruanda y Etiopía.
En otras zonas los datos son apabullantes. En el caso de Nigeria, con 170 millones de habitantes que suponen el 22% del total de la población africana, las tasas de natalidad se sitúan entre el 5 y el 6 mientras que Uganda, la República Democrática del Congo y Niger están en el 7. La suma de la población de estos países supone el 78% del continente.
Los datos que publica la ONU son temibles pues si no se produce una inflexión en los nacimientos, la población africana se multiplicará por 3 en los próximos 30 años con una huida en masa a las grandes ciudades, algunas con más de cinco millones de habitantes en la actualidad y que pueden llegar a los 35 millones en pocos años como sería el caso del Cairo, Kinshasa, capital del Congo y Lagos, la capital comercial de Nigeria. Unas macro polis imposibles de gobernar y donde el delito y el hambre camparán por sus respetos.
Un problema adicional es el de la educación ya que los niños menores de 14 años sumarán más de 800 millones y el costo de sus estudios es astronómico. Si hoy, la posibilidad de encontrar un trabajo estable alcanza al 24% de la población masculina y al 10% de la femenina ¿Qué pasará dentro de unos años?
La ONU recomienda que se establezcan programas para reducir la natalidad y me parece que estoy de acuerdo. Estos problemas no existían cuando la Iglesia ponía cortapisas a los métodos anticonceptivos y me parece que su pastoral en este campo tendrá que evolucionar. La teología no es una ciencia cerrada y se tiene que mover para responder a los problemas que van surgiendo. Los fieles de los países más evolucionados ya lo han hecho marcando el paso a sus hermanos más pobres.
La emigración a las naciones ricas seguirá aunque hay que evitar el efecto llamada. Dicen que los jubilados dentro de unos años no tendrán nietos que trabajando paguen sus pensiones, entonces entrará la mano de obra necesaria para España y la UE. En África estará la solución a nuestros problemas. ¿Somos egoístas o realistas?