Entrevista a Frey Betto

En estos días de revueltas en Brasil Le Monde des religions, publica una entrevista con Frei Betto que me ha parecido interesante. Como es muy larga me he permitido cortar algunas frases.

Brasil está sacudido por un movimiento general ¿Cuál es vuestro análisis?
Expresan el malestar de la población por la inflación que se refleja en el aumento de precios, que son una amenaza para la estabilidad económica y pueden llevar a la devaluación del real. También se protesta por el gasto exagerado de la Copa del mundo cuando no se invierte en educación y protección social. Ni la Iglesia ni los partidos han sido capaces de movilizar a la población algo que han hecho las redes sociales. Lo malo es que puede terminar sin propuestas, sin programa y sin continuidad.

¿Cuál es el papel actual de la teología de la liberación en un momento de grandes desigualdades sociales?
La teología de la liberación ha impregnado toda la Iglesia. No hay más que ver las críticas de los últimos papas contra el neoliberalismo. Perdura incluso en Europa donde aumentan la pobreza y las desigualdades. ¿Cómo se puede hablar de Jesús sin mencionar los graves problemas económicos que sufren los pobres?

¿Entonces la teología de la liberación no ha muerto?
Si lo ha hecho a mí no me han convidado al entierro… Es liberadora toda teología que tiene en cuenta la miseria y la pobreza, los racismos y fundamentalismos, las relaciones de género y los avances de la ciencia como la genética y la nanotecnología. Esta relación que se teje entre la realidad y la reflexión teológica es la gran contribución de la teología de la liberación. Los escritos de estos teólogos hacen referencia a nuevos temas de la física cuántica, la ecología y las alternativas al neoliberalismo.

¿Cuál considera que debe de ser el papel político de un eclesiástico?
Creo que los obispos, monjes y religiosos no se deben afiliar a ningún partido salvo en circunstancias excepcionales. Pero todos los cristianos tenemos un papel político, condenado o sacralizando porque es imposible no hacer política, no hay neutralidad posible. Cada cristiano escogerá la manera de participar en la política que se puede hacer desde la predicación hasta la participación en una ONG.

¿Cómo concilía en su caso religión y política?
Acabo de terminar un libro O que a vida me ensino, ediciones Saraiva. Jesús no murió en su cama ni de un accidente de camello por Jerusalén. Murió como Jean Moulin arrestado, torturado y condenado por dos poderes políticos a la pena de muerte de los esclavos: la cruz. En nuestro mundo el amor no se puede pensar solamente en términos de relaciones interpersonales. Se convierte en una exigencia política, en una acción liberadora sin que se racionalice el amor hasta el punto de ignorar lo que tiene de personal. Los frutos de toda transformación social son siempre los mismos: el corazón humano, allí donde la divinización de la persona se convierte en la divinización de la historia.

¿Y hoy?
En América Latina se vive en un contexto doble: de opresión y liberación. No podemos imaginar la vida cristiana neutra o capaz de aceptar las relaciones económicas injustas. Para nosotros, los embarcados en el proyecto del Dios de la Vida, la existencia y la pobreza exigen una toma de posición. El proyecto de bienestar de Dios que describe los primeros capítulos del Génesis se rompió por el pecado original y las víctimas son principalmente los pobres. Por eso Jesús se colocó de su lado, no porque fueran mejores ni más santos sino porque eran pobres y eso no estaba pensado en el proyecto originario de Dios donde todos debíamos de vivir como hermanos. Todo pobre es la víctima involuntaria de relaciones injustas y por eso Jesús les llama “bienaventurados” porque pueden tener la esperanza de cambiar su situación en cuanto que la justicia de Dios se haga valer.
Ser cristiano en America latina exige un posicionamiento político. Al lado de las fuerzas de opresión como hacen los que condenan la violencia de los oprimidos sin preguntarse sobre los mecanismos de la violencia económica o al lado de fuerza de liberación que tienen por opción preferencial los pobres.

¿Quiénes son los que no se interrogan sobre la violencia económica?
Con frecuencia nuestras referencias ideológicas nos impiden conocer nuestra posición. Los cristianos que perciben los síntomas (pobreza, enfermedad, muerte prematura...) no descubren sus causas. La mayoría de las veces son personas que gozan de privilegios económicos y sociales y elaboran una teología que les permite legitimar los mecanismos de dominación secuestrando el lenguajes o promoviéndolo al nivel de abstracción como si el discurso religioso pudiera dejar de ser político.

¿Qué nos puede decir sobre la necesidad de los cristianos de sentir la pobreza de los otros?
Es una exigencia del Evangelio, de Jesús. En Mateo 25, 35-40 Jesús aborda el tema del servidor bueno y del infiel. “Porque tuve hambre y me distéis de comer…” para terminar “Cada vez que lo hicisteis a uno de estos pobres, que son mis hermanos, era a mí a quienes estabáis ayudando” .El mismo sentido tiene la parábola del Buen Samaritano Lucas 10,25-37: más vale un hombe que interrumpe su vaije para ayudar al necesitado que un levita, un sacerdote, que llenos de piedad, pasan delante indiferentes. El que no se preocupa por la miseria de los otros no es cristiano aunque esté bautizadoy vaya a la iglesia.

¿Hay alguna relación entre revoluciones políticas y religiosas?
En todas las políticas hay un factor religioso a favor y en contra de la revolución. Así ha sido en la rusa, china, cubana y sandinista. Había cristianos en los dos bandos. El problema actual es el fundamentalismo religioso, cuando sometemos la política a la religión como hacían Bin Laden o Bush. Con ello hay el riesgo de perder una gran conquista de la humanidad: la laicidad del estado y los partidos políticos.

Piensa que en nuestra Iglesia actual puede haber una evolución positiva como respuesta a los problemas sociales y a las esperanzas que esperan los cristianos?
Si tengo mucha esperanza en el papa Francisco. Creo que hará una profunda remodelación en la curia, que defenderá la causa de los pobres y que abrirá el debate teológico sobre las cuestiones sexuales.

¿Cuál es la función de la oración?
La fe hace de la oración un antídoto de la alienación. Rezar es dejar que nos cuestione el Espíritu. Con frecuencia dejamos de rezar para no escuchar la llamada de Dios para nuestra conversión, para un cambio de dirección de nuestra vida. Rezar es permitir que Dios revoluciones nuestra existencia, enseñándonos a amar de forma liberadora como Jesús amó.

¿Piensa que las ideas de la izquierda, impregandas por la teología de la liberación han sido debilitadas por tener el poder?
Gracias a Dios los gobiernos progresistas de América Latina no son fundamentalistas. Se ha pasado por tres círculos políticos. Las dictaduras militares, terminadas por la lucha popular y el desastre económico; los gobiernos mesiánicos neoliberales (Fujimori, Caldera, Menen…) que cayeron económicamente y en las urnas y estamos actualmente en un tercer círculo el de los gobiernos democráticos populares e independientes que gobieran centrados en los derechos de los pobres.

¿Qué hay que hacer para llegar a un estado de “democracia económica”?
La democracia que existía durante años en América latina era virtual porque estaba controlada por el poder económico. Hoy hemos pasado de una democracia de delegación (votamos a una persona que no nos rinde cuentas) a una de representación (donde predominan los representantes de los grupos económicos). Algunos avanzan hacia una democracia participativa pero estamos muy lejos de una democracia regida por los movimientos sociales.

¿Qué hechos religiosos, políticos y sociales de los últimos cuarenta años consideráis que han sido los más importantes?
El fin de las dictaduras en América Latina, la caída del muro de Berlín, la elección del nuevo papa, la llegada de China a la élite, la elección de Lula como presidente de Brasil, las visitas a Cuba de los papas anteriores y que hayan aplaudido los logros de la revolución
-La religión del siglo XXI. ¿Cuál es vuestra opinión sobre Brasil y la América actual?
Tras la caída del muro y el descenso de las ideologías libertarias las religiones han empezado a tener un papel importante, tanto como liberadoras como opresivas. Me inquieta que en Brasil, es el fundamentalismo religioso el que se articula políticamente como imposición algo semejante a lo que ocurre en otras zonas del mundo. Ante la explosión de evangélicos y de ateos creo que la Iglesia tiene que repensarse sus métodos de evangelización que son arcaicos y centrados sobre el moralismo y clericalismo. Pero valoro nuestra diversidad religiosa aunque algunos la tachen de sincretista por fusión de diversas religiones. Pero en Roma también se mezclaron el cristianismo, paganismo, judaísmo y otros restos de tradiciones de la nobleza europea.

-¿Cuáles son los desafíos a los que se enfrenta la religión en Brasil?
Creo que el gran desafío está en valorar la espiritualidad más que la religiosidad, más las comunidades de base que las parroquias, más la opción preferencial por los pobres que las misas show, más la enseñanza de Jesús que el moralismo.

¿Cree que hay un combate entre la Iglesia conservadora y la progresista?
Ambas conviven dentro de la misma Iglesia y bajo el papa.

Habéis comentado a la prensa que el nuevo papa Francisco no cambiaría las cosas en profundidad ¿Cómo interpreta su discurso sobre la pobreza? El ha vivido en una favela de San Pablo como vos en Buenos Aires. ¿Qué diferencias se pueden ver entre Francisco y un teólogo de la liberación como vos mismo?
Yo no me puedo comparar con Jorge María Bergoglio y todavía menos con el papa Francisco. En común tenemos el hecho de ser latino americanos y defender los derechos de los pobres. El ha hablado de la atención que hay tener sobre los pobres, yo espero que también hable de las causas de la pobreza. Don Helder Câmara ha dicho. “Cuando hablo de los pobres me llaman cristiano pero cuando denuncio las causas de la pobreza me tratan de comunista”.

¿Puede ser posible que el papa recupere los elementos de la teología de la liberación?
Es inevitable para una persona que tiene tanta sensibilidad para los pobres y la cuestión social.

¿Cuál es vuestro sueño para la Iglesia del mañana?
Que sea más evangélica, que refleje la imagen de Jesús de Nazaret, que abrace con amor y coraje las causas de los pobres, que promueva a las mujeres al sacerdocio y al episcopado, que practique el diálogo interreligioso, que hable el lenguaje de los jóvenes, que considere a la ciencia positivamente.

¿Cómo se vive hoy la teología de la liberación fuera de Brasil y América Latina?
Ha perdido su impacto después que la coyuntura política en América Latina ha cambiado y que Juan Pablo II “vaticanizó” a la Iglesia de nuestro continente. Pero todavía vive en las comunidades de base, en las pastorales populares, en los escritos de los teólogos de la liberación y en diálogo permanente con los temas actuales. No estoy en contacto con los teólogos de la liberación de otros países salvo en encuentros ocasionales y a través de la lectura de sus escritos.

¿Que lazos podemos tejer entre la teología de la liberación y el alter- mundialismo?
Si entendemos alter-mundialismo como un foro social mundial que busca un modelo alternativo de sociedad para reemplazar al capitalismo actual, para nosotros es prioritario. Especialmente si tenemos en cuenta la experiencia de nuestro pueblos de origen, los indígenas y su sabiduría de vivir bien “Sumak Kawsay”, una expresión del kechua andino que apunta al modelos ecuatoriano de desarrollo fundado sobre la armonía de larga duración entre los sistemas económicos, políticos, sociales y medio ambientales en oposición al modelo de acumulación capitalista
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