Los porqués de la mutilación femenina
Han publicado unas investigadoras, Janet Howard y Mhairi Gibson, de la universidad de Bristol en Inglaterra, un artículo en Nature, Ecology and Evolution en el que tratan de comprender los porqués de la mutilación genital femenina para ayudar a su extinción. Todos sabemos que además de los daños psicológicos atentan contra la salud, en especial, cuando se realizan fuera de los hospitales con mínimas condiciones de higiene.
Si estas razones negativas las conocen muchas personas, se preguntan estas autoras, los motivos por los que la práctica continua ejerciéndose. Sus trabajos los han realizado en el oeste de África en Burkina Faso, Costa de Marfil, Nigeria, Mali y Senegal sobre 60.000 mujeres de 47 grupos étnicos. La primera conclusión obvia es que las hijas de madres mutiladas están más expuestas a sufrir la práctica. La segunda conclusión es que, no hay todo o nada, lo que en el argot de las estadísticas se configura con una forma de U, muchos casos en los extremos y pocos en el centro.
También han comprobado que las mujeres que fueron mutiladas tenían más hijos que las otras, un comportamiento que sugiere que las mujeres enteras podían contraer matrimonios más ventajosos y rodearse de redes donde buscar apoyo. Finalmente han demostrado que es una costumbre cultural y como tal puede ser manipulada. Si se consigue con diversas medidas reducir el porcentaje al 50% de las mujeres, ya no habrá que actuar más pues la misma sociedad seguirá reduciendo el porcentaje.
Otro artículo de Katherine Wander de la universidad de Binghamton en el estado New York se pregunta si organizando conexiones sociales de mujeres entre mutiladas y no mutiladas en una comunidad, se consigue reducir los porcentajes de afectadas.
Estos métodos de estudio que nos hablan de las ventajas de las redes sociales se pueden aplicar en otros contextos. Los llamados asesinatos de honor pueden ser el primer candidato junto al fenómeno de las hijas abandonadas, el infanticidio selectivo y el aborto de mujeres. Hay que impulsar las redes sociales femeninas para que se apoyen, unas a otras, y terminar con una nefasta lacra cultural.
Si estas razones negativas las conocen muchas personas, se preguntan estas autoras, los motivos por los que la práctica continua ejerciéndose. Sus trabajos los han realizado en el oeste de África en Burkina Faso, Costa de Marfil, Nigeria, Mali y Senegal sobre 60.000 mujeres de 47 grupos étnicos. La primera conclusión obvia es que las hijas de madres mutiladas están más expuestas a sufrir la práctica. La segunda conclusión es que, no hay todo o nada, lo que en el argot de las estadísticas se configura con una forma de U, muchos casos en los extremos y pocos en el centro.
También han comprobado que las mujeres que fueron mutiladas tenían más hijos que las otras, un comportamiento que sugiere que las mujeres enteras podían contraer matrimonios más ventajosos y rodearse de redes donde buscar apoyo. Finalmente han demostrado que es una costumbre cultural y como tal puede ser manipulada. Si se consigue con diversas medidas reducir el porcentaje al 50% de las mujeres, ya no habrá que actuar más pues la misma sociedad seguirá reduciendo el porcentaje.
Otro artículo de Katherine Wander de la universidad de Binghamton en el estado New York se pregunta si organizando conexiones sociales de mujeres entre mutiladas y no mutiladas en una comunidad, se consigue reducir los porcentajes de afectadas.
Estos métodos de estudio que nos hablan de las ventajas de las redes sociales se pueden aplicar en otros contextos. Los llamados asesinatos de honor pueden ser el primer candidato junto al fenómeno de las hijas abandonadas, el infanticidio selectivo y el aborto de mujeres. Hay que impulsar las redes sociales femeninas para que se apoyen, unas a otras, y terminar con una nefasta lacra cultural.