En estos momentos de confusión y zozobra social y política, me viene a las manos esta áspera, al tiempo que esperanzada, miniatura, presuntamente lírica, que escribí y publiqué en tiempos ya lejanos.
PON UN ACORAZADO
Pon un acorazado, pongo el viento;
pon un misil, yo un ansia velocísima;
fleta un avión, yo una nostalgia alada;
saca un cañón, yo apunto con el dedo
al horizonte no alcanzable.
El tiempo nos dirá quién gana la carrera
de las armas mortales.