Villancico para chicos... y grandes

Con la ingenuidad de mis veinte años no sobrepasados, escribí un villancico infantil montado sobre el juego del “Veo, veo...”. En la Facultad de Teología de la Universidad de Comillas (cuando estaba en Comillas, Santander, ahora Cantabria) se había convocado un concurso para las Navidades de 1957. A mi poemilla le cayó el primer premio, que consistía -oh codiciado botín- en las “Obras completas” de Federico García Lorca, lujosamente editadas en piel por Aguilar, con un amplio prólogo de Jorge Guillén y un epílogo de Vicente Aleixandre. Para entonces este ingenuo y entregado escribidor hacía años que se sabía de memoria un buen número de versos del “Romancero gitano” y del “Poema del cante jondo”. Me atrevo a recordarlo porque de vez en cuando oyes a algunos “descubridores”, a los que por aquel entonces les faltaban unos cuantos decenios para nacer, que te citan a Lorca como si acabaran de desenterrarlo.

Pero dejando aparte disquisiciones de menor importancia, voy al villancico y digo: No es una pieza para teólogos ni escrituristas. Sí es una pieza que ha hecho sonreír y jugar a algunos niños. Que ha interesado y ha removido su infancia a algunos mayores. Eso, y el recuerdo feliz del Nacimiento de Jesús, me basta para ofrecerlo aquí.


VEO, VEO...

(Villancico infantil)


-Veo, veo...
-¿Qué ves?
-Palomas. Está nevando
en Belén.
La nieve baja volando.


-Veo, veo...
-¿Qué ves?
-Violines. ¿Están tocando
en Belén
o es que el niño está llorando?
-Está llorando, Gabriel,
está llorando.


-Veo, veo...
-¿Qué ves?
-Una azucena temblando
en Belén.
La Virgen lo está besando.


-Veo, veo...
-¿Qué ves?
-Una cosita...
-¿Con qué letrita?
-Con pe.
-Pesebre, pajas, pañales....
Me rindo, dilo...
-José.
-Me hiciste trampa...
-¡Silencio,
que va a besarlo otra vez!
Sus barbas llegan temblando
a la carne de clavel.


-Veo, veo...
-¿Qué ves?
-¡Luz! ¡La luz me está cegando!
En el aire de Belén
hay cien ángeles bailando.


-Veo, veo...
-¿Qué ves?
-No veo nada, Gabriel.
El sol del cielo ha bajado
a la cueva de Belén.


(Navidad, 1957)


(Obra poética, p. 150)
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