Quién lo hizo por amor tan alto y libre
El poema que reproduzco seguidamente es una respuesta, más emotiva que doctrinal, a quienes consideran al creyente como a un ser mermado y disminuido, o anulado por su falta de libertad. “Si Dios existe, el hombre no es libre”, vino a decir, y es un clásico, J.P. Sartre. En realidad, mis versos, mucho más que una respuesta teórica, fueron la sacudida espontánea que me suscitó la lectura de un libro bello y profundo de mi amigo Juan de Dios Martín Velasco. Esa es, la razón de mi dedicatoria. Para los amigos de la circunstancia exacta, eso me sucedió una tarde de invierno cuando volvía en autobús de Madrid a Pamplona.
QUIÉN LO HIZO POR AMOR TAN ALTO Y LIBRE
A mi amigo Juan Martín Velasco
Dirán: "Es como un perro.
Ved
cómo humilla el hocico
y le lame los pies, ved cómo salta,
zalamero y sumiso,
hasta aquel viejo rostro de amo eterno".
Dirán. Pero él tiene sus ojos.
fijos en Él. Y hasta Él le empuja
un olfato certero, más antiguo que el mundo,
natural y fundido con la verdad del aire.
Y qué a menudo, en horas de descanso,
se alza sobre sus plantas, se crece hacia su rostro,
lo besa con amor, y Él desde la altura
le devuelve su beso de tamaño infinito
Dirán. Mas no verán el invisible lazo.
prieto como el arranque de la vida,
que le ata, amor, en todos
los saltos de su ser
Dirán. Pero él se sabe amor, amor amado,.
y así se vive como nadie nunca
libre y vivo de amor
Dirán. Dirán. Pero él bien sabe.
quién lo hizo por amor tan alto y libre
y un hombre verdadero
(Obra Poética, p. 546)