Si te sientes zarandeado...

Si te sientes zarandeado por un vendaval de noticias inquietantes, sucesos de toda índole, sentimientos encontrados, prisa... Si peligra tu paz... (te confieso ingenuamente que la mía peligra con más frecuencia de lo deseable), te presto esta sencilla oración inspirada en el brevísimo Salmo 130. Ojalá te sirva para detenerte un momento y respirar. Tiempo habrá después para volverse a las urgencias de la vida, al trabajo de la mente y las manos, al servicio y el amor a las gentes en las que el propio Dios nos saldrá al paso en nuestra jornada.


COMO UN NIÑO


(Salmo 130)



Señor: soy como un niño en tu presencia.
Desnudo de arrogancia, chico y débil,
me abandono a tus brazos y al calor de tu pecho.
Haz de mí lo que quieras.


¿Podrá dejar de ser cuanto suceda
la ventura mejor
para ti y para mí
y una fiesta de amor tu voluntad divina?


Señor, mi corazón sí es ambicioso.
Pero, elevado el vuelo,
¿en qué riqueza habrá de descansar
mejor que en tu riqueza?


Mis pensamientos son desmesurados,
altaneros mis ojos;
¿mas dónde crecer más, ganar altura,
que refugiado en ti
y haciéndome pequeño?


A ti me acojo, oh Dios,
hacia tu corazón modero y guío
mi tropel de deseos.
Descanso bien seguro en tu presencia
como un niño en los brazos de su madre.


(“Salmos de ayer y hoy”, p. 128,
Obra poética, p. 348).
Volver arriba