Una sonrisa para lo divino
SONETOS CON DOS GÉNEROS
I
A solas desolado/desolada,
en frente de la muerte, de la vida,
el hombre/la mujer lame su herida:
él/ella ve que a un tiempo es todo y nada.
El hombre/la mujer temblando en cada
filo de atardecer, herido/herida,
cierra contra la noche su guarida
en sombras cobijado/cobijada.
Igual que duerma o vele, humana/humano,
clavando estrellas a la noche fría
afila en sueños un rejón de aurora.
Y mientras llega su final cercano,
va domando a la muerte día a día
dueño/dueña de sí, señor/señora.
II
Dios Padre/Madre viene hasta tu casa,
llena de amor tus brazos y tu pecho
para cerrar en fuego el cerco estrecho
que en el amor te quema y te traspasa.
Hombre/mujer, si Dios te vuelve brasa,
hijo/hija de Dios bajo tu techo,
irás divinamente y por derecho
hasta el tiempo de Dios que nunca pasa.
Poniendo está su mesa abastecida
con su vino de luz y su pan tierno.
Hiela contra tu puerta el crudo invierno
que a alzar la llama del amor convida.
Ya tienes tú la eternidad servida.
Hombre/mujer: eres eterna/eterno.
(De “Escribe por tu herida”.
Obra poética, p. 531).