"Hoy, el papa quiere reconocer públicamente los pecados de la Iglesia"" "Señor, hemos pecado, hemos hecho el mal, somos culpables"
"Hoy, 1 de octubre, presidirá el papa Francisco en la basílica de San Pedro, para pedir perdón públicamente por los pecados de la Iglesia"
"Es el mejor prólogo a la inauguración (mañana día 2), de la segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos"
"Contará con tres testimonios de víctimas de algunos pecados cometidos por la Iglesia: la guerra, los abusos y las migraciones"
"Francisco quiere reconocer públicamente los pecados de la Iglesia, que, por acción o por omisión, son causa de sufrimiento. Con valentía, nos invita a la conversión, a cambiar de vida, a pedir perdón a reparar el mal que hemos cometido"
"Contará con tres testimonios de víctimas de algunos pecados cometidos por la Iglesia: la guerra, los abusos y las migraciones"
"Francisco quiere reconocer públicamente los pecados de la Iglesia, que, por acción o por omisión, son causa de sufrimiento. Con valentía, nos invita a la conversión, a cambiar de vida, a pedir perdón a reparar el mal que hemos cometido"
Estas palabras del profeta Daniel (9:5), podrían constituir el eje de la vigilia penitencial que hoy, 1 de octubre, presidirá el papa Francisco en la basílica de San Pedro, para pedir perdón públicamente por los pecados de la Iglesia.
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Esta vigilia penitencial de petición de perdón, es el mejor prólogo a la inauguración (mañana día 2), de la segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. En esta Asamblea, que se clausurará el próximo 27 de octubre, participarán 368 padres y madres sinodales, entre ellos el obispo de Solsona, Francesc Conesa.
La vigilia penitencial ha sido organizada por la Secretaría General del Sínodo y la diócesis de Roma, en colaboración con la Unión de Superiores Generales y la Unión Internacional de Superioras Generales.
La vigilia contará con tres testimonios de víctimas de algunos pecados cometidos por la Iglesia: la guerra, los abusos y las migraciones. Así, el papa, en nombre de la Iglesia, pedirá perdón por los pecados contra la paz, la creación y los pueblos indígenas. Por los pecados cometidos contra los migrantes, las mujeres, los jóvenes y las familias. Y por los pecados (que además son delitos graves) que suponen los abusos.
Con humildad, el papa, en nombre de todos los cristianos, reconocerá nuestras faltas como lo encontramos en el profeta Baruc: “Señor, hemos pecado, hemos sido injustos” (Ba 2:12). Y con el salmo 25, la Iglesia dirá hoy: “Perdona mi culpa, que es muy grande” (Ps 25:11).
Con esta vigilia, el papa quiere reconocer públicamente los pecados de la Iglesia, que, por acción o por omisión, son causa de sufrimiento. Por tanto, con este acto, los cristianos nos queremos hacer responsables y asumir la nuestra culpa, como Iglesia, y por eso queremos pedir perdón por el mal que sufren los inocentes y los indefensos.
Como ha dicho el cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo, la vigilia de hoy será una vigilia penitencial “abierta a todo el mundo”, donde “se dirán por su nombre, pecados que causan más dolor y vergüenza en la Iglesia”.
Más de una vez, el papa Francisco ha dicho que en la vida cotidiana habríamos de utilizar constantemente tres expresiones: perdón, por favor y gracias. Y es ahora el momento de pedir perdón humildemente por el mal que hemos cometido los cristianos, tanto personal, como colectivamente.
La Palabra de Dios constantemente nos invita a pedir perdón a Dios y a los hermanos, como lo vemos en los Hechos de los Apóstoles: “Arrepentíos, y convertíos porque sean perdonados vuestros pecados” (He 3,19). Y también los salmos nos invitan a pedir perdón: “Me he decidido a reconocer la falta, no te he escondido más mi pecado” (Ps 32,5). Y todavía, el salmo 50, dice: “Ahora reconozco mis faltas, tengo delante de mi, mi pecado” (Ps 50,5).
Como dijo el P. Manel Gasch, abad de Montserrat, el pasado 10 de septiembre, en recibir la Medalla d’Honor que el Parlament de Catalunya otorgó a nuestro monasterio, “a lo largo de 1000 años también se cometen errores, pero todo ayuda a crecer si se reconoce, acepta y se hace con sinceridad”. Por eso, tanto en la Iglesia como en el monasterio, como dijo el P. Manel Gasch, “cuantas cosas habrán pasado que se podrían haber hecho mejor”. Seguro que sí. Por eso pedir perdón y reconocer y asumir el mal que hemos cometido, como hará hoy el papa, nos hace discípulos de Jesús y más humildes.
Convertirnos, dejar de hacer el mal, alejarnos del pecado, es el núcleo del mensaje de la Virgen Niña a los dos hermanos de la masía de la Cirosa: “Que’s convertesquen e que’s tornen a la part de Déu” (Que se conviertan y que vuelvan a Dios).
"Nelson Mandela decía: 'El resentimiento es como beber veneno y esperar que mate a tus enemigos'"
Mark Twain, gran defensor de la abolición de la esclavitud, fue testigo de diversas escenas de reconciliación entre amos blancos y esclavos negros y quedó impactado con lo que dijo un esclavo cuando quedó libre: “El perdón es la fragancia que la flor desprende en el pie que la ha pisoteado”. Y es que el perdón borra el resentimiento y por eso hemos de ser capaces, como Iglesia, de pedir perdón. Por eso hemos de recordar que Nelson Mandela decía: “El resentimiento es como beber veneno y esperar que mate a tus enemigos”. Y decía también: “Mientras salía por la puerta que me conduciría a mi libertad, sabía que si no dejaba atrás mi amargura y mi odio, aún estaría encarcelado”. Cabe que recordemos también a Kim Phuc, la niña de 9 años, que encontró la paz, perdonando a los que tiraron las bombas de napalm sobre el poblado donde vivía: “El perdón me libró del odio. Aún tengo muchas cicatrices en el cuerpo y aún tengo fuertes dolores, pero mi corazón está limpio. El napalm es muy poderoso, pero la fe, el perdón y el amor, tienen mucho más poder”.
Hoy el papa, con valentía, nos invita a la conversión, a cambiar de vida, a pedir perdón a Dios y a los hermanos y a reparar el mal que hemos cometido. Y es que el perdón nos purifica y nos hace más humanos.
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