Segundo día de las Jornadas JIF “Despertar la pregunta sobre Dios”

Ayer, viernes 13 de febrero, tuvo lugar la segunda sesión de las Jornadas JIF "Jóvenes, Iglesia, Frontera" (#JIF2015). Nuevamente con el aforo completo. La sesión de Pedro José Gómez Serrano versó en esta ocasión sobre "Despertar hoy la pregunta sobre Dios en los/as jóvenes".

Los acompañantes de jóvenes podemos provocar, educar e iniciar. Si los acompañantes sentimos zozobra porque no hay respuesta, podemos tener sentimiento de culpa o una reacción voluntarista para hacer más, y acabamos agotados.

Lo que da vida es estar atentos a los deseos de los jóvenes, porque es la huella de Dios en nosotros; hay que estar atentos a esos deseos, porque provocan alegría y felicidad, todos necesitan reconocimiento, valoración, afecto, relación y estamos necesitados de plenitud, utilidad y sentido. Nuestra tarea es ayudarles a despertar esa presencia, a crear consciencia, sin necesidad de hacer cosas portentosas, si no poniéndonos en igualdad, para que las cosas sean de otra manera.

Cuando los jóvenes no tienen sed, podemos poner en marcha cuatro oportunidades pastorales: ofrecer otros sabores; estar pendientes a las crisis personales que abren preguntas, ofreciendo a los jóvenes menús alternativos, porque la vida cambia cuando alguien tiene algo nuevas que hacer por la mañana (cuando uno descubre que hay causas por las que darlo todo, ha encontrado el consejo de la eterna juventud); y la paciencia educativa.

La primera tarea de la Iglesia hoy con los jóvenes es provocar. El reino de Dios se parece a un tesoro escondido que da la alegría. La pregunta de Dios pasa por la pregunta por la vida, los jóvenes no preguntan por Dios, si no preguntan por la vida. La clave es hablar con los jóvenes de su vida, estar donde están ellos para hablar de sus asuntos, vivir con alegría y con entrega. Y ellos suelen estar en las familias, en los colegios, en las universidades, en los trabajos precarios, en la red, en los sitios de deportivos y de diversión. La habilidad es llevar de la superficie a lo profundo de la conversación. Los jóvenes que se topan con nosotros descubren que nuestra vida está promovida por alguien.

No es lo mismo nivel de vida que calidad de vida, una vida llena que una vida plena, ni vivir en la abundancia que vivir en abundante. Uno tiene que tener respuesta para lo que nos van a preguntar.

Desde la educación ayudamos a los jóvenes a que no tengan miedo al silencio, ni a encontrarse con ellos mismos; esto requiere un entrenamiento y un acompañamiento. Además enseñamos a los jóvenes las heridas de lo real, todo depende del dolor con lo que se mira. Es importante cultivar la actitud personal de grandes valores, de utopía, de esperanza, enseñar a compartir, a dar de sí, a crecer y a cambiar. Mostrar que la vida es un regalo, que no se nos puede escurrir de las manos. No es bueno educar en el ir tirando, hay que ofrecer horizontes a los jóvenes.

Si las personas se hacen preguntas más profundas, comienza la iniciación, llevando a los jóvenes donde se descoloquen, preguntándoles y adelantándose a las preguntas que nos van a hacer. Es necesario revisar nuestras instituciones, ver qué espanta a los jóvenes y saber cambiarlo. Los espacios y símbolos tienen que ser atractivos. Hoy nuestros símbolos no llegan, y los jóvenes no están educados en la simbología profunda. Hay que encontrar lenguajes, símbolos y vehículos que los jóvenes entiendan, que les lleguen. Indicando que es un acto de confianza, viviendo a contracorriente. No hay iniciación posible sin un lenguaje simbólico que entiendan los jóvenes de hoy y transmita de verdad el evangelio.

Los jóvenes buscan lo verdadero, no la verdad. Cuanto más hablemos peor, tiene que haber mucha sustancia y poca verborrea, hay que invitar a vivir de cerca lo que nos apasiona: "donde hay mucha palabra y poca sustancia, desacreditamos el evangelio".

Y, finalmente, hay que cuidar el ánimo y el estado de los acompañantes, para que transmitan, no hay que centrarse en lo que hacer, sino en cómo acompañar.

Tras la ponencia tuvimos la suerte de disfrutar del ConCierto-Testimonio de Luis Guitarra, en donde disfrutamos de las canciones con las que tantas veces rezamos con los jóvenes. Nos quedamos con esta pregunta de una de sus canciones: "¿Quién quiere sumarse a lo pequeño? ¿Quién mantiene intacta la ESPERANZA?"

Creemos en Jesús porque tenemos la experiencia de que lo q dice es verdad. Y seguirle significa asumir vivir a contracorriente. ¡Vivámoslo!

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