Ea, ea, ea, Barrajón se nos cabrea.
Cualquier día aparece el Blog mencionado, expresa o tácitamente, en Alfa y Omega, Alba o Ecclesia. Ya uno se puede esperar cualquier cosa después de verme nada menos que con un artículo para mí en la revista del cincuenta aniversario. Por muy maricomplejines que sean los de las publicaciones buenecitas..
Entiendo perfectamente que Fernández Barrajón no me tenga ninguna simpatía. No hace más que corresponderme. Aunque él y yo nos diferenciamos en algo. El menda, o sea yo, retrato con nombre y apellidos. El lerenda, o sea él, se limita a retratarme sin nombrarme. Pero el retrato es tan detallado que no cabe la menor duda. Será por no hacerme propaganda. Pero que no se preocupe por eso porque ya la tengo sobrada. Y hasta su artículo, aun sin nombrarme, contribuye a ello. Entre los lectores, no sé si pocos o muchos, de la plataforma a la que se ha acogido. Y me atrevería a asegurar que con hospitalidad implorada por el mercedario. ¡Qué importancia me da! Si hasta me la voy a creer.
El artículo en cuestión, deslabazado e incoherente, es un modelo de todo lo que representa Fernández Barrajón. Y este "maestro de la descalificación" se lo va a señalar.
Según este irreconocible hijo de San Pedro Nolasco me dedico a "lanzar arietes contra todo lo que se mueve en la Iglesia. Descalifico a algunos obispos y canonizo a otros". Teniendo en cuenta que me siento en comunión con la inmensa mayoría de los obispos de la Iglesia y que "lanzo arietes", ya es sobrevalorarme, contra muy pocos, pues habrá que concluir que exagera muchísimo, miente no poco o considera unos inmovilistas a la práctica totalidad de los obispos. Vamos, que son de los que no se mueven. Ejemplar actitud la de este religioso.
"Y a la vida consagrada no le pasan una". Hay que entender que no le paso pues lo del plural es un recurso literario. El artículo va dirigido a mí. Clarísimamente. Pues tampoco. Yo a la vida consagrada a Dios y por Él a los hermanos más necesitados no es que le pase todo, es que lo venero todo. Y he dado sobradas muestra de ello. El problema está en los que se consagran a otras cosas. A criticar a la Iglesia, a negar sus dogmas, a rechazar su moral... De eso sabe mucho Barrajón. No tiene más que mirar en su entorno de la CONFER. ¿Y en un espejo?
Todo ese cúmulo de maldades "se hace desde la derecha más radical y desde el integrismo más prehistórico". ¡Qué bonito! Pero lo que al mercedario le revienta no es que es que eso que él llama integrismo sea prehistórico sino absolutamente actual. En la Prehistoria no existía el integrismo.
Y otra constante en estos religiosos tan sui generis. Inmensa irritación si se les señala la crisis que están viviendo. No sufren la verdad de los números. Porque les hunde el chiringuito que han montado. Por fin estamos viviendo la la verdadera consagración religiosa, la que no entendieron nuestros fundadores que al fin y al cabo eran hijos de su tiempo. Esta es la primavera gozosa que esperaba y necesitaba la Iglesia. Y no llevan con paciencia y con propósito de la enmienda que se ponga de manifiesto que esa primavera que nos venden es un gélido invierno. Barrajón es un optimista general que pretende convencer a sus cada vez más menguadas tropas que de derrota en derrota se llegará a la victoria final. Y si no es un optimista patológico habría que concluir que miente.
Por no hablar más que de su Orden mercedaria en 1959 eran 998 sus miembros. En 2005 sólo contabilizaban 735. Y de esos unos cuatrocientos, o casi, son ancianos, inútiles para todo o en vías de serlo.
Pero eso sí, según el play boy de Fuente el Fresno, de aspectillo que en lo otro no entro, son todos profetas. Porque eso es lo que tienen que ser los religiosos. Pues hasta como profetas son malísimos e incapaces de profetizar su agonía.
Por último su desencanto ante los laicos que llegan. "Para este viaje no hacían falta alforjas". Pues eso es lo que hay. Los laicos son fieles a la Iglesia y al Papa. A la Iglesia católica y a Benedicto XVI. Y no se apuntan a esos "profetismos".
Ahora mismo, la página de unos religiosos que montaron el aquelarre de Vigo, lo digo por la queimada y el bailongo en la iglesia, no por otras cosas que desconozco, lamentaba la escasa participación y la reducida presencia de laicos. A confesión de parte interesada no es necesario añadir más pruebas.
A estos profetas no les sigue nadie. Ni en vocaciones para sus órdenes y congregaciones religiosas ni siquiera como seglares que les aplaudan sus profecías.
Queda el tonto recurso del "¿Ladran? Luego cabalgamos". Si el que no se contenta es porque no quiere. No se está ladrando a un brioso corcel que va a ganar cualquier carrera sino a un pobre jumento, lleno de rozaduras y de paso cada vez más cansino. Que seguro no va a llegar muy lejos.
Y termino parafraseándole: ¿Se rasca? Luego le pica.