Paso a paso, la Curia va cambiando.

Ayer, aunque diferida la efectividad del nombramiento al 15 de septiembre, Benedicto XVI ha continuado con la renovación de la Curia sobre la que va a sostener su pontificado.

En esta ocasión, aunque prácticamente sólo se ha hablado de un nombramiento, han sido dos los que el Papa ha hecho. El de Secretario de Estado y el de Presidente de la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano y Gobernador del mismo.

El nombre de Bertone se ha confirmado. Es el segundo colaborador del Papa, el primero fue Levada, que Benedicto XVI se trae del exSanto Oficio. Algún indocumentado pretendió echarmelo a la cara. Se va tu amigo Sodano y trágate a Bertone. Pues me lo trago encantado. Yo creo que el Secretario de Estado que concluye su mandato en septiembre fue un buen colaborador de Juan Pablo II y durante casi año y medio de Benedicto XVI. Y fue un cardenal tradicional. Pero el actual arzobispo de Génova es todavía mucho más tradicional que Sodano. La alegría que me produce su nombramiento es similar, mutatis mutandi, a la que recibí cuando proclamaron Papa a Benedicto XVI. Si ese es el Papa que yo quería bien puedo decir lo mismo de su nuevo Secretario de Estado.

Excelentes también me parecieron los nombramientos de Levada y Días. Sobre todo el del primero. Otro cardenal absolutamente tradicional. Y visto que la Congregación para la Doctrina de la Fe está nutriendo la nueva Curia, atención al arzobispo Amato. No me extrañaría verle pronto promocionado.

También ha querido que el nuevo Secretario de Estado no llegara a su cargo con la hipoteca de los colaboradores de Sodano, Lajolo y Sandri, y al primero le ha nombrado ya, con efectividad diferida a septiembre, gobernador del Estado Vaticano. Sustituyendo al anciano cardenal Szoka que en septiembre cumplirá 79 años. Persona de confianza del cardenal Sodano, es fácil, pues, adivinar el perfil conservador de Giovanni Lajolo que seguramente en el próximo consistorio será creado cardenal.

La curia va cambiando. Sin prisa pero sin pausa. Yo no sé si tiene en mente el Pontífice hacer más cambios. Los más urgentes ya los ha efectuado. Hay cardenales todavía con bastantes años. Pero algunos me parecen muy próximos en al afecto y en la doctrina al Papa. Me refiero, por ejemplo, al Prefecto de la Congregación para el Clero, el cardenal Castrillón, y al del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, el español Herranz. Con 76 años ambos. Su sustitución no es urgente.

Por todo lo expuesto, creo que la birreta de Martínez Sistach está cada vez más en el alero. Ya tenemos como candidaturas seguras a Washington, París, Génova, Bombay y a Lajolo. Y no creo que celebre dos consistorios Benedicto XVI sin nombrar a un cardenal negro con mando en plaza. Además de Lvov y, tal vez, Ernakulam o Bangkok, que este Papa es muy asiático. Y el cardenal de Varsovia, otra diócesis cardenalicia segura, cumple en diciembre 77 años. Yo, en el pellejo del arzobispo de Barcelona, estaría preocupado.
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