Las dos lógicas (20.915)
Lógica significa la forma de razonar y de organizar la existencia. En la forma de razonar que tenemos cada uno entran un objetivo, unos valores y una conducta práctica.
1, Según el evangelio, aquellos hombres que acompañaban a Jesús tenían su lógica. El objetivo era estar por encima de los otros, ocupar los primeros puestos, ser el centro venerado por todos. Sus valores eran tener dinero, poder y prestigio, seguridad para ellos y su grupo. Luego debían proceder con astucia para no perder escaños. Cuenta el evangelio que dos de aquellos hombres, hijos de un tal Zebedeo, tramaron subrepticiamente captar la simpatía de Jesús para que les concediera en un puesto de privilegio, y al enterarse los otros, movidos también por la ambición, reaccionaron contra la pretensión de los dos hermanos. Es una lógica generalizada en nuestra sociedad que contamina también a la comunidad cristiana.
2. Jesús practica y propone otra lógica: “El Hijo del hombre va a ser entregado”. Hijo del hombre es una figura que sale en el libro de Daniel. Describe los imperios del mundo que funcionan con la lógica del poder y actúan como bestias monstruosas que destruyen a las personas. Y en contraposición, el Hijo del hombre “viene del cielo”, defiende la dignidad de las personas y trae la paz para todos, no dominando sino entregándose por amor a los demás. En esta lógica procedieron la vida, la muerte y la resurrección de Jesús. Movido por el amor, fue el hombre para los demás, lo demostró con toda claridad hasta entregar la propia vida, y ahora resucitado se está dando en todo y en todos.
3. “Quien quiera ser primero sea el último de todos y el servidor de todos”. Es la lógica del amor y de la compasión eficaz que hoy nos propone una vez más el Evangelio. Esa lógica es la que realmente humaniza y emerge cuando la situación deteriorada del otro ya nos resulta insoportable y espontáneamente reaccionamos. Ahí tenemos cómo, viendo el deterioro que sufren tantos emigrantes y refugiados, el corazón de la gente sencilla queda impactado y sin pensarlo más abre sus puertas para que los otros entren. Pero este deterioro humano que vemos en tantas víctimas es fruto amargo de una lógica imperialista y depredadora donde los beneficios económicos, el poder sobre los demás, y la propia seguridad prevalecen sobre la dignidad y valor de las personas. Y en esa lógica muchas veces funcionamos también los que nos decimos seguidores de Jesucristo cuya lógica no fue ser servido sino servir por amor.
1, Según el evangelio, aquellos hombres que acompañaban a Jesús tenían su lógica. El objetivo era estar por encima de los otros, ocupar los primeros puestos, ser el centro venerado por todos. Sus valores eran tener dinero, poder y prestigio, seguridad para ellos y su grupo. Luego debían proceder con astucia para no perder escaños. Cuenta el evangelio que dos de aquellos hombres, hijos de un tal Zebedeo, tramaron subrepticiamente captar la simpatía de Jesús para que les concediera en un puesto de privilegio, y al enterarse los otros, movidos también por la ambición, reaccionaron contra la pretensión de los dos hermanos. Es una lógica generalizada en nuestra sociedad que contamina también a la comunidad cristiana.
2. Jesús practica y propone otra lógica: “El Hijo del hombre va a ser entregado”. Hijo del hombre es una figura que sale en el libro de Daniel. Describe los imperios del mundo que funcionan con la lógica del poder y actúan como bestias monstruosas que destruyen a las personas. Y en contraposición, el Hijo del hombre “viene del cielo”, defiende la dignidad de las personas y trae la paz para todos, no dominando sino entregándose por amor a los demás. En esta lógica procedieron la vida, la muerte y la resurrección de Jesús. Movido por el amor, fue el hombre para los demás, lo demostró con toda claridad hasta entregar la propia vida, y ahora resucitado se está dando en todo y en todos.
3. “Quien quiera ser primero sea el último de todos y el servidor de todos”. Es la lógica del amor y de la compasión eficaz que hoy nos propone una vez más el Evangelio. Esa lógica es la que realmente humaniza y emerge cuando la situación deteriorada del otro ya nos resulta insoportable y espontáneamente reaccionamos. Ahí tenemos cómo, viendo el deterioro que sufren tantos emigrantes y refugiados, el corazón de la gente sencilla queda impactado y sin pensarlo más abre sus puertas para que los otros entren. Pero este deterioro humano que vemos en tantas víctimas es fruto amargo de una lógica imperialista y depredadora donde los beneficios económicos, el poder sobre los demás, y la propia seguridad prevalecen sobre la dignidad y valor de las personas. Y en esa lógica muchas veces funcionamos también los que nos decimos seguidores de Jesucristo cuya lógica no fue ser servido sino servir por amor.