ESCRIBAS: PUESTOS DE HONOR Y LA POBRE VIUDA
01. RUPTURA ENTRE EL EVANGELIO Y LOS ESCRIBAS.
Las dos pobres viudas: la de Sarepta, que da el poco pan que tenía para ella y su hijo, y la viuda que echa en el templo veinte céntimos, también todo lo que tenía para vivir, suponen la ruptura definitiva entre Jesús, el evangelio de Jesús con el fariseísmo y con los escribas. Guardaos, cuidaos de los escribas, que eran los intérpretes de la ley y se sentían muy cercanos a los fariseos.
La contraposición es radical y queda significada en los escribas frente a la pobre viuda.
02. ESCRIBAS Y FARISEOS
Los escribas y fariseos eran gente de poder, que se consideraban no solamente con derecho, sino con obligación de ser inflexibles y duros en el mantenimiento de los dogmas, normas, ritos y dignidades. (Más o menos como los cardenales y obispos que hoy se oponen a una interpretación benévola de la ley que promueve el papa Francisco respecto de la pastoral de los divorciados, homosexuales y, en general se oponen a la bondad y misericordia de Francisco.
Los poderosos dicen cosas incluso hasta justas, pero no las hacen. Los escribas, hombres de leyes defienden la ley, la norma, la doctrina fosilizada, pero el ser humano les importa poco. (Es curioso cómo los abogados no trabajan para la verdad, sino para su cliente, que les paga).
Los escribas y prepotentes aman los primeros puestos de las sinagogas, de las catedrales, de los parlamentos, etc. Nos gustaría pisar alfombras rojas de festivales de cine o de aeropuertos, o de pasarelas; gusta pasar por las alfombras en las iglesias, etc. A nuestro “ego” le gusta figurar, que nos saluden, que reconozcan nuestra labor, que nos inviten, etc.
La religión, los entramados religiosos: puestos, cargos, vestimentas, honores y dignidades, las leyes y ritos son el tranquilizante y la seguridad de los poderosos, también en la Iglesia.
El cristianismo, por contraposición, es bondad y misericordia.
Los dirigentes de la Iglesia han de ser servidores de la comunidad, si olvidan esto, son un peligro; y lo hacen con frecuencia.
03. VIUDAS
Si la mujer era poco y mal considerada en el mundo bíblico, la viuda todavía era más despreciada. Quedaba sin bienes e incluso había de volver a su familia de origen. Las viudas eran personas sin cargo ni poder. Lo único que tenían era dignidad y generosidad, tenían humanidad y buen corazón.
Las pobres viudas dan en limosna lo que tenían para vivir. Es como la prefiguración de Jesús, que da su vida por la humanidad.
El gesto de las dos viudas, nos descubre el corazón del cristianismo: un abandono y confianza en Dios, una gratuidad plena, amor solidario, generosidad. Aquellas mujeres no tienen poder alguno, ni cargos, ni poseen “dignidad eclesiástica” alguna, lo único que tiene es un corazón bueno, pero esto sirve de poco en las instituciones de poder.
El centro de la Iglesia no es el poder ni los poderosos, sino el pueblo creyente, la fe y el buen corazón de los sencillos y misericordiosos.
04. JESÚS LLAMA A SUS DISCÍPULOS.
Jesús llama a sus discípulos (vocación, ministerio en la iglesia) por la importancia del sencillo hecho que acaban de presenciar: una pobre mujer que echa en el cepillo dos reales. Pero para Jesús y para el cristiano es algo muy importante.
La actitud de esta mujer está en abierta oposición al comportamiento de los jefes del pueblo y de la iglesia. Los jefes dicen cosas que puede que sean verdad, pero no hacen. Aquella pobre viuda no dice nada, pero es generosa, da.
Estamos llamados a la misericordia, a la compasión y a la bondad.
Es muy humano muy cristiano atender a los débiles: a las viudas, los huérfanos y los extranjeros: emigrantes, enfermos, etc.
Sentir compasión por los débiles es algo muy noble, que nos hace bien a nosotros mismos. Mala señal es decir que “no es trigo limpio” ante 20 o 50 cadáveres en alguna playa del Mediterráneo. Si no sentimos lástima y misericordia, ¿en qué raza de Iglesia se ha convertido esto?
05. CUANDO HAY ENCONTRONAZOS EN LA IGLESIA.
El talante y la actitud de los escribas y fariseos no se extinguirán nunca, ni tan siquiera en la Iglesia. De hecho vemos y padecemos posturas prepotentes y altivas. Los que son tenidos por jefes del mundo, lo dominan y tiranizan… Entre vosotros no ha de ser así…
Vemos en la Iglesia posturas déspotas que se enfrentan a Francisco o rigen las iglesias con caciquismo.
Cuando las cosas están o se presentan así, pensemos que nuestro maestro es JesuCristo y los modelos son estas pobres viudas que dan lo que tenían para vivir, o el buen samaritano, o el publicano que pedía perdón allá debajo del coro de la parroquia, o la mujer adúltera. Todo menos prepotencias personales, doctrinales farisaicas.
06. ALGUNAS EVOCACIONES.
La Palabra de hoy tiene evocaciones, llamadas:
o RESPETO Y RECONOCIMIENTO HACIA LOS HUMILDES: viudas, huérfanos y emigrantes, pobres, enfermos, etc. No despreciemos nunca a los débiles, a los ignorantes, a los emigrantes, a los niños, no critiquemos nunca a un mendigo, a un drogadicto, a un “maldito” de la sociedad. Cuando nos encontramos con personas en esas situaciones, es cuando más respeto hay que tener hacia el ser humano.
o LA GENEROSIDAD COMO ACTITUD DE VIDA.
La generosidad en la limosna, en la dedicación del tiempo y de las cualidades (los talentos), además de hacer bien, son un buen antídoto contra la neurosis ególatra del capitalismo-consumista y contra el fanatismo ultraortodoxo en algunos esquemas religiosos: dogmático, litúrgico, derecho, moral. Demos lo que somos y tenemos, no de lo que nos sobra.
El cristiano sabe que ayudar es también comprometerse políticamente por la justicia y por la paz.
Los textos de hoy evocan la multiplicación de los panes, que es una variante de la Eucaristía. Si “decimos Misa” es porque queremos celebrar la Eucaristía y celebrar la Eucaristía es amasar un pan para los demás.
AGRADECIMIENTO a las personas y a los gestos sencillos. Gracias por la sencillez del papa Francisco, por los pobres catequistas africanos, por los voluntarios que prestan ayuda, por las personas que ayudan en las tareas parroquiales.
SEAMOS HUMILDES Y GENEROSOS EN LA VIDA.