DESDE EL FURGÓN DE COLA
ENTRE POESÍA Y HUMOR
El lenguaje teológico, lo que dicen los teólogos, los obispos, el texto del catecismo, suele ser pesado, poco ágil, más bien plúmbeo. ¿Cuántos cristianos habrán leído una encíclica de un papa? Con toda probabilidad no ha leído ni una carta de un obispo. Y es que, ¡cuidado que son pesados!…
¿Quién l
e ha oído hablar a Jesús de “consubstancial al Padre”, o de “Transubstanciación” o de “procesiones intratrinitarias”?
Jesús hablaba de trigo, de agua, de pájaros, árboles, semillas, perdón, amor, banquetes, comidas, cenas, hijos, padres, barcas, peces, de niños…
Jesús hablaba en parábolas y al corazón.
Decía el papa Francisco que
comprender las metáforas ayuda a volver ágil el pensamiento, intuitivo, flexible, agudo… (Civiltà Cattolica, 9. Febrero. 2017).
Francisco, a la hora de hablar del perdón dice: “Me gusta pensar que Dios tiene una mala memoria. Una vez que te perdona, se olvida, porque es feliz perdonando. A mí me basta con esto, (Francisco).
Estas palabras ¿las entendería un liturgista puritano, un dogmático ultramontano, un obispo de última generación?
Para adentrarse en las entrañas del Evangelio hay que tener un pensamiento simbólico y algo de humor.