El SUICIDIO: UN GRITO DE ESPERANZA
NOTAS SOBRE LA DEPRESIÓN Y EL SUICIDIO
1. ALGUNOS DATOS SOBRE EL SUICIDIO.
APUNTE PARA UNA DEFINICIÓN DEL SUICIDIO:
Suicidio es el acto por el que una persona se causa la muerte a sí misma directamente, con conocimiento y con libertad.
Otro tipo de problema es el de aquellas personas que se quitan la vida en estado de enajenación mental o que no pueden ser consideradas como responsables de sus actos.
Parece ser que la vivencia psíquica del suicidio por parte del suicida es percibida como un acto liberador de auto homicidio y en el inconsciente se percibe como una huida hacia un estado de descanso, de verse libre de un peso enorme, de una angustia opresora.
EL SUICIDIO COMO PATOLOGÍA
Lo menos que se puede afirmar es que el suicidio supone una crisis profunda en la persona y constituye una encrucijada de tensiones límite para quien la padece en su propia existencia, así como para la familia y la comunidad. Un suicidio es una tremenda cuestión para todo aquel que de una manera u otra, de lejos o de cerca lo contempla. Todo suicidio es una pregunta -¿por qué?-llena de cuestiones: ¿por qué quiere cesar en la existencia y no quiere ya vivir? ¿qué le hemos hecho o qué no le hemos hecho?
El suicidio y la conducta suicida es el resultado, el “punto final” de un largo proceso existencial, que se ha ido entretejiendo con no pocos factores sociales, educacionales, biológicos, psicológicos, religiosos, etc. Es muy raro, más bien “imposible”, que un suicidio sea fruto de una existencia serena y sea una decisión simple y lógica.
La misericordia, la ayuda y la bondad de todo tipo han de acompañar siempre todo encuentro con una persona con tendencias suicidas, sin duda alguna. Sin embargo no podemos pretender edulcorar el problema hablando de una “normalidad democrática” del derecho a suicidarse, como si fuese una cuestión más de la vida.
El suicidio es patológico.
Por principio estamos llamados a la vida, amamos la vida. Cuando uno intenta o decide cesar en la existencia, eso no es un derecho, es una enfermedad. Para cuando a uno le ronda por la cabeza y el corazón la idea de poner fin a su vida ha tenido que para mucho y malo. Uno se suicida cuando le falta la base moral de la fortaleza, de la esperanza. Estas cosas no entran en el juego democrático sino en la intimidad de la frustración, de la desesperanza o desesperación; el “programa” de la vida se ha desestabilizado, lo cual nos asoma al balcón de la nada y del vacío.
Durante el último mes de su existencia terrena, muchas personas que atentan contra su vida han tenido un encuentro con un médico general o con algún otro que podía ayudarlas, incluida la Iglesia.
ALGUNOS DATOS
En 2015, en el País Vasco se produjeron 186 suicidios (uno cada dos días). En el otoño de 2003 el departamento de Salud y Enfermedad de la Santa Sede organizó en Roma / Vaticano un Congreso sobre la depresión.
Constataba una ponencia en el citado Congreso sobre la Depresión que en Europa occidental, en los últimos 45 años, el suicidio ha aumentado en un 60 %. El índice de suicidios aumenta enormemente: 30.000 por año en los Estados Unidos. Según los datos de la Organización mundial de la salud 450 millones de personas son afectadas en el mundo por problemas mentales neurológicos o de comportamiento; 873.000 –cerca de un millón- se suicidan cada año.
En los últimos 45 años, la porcentual del suicidio ha aumentado del 60%. Cada 40 segundos se comete un suicidio en el mundo. En Estados Unidos, cada dos horas un joven se quita la vida. Lo encontramos entre las tres causas principales de muerte en las personas entre los 15 y 44 años de edad. Además hay muchas tentativas de suicidio y actos suicidas que suicidios consumados. Es importante tener presente que las tentativas de suicidio son aproximadamente 10-20 veces más que los suicidios consumados.
Según los datos de la Organización mundial de la salud, 450 millones de personas en el mundo son afectadas por problemas mentales neurológicos o de comportamiento; 873.000 se suicidan cada año.
Junto a estos datos hay que tener en cuenta en la medida que nos sea posible otros tipos de suicidios larvados como los llamados “suicidios crónicos” por abuso de sustancias. Algunas instancias de gobierno “maquillan” suicidios con eufemismos tales como: muerto en “circunstancias extrañas”. Igualmente determinados estados de depresión terminan en un suicidio “acicalado”. También están los “suicidios ocultos” sobre todo entre ancianos que, llegados a ciertos momentos, abandonan las prescripciones médicas.
Se pueden encontrar actos suicidas incluso entre los niños que, por ejemplo, intencionadamente pueden tomar una overdosis de cualquier tipo de píldoras encontradas en los cajones de los padres, a menudo para llamar la atención sobre sus problemas. Raramente estos casos se reconocen como tentativas de suicidio.
Es de tener en cuenta que estos datos no afectan por igual a todas las latitudes, países, contextos culturales, etc.
Un suicido nos está hablando –gritando- de un vacío existencial difícil de llenar.
CAUSAS
Los trastornos psiquiátricos, la depresión son causa de suicidios en cifras muy altas (entre el 50 y el 90%), hasta el punto de que la depresión es considerada como uno de los principales factores de riesgo para una conducta suicida.
No menos importancia revisten otras causas como son los sentimientos de desesperación, de impotencia, de inutilidad, de soledad profunda.
Parece ser que el porcentual de suicidios entre católicos ha sido históricamente menor que entre protestantes y judíos
Las migraciones originan rupturas y desarraigos grandes que son también causa de suicidio.
2.2 ECLIPSE DE LAS MOTIVACIONES PARA SEGUIR VIVIENDO.
Otras causas son el ocaso de los motivos que en otros tiempos y momentos culturales eran fundamento de a existencia ¿Por qué se han eclipsado las razones de vivir?
Por la infinidad de quiebras psíquicas debidas al stress, depresiones, que muy fragmentariamente tratan de recomponer la farmacopea y la ciencia en general.
La falta de "recursos” y criterios ante las grandes cuestiones de la vida y de la muerte. El sin.sentido de la vida lleva necesariamente a la eliminación de la vida.
La credibilidad de los mensajes religiosos se ha debilitado mucho principalmente desde el siglo XIX. La quiebra y fisuras de la metafísica y de la ética clásicas, que hacen tambalear la concepción religiosa, así como la moral y el declive -si no el ocaso- de estructuras indestructibles secularmente.
ALGUNOS APUNTES DE PROTECCIÓN.
El primer tratamiento de este problema, como de muchas otras cuestiones de la vida y de la muerte, fue religioso-cristiano. Aunque generalmente la respuesta era dura y condenatoria, siempre hubo personas y tratamientos compasivos, apelando con buena voluntad a la enajenación, sufrimientos, etc. El sociólogo E. Durkheim (1897) fue quien por vez primera duda de la libertad de la llamada muerte voluntaria y trató de demostrar que en circunstancias sociales desfavorables, aumentan los suicidios.
ALGUNOS DATOS.
En cualquier caso el ser humano que vive en familia, en un tejido social en el que uno se encuentra, más o menos, identificado y acogido: nación, cultura, idioma, deporte, fiesta, etc., así como una persona que tiene una tarea (trabajo) donde realizarse, ganar un dinero, etc. tiene una buena base para evitar o salir de las sombras del suicidio.
En todo caso, todos morimos en la misericordia de Dios Padre.