LA VIDA TIENE SENTIDO
01. ¡QUÉ BAJO HA CAÍDO DIOS!
Parece ser que el evangelio y los escritos (tres breves cartas) de san Juan, escritos muy tardíos en el NT: hacia el año 90-100 dC, están escritas para comunidades de cristianos en las que se había infiltrado ya un gnosticismo de matiz griego, platónico. De manera que, pensaban, que si Jesús había sido hombre, no podía ser Dios
La razón fundamental reside en que la filosofía griega no podía comprender que Dios se hiciera cuerpo (sarx), así como tampoco que la salvación proviniera del cuerpo, de la carne. Para el mundo griego la salvación consistía precisamente en librarse del cuerpo. El cuerpo es la tumba del alma para los griegos, (Platón).
Dios (los dioses) no podía caer tan bajo como para hacerse hombre.
De ahí que san Juan desde el comienzo trata de decir que sí, que Dios ha caído muy bajo, LA PALABRA SE HA HECHO CARNE, SER HUMANO. Y esto es lo que celebramos en Navidad: que Dios es aquel, que menor no puede ser pensado: un débil y pobre niño.
El cristianismo no es una religión pseudomística, un éxtasis, un nirvana o un yoga, una vivencia espiritualoide. El Dios de Jesús, Jesús está en medio de la vida, de la humanidad: “En el corazón de las masas”, que decía aquel libro que R Voillaume publicó en 1968.
02. LAS COMUNIDADES DE JUAN HAN EXPERIMENTADO LA PRESENCIA DE JESÚS CORPÓREO.
Los cristianos de aquellas comunidades joánicas se sentían herederos de una tradición muy noble, santamente corpórea y materialista: el Discípulo Amado había recostado su cabeza en el corazón de Cristo: la cabeza había entendido lo que decía el amor. Habían experimentado el servicio en el lavatorio de sus pies. El ciego vio con sus ojos la luz de la nueva creación del barro y el espíritu (saliva) de Jesús. Esa comunidad cristiana nacía al pie de la cruz (María y el Discípulo Amado). Tomás había tocado el cuerpo resucitado del Señor metiendo su mano en el costado bautismal del Señor.
Ser cristiano no es perderse en la estratosfera del zen, del yoga, de la pseudomística, sino adentrarse en la vida, en la enfermedad, en los pobres, hambrientos, etc. Hoy también se nos ha colado un gnosticismo pseudo cristiano en esas modalidades de eneagramas, meditaciones transcendentales.
El cristianismo es humanismo, no angelismo.
Os transmitimos lo que hemos visto y oído, (1Jn 1,3).
03. LA CORPOREIDAD DE JESÚS TRANSPARENTA A DIOS.
El mismo san Juan es quien dice que: a Dios nadie le ha visto, (Jn 1,18). A Dios “le conocemos” en tanto en cuanto “le vemos” a Jesús. Cristo es sacramento de Dios. En Cristo se transparenta Dios y el ser humano es sacramento, signo y presencia de Cristo. Y el prójimo es sacramento de Cristo. ¿Cuándo te vimos hambriento, sediento, enfermos, desnudo, encarcelado...? Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis pequeños hermanos.
Pretender formular estas cosas es algo imposible. El misterio de Dios en Jesús no se nos ha dado para formularlo, sino para ser creído en nuestra casa: vino a los suyos... Es en la ortopraxis donde se revela nuestra ortodoxia. Es en la manera de cómo nos relacionamos con Jesús (y con las personas) donde se verifica si nuestra comprensión de la encarnación es correcta.
04. NAVIDAD: LA VIDA TIENE SENTIDO Y PAZ
El prólogo del evangelio de San Juan, que hemos escuchado, es solemne, tiene una cierta majestuosidad literaria y bíblica. Evoca el Génesis: en el principio la tierra era un caos, (Gn 1,1-2), ahora, en el evangelio de Juan,: en el principio existía el Logos: la razón, la Palabra, el sentido de la vida…
Es hermoso pensar y vivir en un arco existencial en el que todo está en orden, bien, todo tiene sentido.
En Navidad celebramos que la PALABRA se hizo uno de nosotros. La palabra distingue al ser humano del animal: la palabra es principio de entendimiento y comunicación, de trabajo, transformación, de amor y libertad.
PALABRA, (logos), tiene varios y densos significados: orden: sentido, razón, luz, verdad.
Es evidente que la nuestra sociedad actual no es cristiana al menos en grandes sectores. Pero el problema principal no es la homosexualidad, la comunión o no de los divorciados, el aborto y cosas por el estilo. El problema de fondo es que hemos perdido el sentido de la vida, cuando no las ganas de vivir. Cada cual es muy libre de pensar y ojalá todos seamos libres y pensemos. Pero el orden en el universo, en el pueblo, el sentido, la razón, la luz, la verdad, etc. son cuestiones humanistas y cristianas con las que no podemos jugar. No sé si puede quitar o no la clase de religión, la filosofía, etc de nuestros centro de estudios. Lo que no se puede suprimir es la sensatez, el sentido, el horizonte y la ética. Muchas de las ideologías y muchos políticos se manifiestan ateos. Ya quisiéramos tener ateos como Dios manda. Para ser ateo hay que pensar un poco más de lo que piensan muchos de los políticos actuales. En la historia, incluso reciente, ha habido ateos o agnósticos de gran peso humanista e intelectual: Pío Baroja, Unamuno, Tierno Galván, etc. Lo que no se puede es ir de modernista por la vida arrasando con todo sentido, logos y esperanza y por obtener un puñado de votos
Todos habremos de poner manos a la obra y comenzar a dar pasos culturales, educativos, psicológicos, sociales para que los agitados fondos y profundidades de las personas, de las familias, de los pueblos vivamos con sentido y sensatez.
DESDE EL PRINCIPIO LA VIDA TIENE SENTIDO.