“Los desafíos de hoy a la luz de la Teoría General de los Sistemas", un libro de Jordi Marjanedas Dios es Madre: la mujer, por mujer, no está para fiestas
El día 25 se celebra el “Día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer”, de estremecedor, veraz y ensangrentado título. Y es que la mujer, por mujer, no está para fiestas
A propósito de esta celebración comento el libro titulado “Los desafíos de hoy (a la luz de la Teoría General de los Sistemas)” de la editorial Ciudad Nueva, y cuyo autor es Jordi Marjanedas
De entre los capítulos que se extienden por sus 384 densas y documentadas páginas, subrayo el 17 titulado "Evolución y Creacionismo", con gaudiosa mención para el apartado "Dios Madre"
Lecturas como estas contribuyen felizmente a desbancar de una vez la infeliz y des-creadora idea demoledora, de que “si Dios es varón y solo varón, el varón –todo varón- es Dios”
De entre los capítulos que se extienden por sus 384 densas y documentadas páginas, subrayo el 17 titulado "Evolución y Creacionismo", con gaudiosa mención para el apartado "Dios Madre"
Lecturas como estas contribuyen felizmente a desbancar de una vez la infeliz y des-creadora idea demoledora, de que “si Dios es varón y solo varón, el varón –todo varón- es Dios”
El mundo entero se encuentra ya en disposición de celebrar el día 25 la diversidad de actos organizados a favor de la mujer, con el estremecedor, veraz y ensangrentado título de “Día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer”. Comprendo que lo de “el mundo entero” no pase de ser parte de la retórica al uso, y que lo de la dimensión del término “violencia” sea, y es, inabarcable.
Por supuesto que ni remotamente siquiera se trata de una fiesta, tal vez como algunos se atrevan indecentemente a intitular tal conmemoración y recuerdo. Y es que la mujer, por mujer, no está para fiestas. Ni estuvo en tiempos pretéritos, ni en los presentes. Ni fuera de la Iglesia, ni dentro de ella, que es precisamente el centro y eje de estas consideraciones. Aún más, triste y dolorosamente, y por aquello de “La Iglesia, último bastión del machismo”, es exactamente dentro de sus muros, en las preguntas y respuestas de sus catequesis, liturgia, cánones, Cartas Pastorales, algunas Encíclicas pontificias semi –dogmáticas, comportamientos jerárquicos y exhortaciones “oficiales”, donde, como y cuando es demostrable que no pocas de sus citas eclesiásticas rebasan con preocupante e innoble largueza cualquier posibilidad de semejanza con la que se exige ya, y practica, en el ámbito llamado “civil”.
Hay que reconocer que no solo en la teoría, sino en su desarrollo y aplicación del feminismo “religioso”, la mujer no es tratada “según derecho y razón”, dentro de la citada institución, sin límites para el ejercicio profesional y como persona, que en tantos casos y situaciones constituiría la más granada de sus aspiraciones femeninas. Más aún, tal derecho” –el Canónico- no está formulado en conformidad con la razón que demandan los tiempos y las ciencias religiosas en la actualidad…
Es verdad que el papa Francisco va abriendo caminos de promoción feminista dentro de la Iglesia. A la mujer –novia, madre, hija, monja o esposa- le dedica este papa las más bellas palabras espigadas en los diccionarios sublimes, destacando de modo brillante y ejemplar los episodios evangélicos en los que ella es su protagonista.
Pero, esto no obstante, , por citar un ejemplo reciente, en el Sínodo de las Amazonías, intervinieron 184 hombres y tan solo 35 mujeres –estas sin derecho a voto, en conformidad con el Reglamento-, y a lo que más se llegó fue a aceptar la posibilidad de que ellas –las mujeres- alcanzaran un día “el ministerio del lectorado y acolitado”, cuestionándose además si pudieran o no la diaconía. En definitiva, “leer, y ayudar a curas y a obispos”, lo que, sin reconocimientos “ministeriales” o con ellos, es lo que están ya haciendo, y con lo que, gracias a su generosidad y vocación, perdura la Iglesia en tantos lugares, situaciones y tiempos.
Es explicable que algunos intenten compensar mi pesimismo, magnificando determinados gestos y palabras del papa Francisco. Así es y así lo parece, porque haber pasado de una casi dogmática expulsión de la Iglesia de la mujer y de los teólogos “feministas”, gracias a las desgraciadas exhortaciones firmadas y avaladas por sus dos inmediatos antecesores en el “solio pontificio”, tiene mucho mérito, entre otros el de superar, o estar a punto de hacerlo, las recias dificultades de la Curia, con sus “teologazos misóginos” de toda la vida y sus doctrinas predicadas sin evangelio y a machamartillo…
Es de justicia reparar daños tan graves e inmisericordiosos, al menos con la sana y purificadora intención de declarar “día de precepto, procesión –manifestación- y homilía” el de la eliminación de la violencia de mujer”.
Como “el mundo sufre tanto por falta de pensamiento”, en estas y en otras cuestiones, hay que leer, instruirse y estar al día. Y en tal perspectiva tan ancha y de actualidad tan sagrada -humana y divina a la vez-, sitúo y valoro el libro de la editorial “Ciudad Nueva” –CN- , titulado “Los desafíos de hoy (a la luz de la Teoría General de los Sistemas)”. Su autor es Jordi Marjanedas, “con estudios de música y de ingeniería, que ha vivido en el Medio Oriente, Canadá, Bélgica, Italia, y que trabajado larga y fructíferamente en IBM, en el desarrollo del software, desde los albores de esta actividad en España, siendo el primer director de la revista catalana “Ciutat Nova”.
De entre los capítulos que se extienden por sus 384 densas y documentadas páginas, subrayo el 17 titulado "Evolución y Creacionismo", con gaudiosa mención para el apartado "Dios Madre", en el que asevera “que la evolución concordaría con la visión de gestación de un Dios Madre en cuyo seno viviera y se estaría desarrollando la tierra y el universo entero, incluida la humanidad, esperando salir a la luz, plenamente realizada…”. El capítulo dedicado a la "Globalización" es de soberana y radiante actualidad, también eclesiástica.
Lecturas como estas contribuyen felizmente a desbancar de una vez la infeliz y des-creadora idea demoledora, de que “si Dios es varón y solo varón, el varón –todo varón- es Dios”.