"Amiguitos y amiguitas: comiencen su viaje leyendo los bellos cuentos de su amigo Martí" "Para los niños trabajamos": 'La Edad de Oro', pedagogía martiana
Cuando Martí escribe La Edad de Oro en 1889, su hijo José Francisco tenía once años. En 1882, Martí escribe su bello poemario Ismaelillo dedicado a dialogar poética y paternalmente con su hijo de cuatro años entonces
El por qué de la publicación martiana es muy válido y muy estimulante. El para qué es muy esperanzador
¿Cuántos niños y niñas americanos, americanas, caribeños, caribeñas, españoles y españolas leyeron La Edad de Oro en el momento de su publicación? ¿Cuántos y cuántas la han leído hasta el día de hoy?
En esta primera aproximación a La Edad de Oro, centraré mi interés en el contenido pedagógico y en el valor educativo del prólogo que Martí escribe “a los niños que lean La Edad de Oro”
| P. Román Espadas, S.J.
Cuando Martí escribe La Edad de Oro en 1889, su hijo José Francisco tenía once años. En 1882, Martí escribe su bello poemario Ismaelillo dedicado a dialogar poética y paternalmente con su hijo de cuatro años entonces.
Yo creo que Martí tuvo a su hijo José Francisco, de once años, el Ismaelillo de su poemario, como el principal destinatario de La Edad de Oro.
I.Un Prólogo educativo: el de José Martí enLa Edad de Oro
A partir de julio de 1889, José Martí (1853-1895), orador, poeta, ensayista, periodista y apóstol de la independencia cubana, escribió cuatro números mensuales de un original, creativo y educativo “periódico” para los niños y las niñas de “nuestra América”: La Edad de Oro.
¿Cuántos niños y niñas americanos, americanas, caribeños, caribeñas, espa-ñoles y españolas leyeron La Edad de Oro en el momento de su publicación? ¿Cuántos y cuántas la han leído hasta el día de hoy?
Con el título de la publicación, La Edad de Oro, Martí decía claramente quiénes eran susdestinatarios: “Para los niños es este periódico, y para las niñas por supuesto”.
El por qué de la publicación martiana es muy válido y muy estimulante: “Para los niños trabajamos, porque los niños son la esperanza del mundo” y “saben más de lo que parece”.
"Para los niños trabajamos, porque los niños son la esperanza del mundo y saben más de lo que parece"
El para qué de La Edad de Oro es muy esperanzador: “Este periódico se publica para decirles a los niños lo que deben saber para ser de veras hombres. Así queremos que los niños de América sean: hombres que digan lo que piensan, y lo digan bien, hombres elocuentes y sinceros. Lo que queremos es que los niños sean felices”.
Yo siempre me había relacionado con Martí como orador, poeta, ensayista, periodista y como apóstol de la independencia cubana.
Ahora estoy descubriendo y valorando a Martí como educador, como pedagogo, de niños y de niñas. Este iluminador descubrimiento, lo he experimentando leyendo el breve y muy educativo prólogo que Martí escribe al comenzar La Edad de Oro: A los niños que lean La Edad de Oro.
En esta primera aproximación a La Edad de Oro, centraré mi interés en el contenido pedagógico y en el valor educativo del prólogo que Martí escribe “a los niños que lean La Edad de Oro”.
Lo primero que me llama poderosamente la atención del prólogo es que Martí lo dirige “a los niños que lean La Edad de Oro”. Al igual que dirigió su Ismaelillo poético a José Francisco, su joven hijo de cuatro años.
En el prólogo de La Edad de Oro, Martí comienza estableciendo una educativa y muy cercana comunicación con sus infantiles lectores y lectoras: “Este periódico se publica para conversar una vez al mes, como buenos amigos, con los caballeros de mañana y con las madres de mañana… ”.
Por medio de La Edad de Oro, Martí quiere “conversar”, dialogar, con los lectores y con las lectoras de su infantil y educativa publicación.
Martí quiere “conversar” con los niños y niñas de “nuestra América”, de una manera muy personal, muy cercana, muy comunicativa, muy a su alcance cognoscitivo, muy conforme a sus intereses: “Todo lo que quieran saber les vamos a decir, y de modo que lo entiendan bien, con palabras claras. Cuando un niño quiera saber algo que no esté en La Edad de Oro, escríbanos, que nosotros le contestaremos. Las niñas también pueden escribirnos sus cartas, y preguntarnos cuanto quieran saber, y para ellas les escribiremos de modo que les guste.
Les vamos a decir cómo está hecho el mundo; les vamos a contar todo lo que han hecho los hombres hasta ahora.
Les hablaremos de todo lo que se hace en los talleres y les diremos lo que se sabe del cielo, y de lo hondo del mar y de la tierra; y les contaremos cuentos de risa y novelas de niños…
"Recomiendo a los amiguitos y amiguitas que comiencen su viaje por La Edad de Oro leyendo los bellos cuentos que su amigo Martí les hace: Meñique, Nené Traviesa, Bebé y el Señor Don Pomposo, El camarón encantado, La muñeca negra, Cuentos de elefantes y Los dos ruiseñores"
Y les diremos cómo se hace una hebra de hilo, cómo nace una violeta, cómo se fabrica una aguja…
Para eso se publica La Edad de Oro para que los niños americanos sepan cómo se vivía antes y se vive hoy, en América, y en las demás tierras, y cómo se hacen tantas cosas de cristal y de hierro, y las máquinas de vapor, y los puentes colgantes, y la luz eléctrica; para que cuando el niño vea una piedra de color sepa por qué tiene colores la piedra, y qué quiere decir cada color; para que el niño conozca los libros famosos donde se cuentan las batallas y las religiones de los pueblos antiguos”.
Estoy seguro que los niños y las niñas de las Américas, del Caribe y de España gozarán y aprenderán mucho leyendo “con cuidado” La Edad de Oro del cubano José Martí, de madre española y de padre español, que llegó a España con diecisiete años y allí estudió filosofía, letras y derecho.
Mucho de lo que Martí nos cuenta en La Edad de Oro, seguramente que lo aprendió en España o de los labios de su madre española, Leonor Pérez.
Recomiendo a los amiguitos y amiguitas que comiencen su viaje por La Edad de Oro leyendo los bellos cuentos que su amigo Martí les hace: Meñique, Nené Traviesa, Bebé y el Señor Don Pomposo, El camarón encantado, La muñeca negra, Cuentos de elefantes y Los dos ruiseñores.
Me gustará mucho saber qué fue lo que más les gustó de esos cuentos.
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