"Agustín, en prácticamente todos sus escritos, se restrega el alma. Cipriani nos ayuda a identificar los paños empleados" Exploración antropológica agustianiana: Reivindicaciones y renovaciones de N. Cipriani
"A propósito de: N. Cipriani, La dottrina antropologica di Agostino. Tra fonti filosofiche e fede cristiana, Mattia Antonio Agostinone e Riccardo Ruggero Cont (eds.), Venecia: Marcianum Press, 2024, 318 pp."
"El autor es un veterano en las lides agustinianas. En este libro, en que se recogen sus investigaciones antropológicas, se nos brinda unos prismas no muy tenidos en cuenta dada nuestra proclividad en generalizaciones"
"Una benemérita publicación que nos brinda no solo novedades sino parajes conocidos en los que deberíamos detenernos con más parsimonia mientras buscamos el norte de nuestras vidas con inquietud como hiciera el mismo san Agustín"
| Macario Ofilada Mina
La obra agustiniana siempre, en expresión feliz de Ricouer, ‘da que pensar’. Elaborada en una época anterior a los comienzos de las distinciones, por lo pronto metodológicas, entre el ámbito de la fe y el de la razón, que luego se radicalizará en la modernidad de la Ilustración, todas las reflexiones del Hipponense pueden calificarse de vivencial, de ‘existencial’ si se quiere decir. Mejor dicho, espiritual. Todas sus piezas contienen una espiritualidad, a saber, un camino hacia Dios por el alma u hombre, que son los dos ejes de toda búsqueda agustiniana, según pone en evidencia el mismo Agustín empezando con los Diálogos de Casiciaco.
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Agustín fue formado en temprana edad en la tradición cristiana que pronto abandonó y exploró varias corrientes culturales e intelectuales. Entre estas se halla el neoplatonismo que la mayoría de los especialistas han dictaminado como fuente clave para comprender adecuadamente el sentido de su obra que ciertamente ha sufrido evoluciones conforme a los avatares de su larga y fructífera vida como seglar, sacerdote y finalmente obispo, en tiempos difíciles, culminando con su muerte en tiempos de la caída de un imperio.
El autor es un veterano en las lides agustinianas. En este libro, en que se recogen sus investigaciones antropológicas, se nos brinda unos prismas no muy tenidos en cuenta dada nuestra proclividad en generalizaciones.
"Cipriani nos ayuda a identificar los paños empleados por nuestro doctor de la iglesia, cuyas lágrimas son torrentes de una vivencia interior caracterizada por búsquedas y luchas hasta fluir y converger hacia un océano sin fondo en donde han navegado e incluso naufragado otros buscadores y luchadores posteriores"
La filosofía, sobre todo la historia de la filosofía (que es una empresa también original y especulativa por lo de proveer perspectivas experienciales y vitales contextualizadas en la historia), es en efecto una filología. Agustín, en prácticamente todos sus escritos, se restrega el alma.
Este ensayo del renombrado agustinólogo, N. Cipriani, nos ayuda a identificar los paños empleados por nuestro doctor de la iglesia, cuyas lágrimas son torrentes de una vivencia interior caracterizada por búsquedas y luchas hasta fluir y converger hacia un océano sin fondo en donde han navegado e incluso naufragado otros buscadores y luchadores posteriores. Cipriani, colocándose en la atalaya (o callejón sin salida) entre la fe cristiana y las fuentes filosóficas (como reza el subtítulo) ha destacado los siguientes paños, a saber, losestoícos, Aristótles, Cicerón y, sobre todo, el gran ecléctico Varrón, en cuanto heredero del académico Antíoco de Ascalón.
Más allá de los consabidos esquemas y tópicos, los diversos capítulos, cada uno representa una etapa en la carrera fecundo de Cipriani, son exploraciones diversas de este tema acuciante que parece inagotable y que siempre asegura nuevas aventuras, nuevas atalayas, nuevas esperanzas.
Centrándose en textos clave como De Vera Religione, De Ordine, Confessiones, De Musica, De Immortalitate Animae y De Civitate Dei, el autor nos ayuda a penetrar en el sentido teológico-antropológico de los mismos pero no para aislarlos sino para contextualizarlos dentro de la evolución del pensamiento agustiniano (sobre todo en diálogo con otros textos agustinianos relevantes) a la vez que tiene en cuenta el status quaestionis de los estudios, interpretaciones, apropiaciones de una temática en constante estado de ebullición.
Asimismo se descubren y destacan filones morales, ascéticos, históricos, socio-políticos, escatológicos. Todo ello deja patente una riqueza inigualable. Al mismo tiempo, constituye un reto para seguir indagando, explorando, faenando. Es este el sentido del ‘cor nostrum inquietum’ del Maestro Hipponense.
Los paños desvelados por las indagaciones y la tarea depuradora de Cipriano no son almidonados. Más bien son terrenos a veces ásperos, elaborados en diez momentos o capítulos, que requieren una faena más detenida. Esto se debe a que Cipriani ha logrado demostrar que todo planteamiento agustiniano es programático y que necesita más elaboración, más refinamiento, más detención, sobre todo dado el carácter aparentemente parcial o fragmentario de los capítulos, recogidos de la carrera larga y fructífera del autor por los editores por lo que se echa al final una síntesis orientadora para exploraciones eventuales. No se trata de una mera síntesis final sino más bien de una proyección convergente para una temática clásica que sigue renovándose a lo largo del tiempo.
Esta benemérita publicación nos brinda no solo novedades sino parajes conocidosen los que deberíamos detenernos con más parsimonia mientras buscamos el norte de nuestras vidas con inquietud como hiciera el mismo san Agustín. Siendo así, se pone en evidencia que la hermenéutica de Cipriani de la vena antropológica del Hipponense es mucho más que una reivindicación. Es más bien una renovación de consabidos esquemas y fuentes para que podamos seguir faenando renovados en un bosque ya bibliográficamente abultado pero siempre hermenéuticamente prometedor.
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