Una demanda por mejoras en la Sanidad Pública Grito de los Excluidos 2024: Reaccionar ante la falta de interés real por la vida de las personas
“No hay preocupación, no hay interés real por la vida de las personas, hay categorías humanas que, dentro de una lógica de mercado y consumo, se consideran desechables, la vida de estas personas no importa”
“En vez de avanzar, parece que retrocedemos, el mal está más organizado, el mal tiene más dinero y el mal se expande con más facilidad”
“Nuestra concepción de la fe es muy religiosa, tenemos que traspasar los muros de la religión, entender que la fe es una forma de vida, es una forma de ser”
“Nuestra concepción de la fe es muy religiosa, tenemos que traspasar los muros de la religión, entender que la fe es una forma de vida, es una forma de ser”
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
El Grito de los Excluidos, fruto de un proceso de la I Semana Social Brasileña y de la articulación de las Organizaciones de Pastoral Social, un grito por ciudadanía, cumple 30 años. En 2024, el tema es “¡Primero la vida! Todas las formas de vida importan, pero ¿a quién le importa?”.
En defensa de la Sanidad Pública
La Archidiócesis de Manaos, que este jueves 29 de agosto hizo el lanzamiento, celebrará el Grito en la tarde del 5 de septiembre, Día de la Amazonía, con una concentración y una caminata posterior, con el foco principal en las mejoras urgentes de la sanidad pública en el estado de Amazonas. El recorrido se eligió debido a la gran afluencia de personas que se espera a esa hora en el centro de Manaos.
Según el obispo auxiliar de Manaos, monseñor Zenildo Lima, “no entendemos el Grito de los Excluidos sólo como una manifestación, sino como un argumento bien asentado, fruto de la reflexión, fruto de la participación popular, fruto de la escucha”. Insistió en que “el Grito de los Excluidos acaba convirtiéndose en una gran expresión del camino procesual»”, no sólo de la Iglesia católica, sino también de los movimientos sociales y de los pueblos tradicionales de cara al buen vivir, algo que llevó al obispo auxiliar a definir el Grito de los Excluidos como “la capacidad de resistencia de las fuerzas organizadas”, ante unos procesos democráticos y una situación comprometidos, incluso aterradores y desbordantes, que exige una reacción de las fuerzas sociales.
El Grito tiene un carácter ecuménico e interreligioso, en vista de las exigencias de la ciudadanía, el bien común y el bien vivir, subrayó el obispo. Relacionó el Grito con la Campaña de Fraternidad de este año, “Fraternidad y Amistad Social”, que se refiere a la “fragilidad de las diversas formas de existencia humana”, llevando a reflexionar sobre la cultura del descarte que amenaza la amistad social. “No hay preocupación, no hay interés real por la vida de las personas, hay categorías humanas que, dentro de una lógica de mercado y consumo, se consideran desechables, la vida de estas personas no importa”, dijo, comentando el tema del Grito de los Excluidos. Cuestionó quién se preocupa realmente por los migrantes, las personas sin hogar, los LGBT, los indígenas y la vida de nuestra casa común.
Retroceso en los derechos sociales
En la archidiócesis de Manaos, el Grito de los Excluidos está coordinado por Cáritas, y su vicepresidente, el padre José Alcimar Araújo, destacó que “el Grito de los Excluidos nunca ha dejado las calles y las plazas”, denunciando que “en los últimos años, hemos asistido a un gran retroceso en nuestros derechos”, con el desmantelamiento de los órganos de control. Esto hace necesario gritar y decir “como ciudadanos, como hombres y mujeres con derechos, que hay mucho que cambiar”, denunciando situaciones concretas que lo demuestran en Manaos, y que “complican la vida de nuestra gente”, en términos de sanidad, educación y seguridad, denunciando el control ejercido por el crimen organizado en las periferias.
El vicepresidente de Caritas Manaos subrayó que “en vez de avanzar, parece que retrocedemos, el mal está más organizado, el mal tiene más dinero y el mal se expande con más facilidad”, llamando a la reflexión sobre la dispersión de las fuerzas del bien. Un grito profundo que “nace del sufrimiento, nace del dolor, nace de la exclusión, nace incluso de los desechables”, que “nunca tendrán un lugar si no cambiamos la forma en que construimos y organizamos la sociedad”, algo que tiene que ver con la economía, la distribución de los recursos y el acceso a los derechos básicos.
La fe es una forma de vida
Hablando sobre la sanidad del estado del estado de Amazonas, el padre José Alcimar Araújo denunció la negligencia del gobierno del estado, citando ejemplos de ello que muestran una mala administración y provocaron la muerte de muchas personas, especialmente en la época de la pandemia, cuando muchos murieron debido a la negligencia de los poderes públicos. Ante esto, dijo que “como ciudadanos tenemos el derecho y el deber de pedir cuentas a quienes ponemos en el poder”.
La escasa participación en el Grito de los Excluidos llevó al padre Alcimar a decir que, aunque todos estaban convocados, “desgraciadamente, nuestra concepción de la fe es muy religiosa, tenemos que traspasar los muros de la religión, entender que la fe es una forma de vida, es una forma de ser, y nuestro modelo de fe es Jesús”, que fue y se preocupó por los pobres y los pequeños, los considerados impuros y pecadores.
Mejor gestión de la sanidad pública
La representante de la Iglesia Católica en el Consejo Estatal de Salud y coordinadora de las Pastorales Sociales de la archidiócesis de Manaos, Guadalupe Peres, que se declaró firme defensora de la sanidad pública, denunció la falta de medicamentos esenciales, la escasez de especialidades médicas, las largas colas para citas y procedimientos. Pidió una mejor gestión de la sanidad pública y que se intente acabar con él potenciando los planes de salud privados, que tampoco funcionan. Para resolver esta situación, se ha lanzado una recogida de firmas que se entregará a las autoridades y organismos de control. También habló del humo en Manaos, fruto de incendios provocados, y de cómo esto afecta a la salud, especialmente a la de niños y ancianos, y de cómo nadie toma medidas.
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