La palabra griega bautizar significa sumergir. Jesús propone algo más que un rito. El Misterio Divino - Amor - Diversidad e Inclusión
"Tras los primeros siglos de persecución, a partir del siglo IV, el emperador romano convocó concilios y acogió en su palacio a obispos para definir dogmas como el de la Santísima Trinidad. Más tarde, en el siglo XII, la fiesta de hoy se convirtió en algo habitual".
"En los Evangelios, descubrimos a Jesús como el Hijo amado de Dios que se revela como Padre de toda la creación y nos da su aliento de vida, su Espíritu de Amor para animarnos y transformar este mundo en una tierra de amor".
"Algunos lo entienden como una misión religiosa, es decir, conquistar a todo el mundo para la Iglesia católica, o para las iglesias evangélicas".
"Algunos lo entienden como una misión religiosa, es decir, conquistar a todo el mundo para la Iglesia católica, o para las iglesias evangélicas".
| Marcelo Barros
Hasta hoy, el nombre de Dios sigue siendo motivo de conflictos entre grupos humanos. Muchas veces en la historia, los imperios han buscado la legitimación a través de ciertas imágenes de Dios. Tras los primeros siglos de persecución, a partir del siglo IV, el emperador romano convocó concilios y acogió en su palacio a obispos para definir dogmas como el de la Santísima Trinidad. Más tarde, en el siglo XII, la fiesta de hoy se convirtió en algo habitual.
Diversas expresiones religiosas adoran a Dios como un misterio de unidad y, al mismo tiempo, de diversidad. Una sacerdotisa del Candomblé comparó el misterio divino con el agua. Químicamente es uno (H2O), pero en realidad se diversifica. El agua del río no es la misma que la del mar, al igual que el agua del vaso no es la misma que la de la lluvia.
En los Evangelios, descubrimos a Jesús como el Hijo amado de Dios que se revela como Padre de toda la creación y nos da su aliento de vida, su Espíritu de Amor para animarnos y transformar este mundo en una tierra de amor. El texto evangélico leído hoy en las comunidades (Mateo 28, 16 - 20) es el final del relato de Mateo y contiene tres elementos importantes: 1- una nueva revelación, 2 - un envío en misión y 3 - una promesa. Los once discípulos - vuelven a Galilea - vuelven a su región - el medio de los pobres, donde había comenzado la misión de Jesús. En la colina de Galilea, Jesús pronunció su primer discurso y nos dio las bienaventuranzas. Ahora, es allí donde se revela de nuevo.
El texto de Mateo habla de los once, pero en el capítulo anterior, el evangelio se refería a las mujeres que siguieron a Jesús hasta la cruz y al principio de este capítulo fue a ellas a quienes el Ángel de la resurrección y el propio Jesús enviaron a decir a los discípulos que fueran a Galilea. Ciertamente, ellos fueron y allí estaban las mujeres discípulas además de los once. El evangelio subraya que, a pesar de haber ido al monte que el Señor les había indicado, dudaron. ¿Dudas sobre qué? ¿Dudar de quién? Si dudaban, ¿por qué, entonces, estaban allí? Seguramente cada uno de nosotros tiene esta experiencia de creer y dudar al mismo tiempo.
Ese pequeño grupo representaba a la comunidad de Mateo ya en los años 80, dividida con muchas dudas. El Evangelio llama a la comunidad a volver a lo esencial y a escuchar de nuevo a Jesús resucitado. Hoy, también nosotros estamos llamados a volver a lo esencial de la misión de sembrar el reino de Dios en el mundo dando testimonio del amor de Dios en toda la tierra. Jesús no se detiene en las dudas de sus discípulos. El hecho de que duden no tiene importancia. La fe no se opone a las dudas, sino a la indiferencia y a la frialdad. Dudas, uno puede tener.
1.Jesús les hace la revelación: Toda autoridad (exousía) me ha sido dada (por el Padre). El término griego es diferente de poder (doxa). La autoridad es algo más interno e inherente a la persona. Más que poder, el médico tiene autoridad en materia de salud. Un militar tiene poder. Quien tiene fuerza física tiene poder. Una madre tiene autoridad. Es en función de esta autoridad que viene la llamada al compromiso: "Entonces, si esto es así, ve....".
2.El envío en misión. ¿Quién de nosotros ha escuchado esa palabra de compromiso? En el mundo actual, el empleo se compromete profesionalmente. Sin embargo, en el plano social y espiritual, muchas personas participan en grupos. Pertenecen a colectivos. Se da su nombre, pero casi siempre, la gente dice: "Pertenezco al grupo en la medida de lo posible, es decir, cuando quiero, o mejor aún, cuando siento la necesidad"... No hay precisamente una adhesión de compromiso. Jesús trató con un grupo frágil y temeroso en el que todos dudaban de él y del proyecto que proponía (el reinado divino sucediendo en el mundo) y, sin embargo, pasó por encima de todo y los envió como compromisarios. Harán discípulos y discípulas en todas las naciones...
Algunos lo entienden como una misión religiosa, es decir, conquistar a todo el mundo para la Iglesia católica, o para las iglesias evangélicas. Si así fuera, Jesús no habría propuesto una misión, sino una campaña de proselitismo y de conquista colonialista, como las Iglesias han hecho tantas veces en la historia y aún hoy. Es importante repetirlo: Jesús no fundó la religión. El proyecto divino tampoco es la Iglesia. La Iglesia tiene sentido si se coloca como instrumento de este proyecto mayor: el reinado divino en el mundo, es decir, hacer del mundo una tierra de amor compasivo, de justicia solidaria, de liberación de todos y de atención universal. Cuando Jesús habla de bautizar, la gente se imagina inmediatamente la pila de agua bendita o el río donde un sacerdote o pastor bautiza.
La palabra griega bautizar significa sumergir. Jesús propone algo más que un rito. Jesús ordena a los discípulos que sumerjan a personas de todas las naciones y culturas en el proyecto del reino de Dios que él había enseñado y traído al mundo. "Enséñales a observar todo lo que te he mandado". En estos días, el evangelio de Juan que hemos escuchado en estos domingos anteriores nos decía: "Lo que os he mandado es que os améis unos a otros como yo os amo. Este es el envío y aquí viene la promesa: "Yo estoy con vosotros todos los días hasta el final de los tiempos".
2.La promesa. El evangelio comienza con el Ángel diciendo a José: El niño que va a nacer se llamará Emmanuel, que significa Dios con nosotros. Ahora la última frase es Estoy contigo todos los días. Por el Espíritu, estoy en ti. A lo largo de la Biblia, Dios nunca ha aceptado definirse a sí mismo. Desde el Éxodo, siempre se ha presentado como "Quien esté con vosotros os mostrará quién soy yo".Es esta presencia amorosa la que tenemos que vivir para nosotros y testimoniar al mundo.