Jesús escoge como colaboradores próximos a doce hombres. No eran grandes lumbreras, hombres en su mayoría pescadores. Y los hizo pescadores de hombres.
Estos doce hombres que llamamos apóstoles son los testigos de su vida pública, de su muerte y resurrección.
También hoy el Señor continúa llamando a hombres y mujeres para asociarlos más de cerca a su misión. No son los mejores pero quiere que compartan más de cerca su misión de proclamar la Buena Nueva por el mundo y especialmente en aquellos lugares donde todavía no se conoce. La Iglesia dedica un día especial,
el 2 de febrero, para hacer resaltar la vida consagrada de todos los que han respondido a la llamada del Señor a ser colaboradores cercanos a la gran misión de darle a conocer. Es una jornada muy significativa en que todos los carismas se encuentran para significar esta hermosa realidad de la vida consagrada. Como antaño los apóstoles, no son grandes lumbreras, sino los que
escuchando la llamada del Señor han respondido: “Aquí estoy” y han estado dispuestos a dejar la familia, patria, amigos, para ir allí donde la Iglesia los necesite. Texto: Hna. María Nuria Gaza.