Esperanza... Ha llovido
Por el momento tan solo rezar, pidiendo al Señor de todo lo creado el consuelo especialmente para aquellos que teniendo poco han perdido mucho, para que Él devuelva el gusto de la vida a todos aquellos que ahora se preguntan qué comerán mañana.
| Gemma Morató / Hna. Carmen Solé
Ha llovido estos días, demasiado, y esta agua, junto con el viento que la ha acompañado, ha dejado como grandes cicatrices en los campos y en los pueblos.
Desde la televisión nos enseñan imágenes de campos y playas, puentes, carreteras, vías ferroviarias destrozadas, coche y casas que será difícil recuperar, igual que cosechas perdidas, instalaciones que se han convertido en obsoletas o negocios inundados, y por tanto sucios y destrozados.
Vemos las imágenes que mostrando muchos detalles esconden mucho dolor, muchas lágrimas, y angustias de tantas familias que han visto desparecer en pocas horas aquello que constituía su seguridad, aunque fuese pequeña, su vida con ilusiones puestas en lo que ahora se perdido en tan pocos días que parece imposible cómo puede modificarse la vida de tantos en tan poco tiempo.
Y los que vemos todo esto desde nuestras casas, sin que nos haya ocurrido nada, ¿qué podemos hacer?
Por el momento tan solo rezar, pidiendo al Señor de todo lo creado el consuelo especialmente para aquellos que teniendo poco han perdido mucho, para que Él devuelva el gusto de la vida a todos aquellos que ahora se preguntan qué comerán mañana.
Y rezar también para que aquellos que tienen autoridad que sean responsables y procuren tomar los caminos adecuados que aseguren, no una restauración de lo perdido, sino una nueva forma de poder vivir en esta tierra que es la nuestra, y que es el lugar donde se cumple la voluntad de Dios, cuando no nos cansamos de buscarla, y de trabajarla.
Es tiempo también de rezar para que no se den abusos de ningún tipo, para que los que son más poderosos no abusen de los más débiles, para que cada uno recupere de lo suyo lo que es justo, y así puedan rehacer sus vidas.
A todos nos queda un camino por delante, recorrerlo será un modo de vivir en justicia.