EL CERVANTES para J. E. PACHECO 1. "Cristo con la cruz", un gran poema

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El premio Cervantes de este año acaba de ser otorgado al mejicano José Emilio Pacheco, de 70 años, notable escritor, excepcional poeta. Los amantes de la lírica estamos de suerte porque, al auparle a lo alto del candelero, podrá llegar más intensamente a nosotros su luz, como un faro, en la procelosa oscuridad de nuestro desolado tiempo.

Como sabio pórtico, me permitiré citar un párrafo de la presentación, en contraportada, de la antología "La fábula del tiempo" (Chile 2007):

"Con una gran variedad de voces y de formas poéticas -del epigrama y el haikú al versículo y el poema extenso- aparecen en esta antología la tragedia, la violencia y la fugacidad, al lado del fulgor de la hermosura y la celebración del hecho incomparable de estar vivos. Pacheco ha demostrado que todo en el mundo puede ser tema de la poesía. No hay nada que no pueda decirse con el instrumento preciso y lacónico del verso."


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POEMAS DE GRAN HUMANIDAD

Sospecho que José Emilio Pacheco no es suficientemente conocido entre nosotros, a pesar de haber recibido muy recientemente el importante Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Sería interesante asomarse a alguno de sus poemas, de gran humanidad. Siempre es bueno conocer las entrañas de realidad del mundo que nos circunda, auscultar, con privilegiados instrumentos de conocimiento, los más profundos latidos del corazón de la vida. A ello nos ayudará la exquisita intuición de poetas, como Pacheco, en arrebatado trance lírico.

Espero dedicar algún post al increíble bestiario del poeta. Como a Francisco de Asís, le gusta hablar con los animales, con flores y plantas, con los seres inanimados, al estilo moralizante de las fábulas.

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"CRISTO CON LA CRUZ A CUESTAS", de EL BOSCO



Pero vayamos a los versos de hoy: un extenso poema comentando la tabla al óleo de El Bosco titulada “Cristo con la cruz a cuestas” (76 x 83 centímetros), que se conserva en el Museo de Gante. Un Cristo que carga la cruz está situado en el centro de una composición en forma de equis (X). El palo de la izquierda, de abajo a arriba, destaca, en primer lugar, a la Verónica con el lienzo impreso. Y, en la parte alta del mismo trazo, tres personajes se comunican entre sí: un dominico inquisidor, a la derecha, en el centro el buen ladrón (acaso ya cadáver), y a la izquierda un personajillo importante con boca de pato.

En el otro trazo de la equis, abajo, el mal ladrón dando la cara a tres vociferantes, etc... Como podréis observar en el conjunto del cuadro, todo él de rostros exquisitamente caricaturizados, en torno a Jesús se agita un torbellino circular de expresivos semblantes de locas y crueles gentes, bobaliconas, viciosas, grotescas..., una turbia galería de psiquiátrico, el terrorífico desquiciamiento de una pesadilla. (Para contemplar este cuadro con la máxima calidad, pulsar aquí.)

Cuando le entregaron el Premio "Reina Sofía", confesó José Emilio que se consideraba un pesimista, al tiempo que vitalista."Escribo sobre lo que veo, y lo que veo no es para sentirse optimista..." Retrata El Bosco una sociedad, la suya, desquiciada. Pero los dibujantes políticos de hoy no se distancian mucho, en sus guiñoles, de estas caricaturas medievales. Jesús calla y sufre, en el centro del mal. ¿Y dónde, dónde nos descubrimos tú y yo? ¿O somos mejores que ellos?

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CRISTO CON LA CRUZ, POR EL BOSCO

Con los ojos
cerrados y serenos,
la barba
de tres días
y sobre todo
la corona de espinas
Cristo soporta el peso
de su martirio.
Y dice a las mujeres que lloran:
Llorad por vosotras mismas
y vuestros hijos.


No hay más sangre
que una herida en el cuello,
fruto del roce
con la cruz pesadísima
que un soldado encaja
en los hombros del Galileo.
Van al Lugar de la Calavera.
En hebreo se llama Gólgota.

Cristo es el centro del cuadro,
quizá no su motivo más importante.
Porque tal vez El Bosco no se propuso
(¿cómo saber sus intenciones?)
pintar otro retablo de la Pasión
sino damos la imagen
del Mal según aflora en el rostro humano.

El tema del rostro
es el eje de este siniestro cuadro hermosísimo.
Verónica retira el paño corriente
en que sudor y sangre imprimieron
para siempre el Divino Rostro.


Pero devora la obra
la multitud de caras terribles.
Barrabás forma la O de un aullido.
Un vómito de furia se derrama
por la boca de un monstruo ya desdentado.
La ira calcina a otro bufón malévolo
y sus labios dibujan estas palabras:
«Si eres el Rey
de los Judíos, ¿será posible
que no te salves a ti mismo?
¿A quién pretendes salvar
si no te libras del tormento y la injuria?»

De improviso rompe las épocas
la presencia de un dominico.
Aliado
a un dignatario adusto,
cara de pato,
amonesta al Ladrón ya muerto.

(Nadie como Hyeronimus van Aeken llamado Bosch
logró pintar ese color plomizo
que a cierta altura de la corrupción
se apodera de los cadáveres.)


Y a la orilla del cuadro los que dan voces:
Crucifícalo, crucifícalo.

(No son
los habitantes de Judea.
El Bosco retrata
la danza de la muerte de la Edad Media
y los demonios más que humanos de Flandes.)

El goce brutal
de quienes piden más y más sangre.
El canalla estremecido de dicha
ante el presente y el futuro martirio.

Y los dos que se asombran.
Nunca sabremos
de qué se asombran.
Pero sabemos en cambio
que sin saber de nosotros
el implacable Bosco nos pintó en este cuadro.

Sólo tenemos que reconocernos.


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El CERVANTES
PARA JOSÉ EMILIO PACHECO.


1."Cristo con la cruz", un gran poema

CRISTO CON LA CRUZ

2.Peces, pájaros, monos...

TRATADO DE LA DESESPERACIÖN: LOS PECES
MAÑANA
ZOPILOTE
MONÓLOGO DEL MONO

3.Ostras, pulpos, sapos, rosas...

LAS OSTRAS
EL PULPO
LECCIÓN DE ESTILO
EL JARDÍN EN LA ISLA

4.Ballenas, perros, moscas, flores...

BALLENAS
PERRA EN LA TIERRA
FRAGANCIA
LAS MOSCAS

5.PACHECO, Premio Reina Sofía de Poesía

CERDO ANTE DIOS
COCUYOS


6.PACHECO: nueces, tronco, minas antipersonales...

NUECES
TRONCO
MINAS ANTIPERSONALES


7.PACHECO y el "CANTAR DE LOS CANTARES"


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