El CERVANTES para J. E. PACHECO 3: ostras, pulpos, sapos, rosas...
Proseguimos el inventario lírico de personajes del mundo animal que iniciamos en pasados post (pulsar aquí y aquí). Existe una curiosa publicación en la que un artista, Francisco Toledo, a la vista de cincuenta y ocho poemas de Pacheco, divididos en varios espacios (de agua, de aire, de tierra, de fuego...), ha realizado veintiocho sugerentes dibujos. De esta obra, "Album de zoología", me permito reproducir algún párrafo, que sugiere las razones éticas que movieron la pluma y el corazón del poeta mexicano, y justifican su honda preocupación por el peligro mortal con que el "progreso" de nuestra civilización amenaza a los seres vivos y pone en riesgo nuestra propia supervivencia:
«Album de zoología» resulta así de una intensidad fulminante y de una lucidez vital, imperativa. Casi siempre víctimas, los animales son aquí los primeros desheredados y oprimidos de nuestro mundo: los hemos acosado y cazado durante siglos, hemos envenenado con nuestros desechos sus moradas.
Sin embargo, con un instinto que muchas veces supera a nuestra inteligencia destructora, ellos se las han arreglado para sobrevivir. Su lección es la misma que guarda este «Album de zoología»; no una moraleja sino una profunda llamada de atencíón hacia la vida.
QUIERO GOZAR LA VIDA SIN ENTERARME
La ostra es un molusco bivalvo, que generalmente vive pegado a la roca o enterrado en arena o cascajo. Se alimenta de planton y materia orgánica. Algas microscópicas quedan atrapadas en las papadas, de donde pasan a la boca. Pueden llegar a filtrar más de 200 litros de agua al día.
Mediante unos potentes músculos, cierran a voluntad las dos conchas y permanecen bien protegidas contra sus enemigos, como los cangrejos o ciertos peces. Pero carecen de ojos, de movilidad. Para Pacheco, es un vivo retrato de hombre o mujer autista, que no mira, no escucha, no se expresa...
LAS OSTRAS
Pasamos por el mundo sin darnos cuenta,
sin verlo,
como si no estuviera allí o no fuéramos parte
infinitesimal de todo esto.
No sabemos los nombres de las flores,
ignoramos los puntos cardinales
y las constelaciones que allá arriba
ven con pena o con burla lo que nos pasa.
Por esa misma causa nos reímos del arte
que no es a fin de cuentas sino atención enfocada.
No deseo ver el mundo, le contestamos.
Quiero gozar la vida sin enterarme,
pasarla bien como la pasan las ostras,
antes de que las guarden en su sepulcro de hielo.
BROTA LA NOCHE Y ENLUTA EL MAR
Una bonita metáfora sobre el pulpo, que se traga la noche y, para defenderse, la convierte en tinta. Como es frecuente en los safaris líricos del poeta ecologista, describe, con precisión y sentimiento, la crueldad del ser humano, que se ensaña esta vez con un desvalido pulpo varado en la playa. El inteligente animal del fondo marino, muere de asfixia y sufrimiento lejos de su cueva, herido de arpón y de estacazos:
EL PULPO
Oscuro dios de las profundidades,
helecho, hongo, jacinto,
entre rocas que nadie ha visto,
allí, en el abismo,
donde al amanecer, contra la lumbre del sol,
baja la noche al fondo del mar y el pulpo le sorbe
con las ventosas de sus tentáculos tinta sombría.
Qué belleza nocturna su esplendor si navega
en lo más penumbrosamente salobre del agua madre,
para él cristalina y dulce.
Pero en la playa que infestó la basura plástica
esa joya carnal del viscoso vértigo
parece un monstruo; y están matando
/ a garrotazos / al indefenso encallado.
Alguien lanzó un arpón y el pulpo respira muerte
por la segunda asfixia que constituye su herida.
De sus labios no mana sangre: brota la noche
y enluta el mar y desvanece la tierra
muy lentamente mientras el pulpo se muere.
SAPOS A ORILLAS DE SU CHARCA
En este breve poema, José Emilio Pacheco presenta una familia de sapos felices. Una observación importante: encontraréis, a veces, diversas versiones de un mismo poema. El autor mexicano, buscando la perfección, modifica, cuando lo cree necesario, algunas palabras, algunos signos de puntuación, algún interlineado, como es el caso, donde los dos últimos versos duplican la distancia (hablando de "calor del verano", se dilata la expresión, relajando al tiempo la tensión lectora, enfatizando el mensaje del verso final...). Utilizo siempre la obra "Tarde o temprano" (Poemas 1958-2000), del Fondo de Cultura Económica:
LECCIÓN DE ESTILO
Lección de estilo: los sapos
a orillas de su charca,
bien sentaditos,
frescos, felices,
con la piel húmeda por el calor del verano,
parecen dar las gracias por su breve existencia.
LAS ROSAS NO FLORECEN: LLAMEAN
Su amor a la naturaleza, además de la ternura hacia los seres vivos, sobre todo hacia los más despreciados (ratas, cerdos, arañas, sapos, moscas, medusas...), incluye poemas vegetales (cardo, nueces, cebolla, tomates...). Y, ¿porqué no?, versos a las rosas. José Emilio Pacheco no posee la exuberante verborrea de Rubén Darío (exótico perfume de alquimista). Más cerca le imagino de Valente: se muerde también los labios para decir mucho en pocos versos (perturbadora esencia). Este título está incluido en el poemario "Ciudad de la memoria", y los versos finales son representativos del valor que da al recuerdo. Pasa nuestro tiempo muy deprisa, pero nos queda la deliciosa rumia, el paladeo inagotable de lo bueno vivido:
EL JARDÍN EN LA ISLA
El jardín en la isla:
aquí las rosas
no florecen: llamean.
Sostienen como nubes entre el verdor
la materia del aire.
¿Que hemos hecho
para ser dignos de esta gloria?
Mañana
ya no habrá rosas
pero en la memoria
continuará su incendio.
El CERVANTES
PARA JOSÉ EMILIO PACHECO
1."Cristo con la cruz", un gran poema
CRISTO CON LA CRUZ
2.Peces, pájaros, monos...
TRATADO DE LA DESESPERACIÖN: LOS PECES
MAÑANA
ZOPILOTE
MONÓLOGO DEL MONO
3.Ostras, pulpos, sapos, rosas...
LAS OSTRAS
EL PULPO
LECCIÓN DE ESTILO
EL JARDÍN EN LA ISLA
4.Ballenas, perros, moscas, flores...
BALLENAS
PERRA EN LA TIERRA
FRAGANCIA
LAS MOSCAS
5.PACHECO, Premio Reina Sofía de Poesía
CERDO ANTE DIOS
COCUYOS
6.PACHECO: nueces, tronco, minas antipersonales...
NUECES
TRONCO
MINAS ANTIPERSONALES
7.PACHECO y el "CANTAR DE LOS CANTARES"