GREGUERÍAS de R. G. de la Serna. RELIGIOSIDAD
Vamos hoy a asomarnos, como por el ojo de una cerradura, al género literario que creó Ramón Gómez de la Serna: la GREGUERÍA. Me cae bien el madrileño. Creo que estudiamos en el mismo colegio de escolapios situado en el arranque de la Cuesta de la Vega, frente a la que hoy es Catedral de la Almudena, que en tiempos de Ramón era todavía un jardín y, en mi adolescencia, oscura cripta del futuro Templo, a donde nos llevaban los piadosos frailes todos los días a oír misa. Los dos nos examinamos, con medio siglo de distancia naturalmente, en el Instituto san Isidro.
También tenía nuestro genial creador obsesiva afición a ir cada domingo al Rastro, de cacería de objetos raros, y acumularlos en su despacho, donde los disfrutaba y ensalzaba en greguerías.En aquel extraño bazar podíais descubrir un reclamo de perdiz, saltamontes, gatos, velones, cornucopias, Cristos, espadas, alfanjes, pistolas, golondrinas de porcelana, cajas de música, peces, sogas marineras, un farol de calle y mil cosas más.
Así de exóticas y sorprendentes serán sus greguerías (escribió más de diez mil). Voy a cometer un pecadillo venial: agrupar temáticamente un puñadito de frases, cuando lo respetuoso sería, como en rebajas de grandes almacenes, meter a ciegas la mano en el cajón y sorprenderse con la más atrevida de las metáforas, con la más tierna, la más chispeante de las descripciones. Sobre el tema de hoy, la Religiosidad, entre miles de greguerías ramonianas hemos seleccionado, envueltas en luminoso papel de regalo, las siguientes propuestas:
"RAMÓN HA INVENTARIADO EL MUNDO" (José Luis Borges)
La sensación de andar sobre la nieve es que se hunden los pies en pozos que dan al más allá.
En la cresta del gallo se está viendo la tijera del creador dándole los últimos cortes.
El arco iris es la bufanda del cielo.
No hay electricista de teatro que gradúe la luz como el graduador del amanecer.
En la campana de la ermita campestre se oculta el pájaro del alba hasta el nuevo amanecer.
Hay que hacer una señal en el cielo para ver cómo crece la catedral.
¿No será el secreto de la alta marea que en alguna parte y a cierta hora se baña Dios en el mar?
A veces suena el mar con tan sonoro chas-chás que parece que Dios le está dando una azotaina.
En la tormenta se ve al Profesor Supremo escribiendo y borrando cálculos eléctricos en la pizarra del cielo.
El deseo del rayo es plantar en el suelo un árbol eléctrico.
Las manos de la pianista hacen tantas escalas que acaban por subir al cielo por esos innumerables escalones de marfil.
Los ángeles de la guarda de los músicos debían pasarles las hojas de las partituras.
De pronto cae una gota en nuestra mano: el ángel llora.
Las mariposas las hacen los ángeles en sus horas de oficina.
VIAJE DE SEIS DÍAS POR LAS GREGUERÍAS DE DON RAMÓN (OCHENTA GREGUERÍAS ILUSTRADAS)
Religiosidad
Animales
Paisaje
La muerte
Supergraciosas
Poesía (con Presentación PPS)