PACHECO, Premio Reina Sofía de Poesía. Autor de "CERDO ANTE DIOS"

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El mexicano José Emilio Pacheco (Ciudad de México 1939) acaba de obtener el Primer Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, dotado con 42.000 euros y la edición de un estudio antológico de su obra. Pacheco, destacado poeta de la generación de los cincuenta, admirador de Octavio Paz y Neruda, ha escrito poemarios de fecunda variedad y enorme fuerza expresiva, aunque siempre distinguidos por un universo muy particular donde la estética y la ética, el realismo, y la crítica social se entrelazan inexorablemente.

Jorge Fernández Granados ha destacado cómo, entre sus indudables méritos, se cuentan:
"la transparencia comunicativa, la exactitud, la ironía y la erudición revertida a la cotidianidad que hace de todas las venas literarias que lo alimentan una sola voz con capacidad a veces narrativa, a veces alegórica, a veces aforística; lenguaje extremadamente cultivado que, sin embargo, produce la impresión de un habla llana."

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"DENTRO DE POCO TRAGARÉ COMO UN CERDO..."



Vamos a conocer uno de sus poemas más entrañables. La Naturaleza (plantas, animales...) constituye uno de los temas esenciales de toda su producción. Siempre del lado del débil, de la víctima. En este caso, del humilde chancho (hoy más que nunca perseguido, como en Egipto, donde, por motivos religiosos más que sanitarios, están eliminando las autoridades la cabaña porcina, un cuarto de millón de ejemplares que venían pastoreando humildes cristianos coptos). Ha padecido el poeta estos días, en México DF, la cuarentena poblacional originada por la nueva gripe.

¿Por qué no tirar ya de antología y descubrir unos originales versos sobre la matanza del cerdo, que presenció de pequeño José Emilio cargado de emoción y sensibilidad, versos expresados, como tantas veces, en forma de relato personal abiertamente provocador:

CERDO ANTE DIOS

Tengo siete años. En la granja observo
por la ventana a un hombre que se persigna
y procede a matar un cerdo.
No quiero ver el espectáculo.
Casi humanos, escucho
alaridos premonitorios.
(Casi humano es, dicen los zoólogos,
el interior del cerdo inteligente,
aún más que perros y caballos.)
Criaturitas de Dios los llama mi abuela.
Hermano cerdo, hubiera dicho San Francisco.
Y ahora es el tajo y el gotear de la sangre
y soy un niño pero ya me pregunto:
¿Dios creó a los cerdos para ser devorados?
¿A quién responde: a la plegaria del cerdo
o al que se persignó para degollarlo?
Si Dios existe
¿por qué sufre este cerdo?
Bulle la carne en el aceite.
Dentro de poco
tragaré como un cerdo.

Pero no voy a persignarme en la mesa.


Observad la mirada de los tres cerditos de la imagen. ¿No tienen algo de humana? No son sucios, es una leyenda: defecan, si les es posible, alejados del comedero. Algunas religiones (hebreos, islam...), como veíamos, los consideran impuros (recuerdo haber leído en la vida de Jesús cómo autorizó a unos demonios a introducirse en una piara de chanchos que sucumbieron lanzándose al mar...).

Son utilizados por su finísimo olfato para localizar trufas, para desactivar minas... Muy intuitivos, suelen presentir que algo malo les va a ocurrir cuando los conducen al matadero... Se deprimen con facilidad si les falta un querido compañero... Si queréis documentaros ampliamente sobre la inteligencia, la sensibilidad, la utilidad, etc. de los cochinos, encontraréis, pulsando aquí, un excelente artículo de Paco Rego...

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LUCIÉRNAGA EN LA MANO



Nos asomamos a otro poema de animalitos. Esta vez se trata de una luciérnaga. ¡Fascinante belleza, mágico espectáculo el de la danza nocturna de caprichosos duendecillos! ¡Y qué decepción de madrugada, caído el telón, sosteniendo en la mano la insignificancia de un oscuro cocuyo!

COCUYOS

En mi niñez descubro los cocuyos.
(Sabré mucho más tarde que se llaman luciérnagas.)

La noche pululante del mar Caribe
me ofrece el mundo como maravilla
y me siento el primero que ve cocuyos.

¿A qué analogo lo desconocido?
Las llamo estrellas verdes a ras de tierra,
lámparas que se mueven, faros errantes,
hierba que al encenderse levanta el vuelo.

Cuánta soberbia en su naturaleza,
en la inocente fatuidad de su fuego.

Por la mañana indago: me presentan
ya casi muerto un triste escarabajo.


Insecto derrotado sin su esplendor,
el aura verde que le confiere la noche;
luz que no existe sin la oscuridad,
estrella herida en la prisión de una mano.



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El CERVANTES
PARA JOSÉ EMILIO PACHECO.



1."Cristo con la cruz", un gran poema

CRISTO CON LA CRUZ

2.Peces, pájaros, monos...

TRATADO DE LA DESESPERACIÖN: LOS PECES
MAÑANA
ZOPILOTE
MONÓLOGO DEL MONO

3.Ostras, pulpos, sapos, rosas...

LAS OSTRAS
EL PULPO
LECCIÓN DE ESTILO
EL JARDÍN EN LA ISLA

4.Ballenas, perros, moscas, flores...

BALLENAS
PERRA EN LA TIERRA
FRAGANCIA
LAS MOSCAS

5.PACHECO, Premio Reina Sofía de Poesía

CERDO ANTE DIOS
COCUYOS


6.PACHECO: nueces, tronco, minas antipersonales...

NUECES
TRONCO
MINAS ANTIPERSONALES


7.PACHECO y el "CANTAR DE LOS CANTARES"


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