Susana March 5. ABANDONA A TUS CLAROS SERAFINES
En el inicio del último post sobre Susana Mach me gustaría recomendar, muy de corazón, el trabajo de Susana Cavallo“Polvo en la tierra: la poesía temprana de Susana March”, publicado en la revista “Árbol”, en julio y agosto de 2006, de fácil acceso por Internet pulsandoaquí. Los comentarios que hemos venido haciendo a los versos de Susana March se han apoyado en gran parte en este magnífico artículo sobre una poeta, decíamos, apenas conocida pero excelente. Y espero que lo hayáis confirmado en estas entregas de solo un puñado de versos.
Me gustaría señalar la necesidad que tuvo el matrimonio de escribir narraciones para sobrevivir(Ricardo era novelista). Además de novelitas de amor bajo seudónimo, Susana, en compañía de su marido, se atrevieron, invitados por José Manuel Lara, a prolongar la enciclopédica obra de Galdós “Episodios Nacionales”, actualizándolos con posteriores sucesos bajo un título general nuevo: “Episodios Nacionales Contemporáneos”. Dos temas, por ejemplo, sobre los que escribieron fueron “Héroes del desastre”, sobre la guerra de Cuba, y “El desastre de Annual” que, como sabemos costó la vida a más de 10.000 españoles... Dedicaron ambos a esta labor como veinte años, llegando a escribir y publicar doce títulos con una media de 500 páginas por episodio.
ABANDONA A TUS CLAROS SERAFINES
Dentro de la notable variedad métrica de la autoexigente poeta de la Plaza Real, figura el soneto, sentida Oración en el presente título, donde se nos propone cierto ritual de Adviento frente al misterio del silencio divino (lluevan las nubes al Justo, baje el Altísimo a la tierra y broten a su paso cascadas de milagros). El flamígero arcángel del Paraíso, envaine, al fin, su espada y salve Dios de nuevo al hombre... No des la espalda, Señor, a la criatura humana: "Algo hay en ella, una sustancia pura / que te obliga al milagro nuevamente".
¡OH, TÚ, SEÑOR...!
¡Oh, Tú, Señor, que estás ahí callando
y ahorrando tus milagros!... ¡Aconseja!
Derrumba el muro, aparta ya la reja
tras de la cual te estamos esperando.
Haznos sentir, benévolo, tu mando,
imponte, al fin, sobre esta tierra vieja,
acaba ya tu aprendizaje y deja
que tu Amor se demuestre sólo amando.
¡No des la espalda, Dios, a tu criatura!
Algo hay en ella, una sustancia pura
que te obliga al milagro nuevamente.
Abandona a tus claros serafines
y acércate a esta raza de Caínes
que llamamos humanos comúnmente.
ÉL VA SIEMPRE CONMIGO, COGIDO DE MI BRAZO
Hermoso relato-parábola sobre la formación de la conciencia. Ante todo, vive Susana March la Presencia de Dios ("Él va siempre conmigo"). Y Dios le habla ("Esto está bien. Esto está mal"). Frente a "¡pecado mortal, estás condenada!", escucha: "Erraste otra vez". Y ella se arrepiente. Y siente que la perdona Dios. Este formidable coloquio interior me parece modélico para cualquier tratado de Moral. Y nos lo está enseñando una sencilla y humilde pastorcita del verso que es amiga de Dios y que va siempre con ella cogido de su brazo...
DIOS ES MI AMIGO
Sí, yo sé que Dios es mi amigo,
y por eso no temo a nada.
Él va siempre conmigo, cogido de mi brazo
y me dice: –“Esto está bien. Esto está mal.”
A veces me equivoco,
pero muy raramente.
Dios me da una dulce palmadita en la espalda.
“Erraste otra vez” –dice.
Y yo me arrepiento al punto y apenas tengo tiempo
de empezar el Mea culpa,
cuando Él ya me ha perdonado.
Sí, yo sé que Dios es mi amigo.
Por eso no hago caso
de los que me señalan con el dedo,
de los que me predicen
un eterno castigo por mis culpas.
¡Yo sé que Dios es mi amigo!
¡DECIRTE AMIGO Y DESHACERME EN LLANTO!
Nos llega ya, como final, un magnífico poema sobre "San Juan de la Cruz". Nuestra autora confiesa que lee sus versos sobre todo al atardecer, y cada vez con más frecuencia "porque envejezco aprisa". No sabe bien cómo llamarle: si amigo, hermano, hijo... O todo al mismo tiempo. Cuando lee sus versos, ella crece en autoestima ("una ternura / hacia mí misma invade mi silencio"). "Voz de Dios" la voz del poeta castellano, "de arrullo y equilibrio".
¡Y pensar que la autora de estos extraordinarios versos no suele figurar en antologías generales, ni en selecciones de mujeres poetas, ni siquiera en colecciones de poesía religiosa! Esperemos que alguien, bueno, inteligente y generoso, impulse la edición de una antología de la totalidad de su obra lírica.
SAN JUAN DE LA CRUZ
Tu voz es como el viento cuando gime
entre los bosques de la primavera,
el dulce chorrear de los arroyos,
el corazón de un pájaro cautivo.
Tu voz es miel y, sin embargo, duele.
En la sangre me araña su dulzura.
Como un ciprés, o un álamo, te yergues
enlutado y azul a un mismo tiempo.
¡Llamarte hermano y embriagarme toda!
¡Decirte amigo y deshacerme en llanto!
Coger al vuelo tu palabra mística
y atarla como un chal a mi garganta.
Quererte... Es más. Soñarte como a un hijo.
Sentir todo mi pecho traspasado
por tu voz de metal y cristalina.
Tu voz de Dios, de arrullo y equilibrio.
A veces, por las tardes, cuando el día
guarda en el arca su moneda de oro,
–cada vez más porque envejezco aprisa–,
leo tus versos, pienso que exististe...
Y un celestial consuelo, una ternura
hacia mí misma invade mi silencio.
Todo está bien. El árbol, la campana.
Allá, en la Muerte, tú. Yo aquí, en la orilla.
SUSANA MARCH
Premio Angaro de Poesía en 1986
1.El hijo
EL HIJO
VERTE JUGAR
MÍO
2.El adolescente
EL ADOLESCENTE
UN DÍA...
LA MADRE
3.¡Qué despacio me muero!
PRESENCIA
FILIAL
4.Hundiría mis brazos en ese cielo azul
HECHIZO
ME DA PENA...
SÚPLICA
5.Abandona a tus claros serafines
OH, TÚ, SEÑOR...
DIOS ES MI AMIGO
SAN JUAN DE LA CRUZ