TAIZÉ (1). A tres años del asesinato del hermano ROGER

30.12.2018

El pasado 16 de agosto se ha celebrado el aniversario del asesinato del hermano Roger, fundador de la comunidad ecuménica de Taizé (Francia), que tres años antes había fallecido a sus 90 años, degollado en su silla de ruedas a manos de una mujer rumana, Luminita, de 36 años, enferma mental, en presencia de no menos de 2.500 peregrinos. Podéis leer el interesante artículo "La muerte del hermano Roger ¿por qué?", pulsando aquí.

EL FUNDADOR DE TAIZÉ, ¿ERA PROTESTANTE O CATÓLICO?

Así tituló provocadoramente su artículo el pasado lunes Sandro Magister en L´espresso. Pero estaba muy claro que el fundador de Taizé era cristiano de integración, no de división. En el encuentro europeo de jóvenes que tuvo lugar en Roma en 1980 el hermano Roger había afirmado delante del Papa polaco:

"Puedo deciros que, siguiendo el ejemplo de mi abuela, he encontrado mi identidad de cristiano reconciliando en mi interior la corriente de fe de mis orígenes evangélicos con la fe de la Iglesia católica"

En la reciente festividad de la Asunción, el cardenal Walter Kasper, presidente del Pontificio consejo para la promoción de la unidad de los cristianos, nos facilita claves para solucionar el enigma de la rumoreada secreta conversión del hermano Roger al catolicismo:

"En efecto, el hermano Roger nunca había querido romper con «nadie», por razones que estaban esencialmente ligadas a su propio deseo de unión y a la vocación ecuménica de la Comunidad de Taizé. Por esta razón, prefería no utilizar ciertos términos como «conversión» o adhesión «formal» para calificar su comunión con la Iglesia católica. En su conciencia, había entrado en el misterio de la fe católica como alguien que crece, sin deber «abandonar» o «romper» con lo que había recibido o vivido antes."

La propia comunidad ecuménica de Taizé, a raíz de la muerte del hermano Schutz, había dejado ya bien claro, a través de un comunicado de prensa, que su fundador entró "de modo progresivo en una plena ’comunión’ con la fe de la Iglesia Católica, sin una ‘conversión’ que hubiese implicado una ruptura con sus orígenes" .

Su funeral fue celebrado el martes 23 de agosto de 2005. En 1998, el hermano Roger había designado al hermano Alois Leser, de 54 años, alemán, católico, para que lo sucediese, luego de su muerte, como responsable de la comunidad. El hermano Alois comenzó de inmediato su ministerio de servidor de comunión en el corazón de la comunidad.

MILES DE JÓVENES MOVILIZA TAIZÉ A LO LARGO DEL AÑO

Viniendo del mundo entero, muchos jóvenes se citan en Taizé todas las semanas del año para encuentros que pueden reunir, de un domingo a otro, hasta seis mil personas procedentes de más de setenta naciones. Con los años, cientos de miles de jóvenes han pasado por Taizé, meditando el tema «Vida interior y solidaridades humanas». Buscan descubrir, en las fuentes de la fe, sentido a sus vidas, y se preparan para asumir responsabilidades allí donde viven.

Como etapa de esa «peregrinación de confianza a través de la tierra», un encuentro europeo de cinco días reúne al final de cada año varias decenas de miles de jóvenes en una metrópolis europea, al Este o al Oeste. La profunda espiritualidad y la vida consecuente de Roger Schutz y los demás hermanos siempre ha atraído a Taizé a muchos jóvenes de numerosos países.

¿QUÉ ÉS LO QUE MÁS ATRAE A LOS JÓVENES EN TAIZÉ?

Tres veces al día, todo se para en la colina de Taizé: el trabajo, los estudios bíblicos, los pequeños grupos de discusión. Las campanas llaman a todos a la iglesia para rezar. Cientos, miles, a veces, de jóvenes de diferentes países a través de todo el mundo rezan y cantan con los hermanos de la comunidad. Cantos cortos, cantados una y otra vez; pocas palabras que expresan una realidad fundamental que la mente atrapa con facilidad. Luego, se lee la Biblia en varios idiomas. En el corazón de cada oración, un largo momento de silencio ofrece una oportunidad irremplazable de encuentro con Dios.

Un miembro de la fraternidad de Taizé comenta con sorpresa:

A nosotros, los hermanos, nos impresiona la capacidad de la gente joven de permanecer en la iglesia durante horas en silencio o acompañados por los cantos meditativos. Ellos mismos se sorprenden al darse cuenta de cuánto han rezado en Taizé. Cuando les preguntamos, en los encuentros que hacemos hacia el final de su estancia, qué fue lo que mas los marcó, la respuesta llega rápida, sin titubeos: ¡“la oración”! ¡Y eso que la mayor parte de los que hablan con tanto entusiasmo de la oración, al menos a primera vista, distan mucho de ser expertos! Esto es aún mucho más extraordinario.

CARÁCTER MEDITATIVO Y CIRCULAR DE LOS CANTOS

La comunidad ha desarrollado esta manera de rezar con simples cantos meditativos, que tanto facilitan el poder compartir una experiencia interior accesible a un gran número de peregrinos. Los cantos de Taize no están escritos al estilo de las canciones de los jóvenes: están profundamente arraigados en la tradición monástica.Su vocabulario es el de los Salmos, que corresponde a la larga tradición de oración cantada que comenzó en las primeras asambleas de Israel. También sorprende su carácter meditativo y circular. Más que cantar todo el Salmo, el orante se concentra en un solo versículo, lo medita con otros dejando que resuene en su corazón y encuentre experiencias que iluminar.

De manera instintiva descubren los jóvenes que la oración que se les propone no es una traducción en su propio idioma de una realidad que les es ajena, sino, más bien, una invitación a buscar más allá de ellos mismos; poniendo en sus labios palabras de otra época, son como forzados a descentrarse, a vaciarse. Los jóvenes son muy intuitivos al respecto. Pueden distinguir discursos repletos de egode aquellos que crean un espacio, un lugar, y dejan a un lado sus seguridades. Es muy importante que los cantos sean sostenidos por todos y no solamente por los solistas o cantantes. Para obtener una información completa de Taizé y su música,pulsaraquí.

ES INTERESANTE la simbolización que parece sugerirnos la cruz/paloma de Taizé:

acaso representa al Espíritu Santo que desciende al corazón de sus amantes, mientras escucha cada uno de nosotros la bendición que proclama el Padre desde los misteriosos latidos de su misericordia: "Éste es mi hijo muy amado, en quien me complazco".