Los nuevos paradigmas sobre la realidad esencial o última del universo, la vida y el hombre. (Parte 1)

Introducción

La concepción del hombre es de fundamental importancia para la filosofía, la ciencia y la religión ya que de ella surge toda idea sobre la organización social y del mundo.

Este problema nos compromete, incluso personalmente, porque todos deseamos saber si nuestro destino es desparecer en la nada o pasar para otra vida dando cuenta de nuestra vida actual. Estas dos posibilidades han dado origen a un gran debate desde el origen de la filosofía occidental, que busca una explicación racional y no mítica, en la Grecia de los siglos V y IV a.C.

Esta concepción depende de nuestra cosmovisión que es resultado de la ciencia y la metafísica implícita en ella, porque lógicamente debemos responder a algunas preguntas fundamentales: ¿Cómo y porque es el origen del universo? ¿Cómo se originó la vida?: ¿Cómo apareció el hombre en el curso de la evolución biológica? ¿Cuál es en definitiva la esencia de nuestro universo, del macrocosmo material que nos rodea para ser posible la vida y el ser humano?

Viejos paradigmas científicos elaborados entre los siglos XVII, XVIII, y XIX se manifestaron ampliamente en el siglo XX llevando a una concepción del ser humano como algo esencialmente material y sin sentido alguno.

Hawking (Hawking 1988), considerado uno de los destacados físicos del siglo pasado en su libro “Una Breve Historia del Tiempo” entiende que, de acuerdo con la teoría cuántica de la gravedad, es posible que el espacio-tiempo tenga una extensión finita y no presente ninguna singularidad, esto es cualquier limite o margen, así sería un universo ni creado, ni posible de ser destruido. Apenas sería. Entonces, ¿qué papel sería destinado al Creador?

Sin embargo, es evidente que el universo comenzó a existir después del reconocido Big Bang. Hawking mismo afirma esto al escribir que el tiempo del universo es finito. Antes de la existencia del universo no existía el tiempo. El tiempo, inicia junto con el espacio, en el inicio del universo. Hawking reconoce la falta de lógica de su teoría cuando escribe: “Gustaría de destacar que esta idea de que tiempo y espacio deben ser finitos y sin límites es una “propuesta” (subrayado por Hawking), no puede ser deducido de cualquier principio. Como cualquier otra teoría científica puede inicialmente ser divulgada por razones estéticas o metafísicas”.

Especialmente importante fue la teoría publicada por Darwin (Darwin 2003) en 1859, donde considera al hombre como un animal más, y escribía: “Con referencia al punto de vista teológico de la creación, esto siempre es doloroso para mí. Estoy perplejo. No tenía la intención de escribir en forma atea. Pero reconozco que no puedo ver claramente… indicios de designio y benevolencia” (Darwin 2000.) En el mismo sentido podemos observar la teoría de |Freud, elaborada entre 1895 y 1915, en la que el hombre es solamente la resultante de sus tendencias instintivas (Garcia-Alandete 2015).

Más recientemente, Monod (Monod 1976) afirma que la teleonomía, que sustituye la teleología considerada como algo subjetivo, es un producto secundario de la invariancia, y es producto de las modificaciones al acaso del código genético que son elegidas por la selección natural. Como existiría una independencia absoluta entre el error de reproducción del código genético y sus consecuencias funcionales, el acaso puede ser considerado ”esencial”. Así Monod puede afirmar “El acaso puro, o solo el acaso, libertad absoluta, pero ciega, en la raíz misma del prodigioso edificio de la evolución” Y luego afirma: “El universo no estaba preñado de vida, ni la biosfera del hombre, nuestro numero salió en el juego de Monte Carlo”.

Dennett (Dennett 1998), uno de los filósofos más leídos actualmente explica, en su libro sobre la peligrosa idea de Darwin, que el Dios bondadoso, de amor, es como el “Papa Noel”, un mito de la infancia, nada que un adulto de mente sana y sin ilusiones puede creer literalmente”. Y afirma correctamente que esa idea tiene “amplias implicaciones para nuestra visión de cuál debería ser el significado de la vida”.

Reaccionando a esta filosofía, R. Chauvin, profesor de Biología de la Sorbone, autor de 33 libros, escribe en uno de ellos: “Aquí estamos, por esto, más libres materialmente que nuestros antepasados, Mucho menos esclavos delas enfermedades, teniendo muchos más recursos intelectuales y ricos de conocimientos maravillosos. Pero la conclusión, es siempre la misma: somos hijos del acaso ciego, nuestros esfuerzos no tienen ningún significado, la muerte es el cumulo del absurdo y continuamos sin tener una razón para vivir”.

Adiciona, “Si fue la ciencia que nos condujo a esto, algunos dirán con justicia, al diablo con la ciencia. ¿Cuán humana puede considerarse una actividad que retira del hombre todo su oxigeno? Éramos, tal vez, más felices antes: porque la miseria, las enfermedades y las catástrofes se soportan cuando existen esperanzas más que cuando esta desapareció”.

Por la importancia fundamental de la evolución biológica y cósmica, no podemos dejar de considerar que el conocido antropólogo francés Teilhard de Chardin se preguntaba si la evolución era una teoría, un sistema o una hipótesis, y su respuesta fue: “De ninguna manera, es mucho más que esto: una condición general a la cual deben doblegarse para ser posibles y verdaderas todas las teorías, todas las hipótesis, todos los sistemas. Una luz que establece todos los hechos, una curvatura a la cual deben amoldarse todos los rasgos: he aquí lo que es la evolución” (T. de Chardin 1955).

De este pensamiento el genetista Theodosius Dobzhansky (Dobzhansky 1964) que quería entender el ser humano en todos sus aspectos: genético, evolutivo, antropológico, sociológico, acuño la frase “En biología nada tiene sentido si no es a la luz de la evolución”.

Gran parte de la literatura actual sobre estos temas conserva los paradigmas que fueron desarrollados entre los siglos XVII y XIX. Muchos de buena fe y otros para manipular consciencias. Sin embargo, estos paradigmas se muestran totalmente incapaces de explicar los nuevos resultados teóricos y experimentales de las ciencias actuales.

Con el objetivo de mostrar los nuevos paradigmas que están surgiendo debemos centrarnos en tres grandes problemas: i) Cuál es la realidad última o esencial de nuestro universo, que es nuestra realidad ii) Qué es la vida; iii) Como y porque apareció el ser humano y cuál es nuestro destino.

i)Cuál es la realidad última o esencial de nuestro universo, que es nuestra realidad

i.1) Los cambios de paradigmas

Supongamos que ahora alguien intentara convencernos que la tierra no es redonda y que no gira alrededor del sol, que pusiese en duda nuestra creencia que es lo contrario, y supongamos que esa persona tiene algunos argumentos para ser considerados. Evidentemente eso llevaría mucho tiempo, debates y demostraciones. Es muy difícil cambiar una creencia tradicionalmente aceptada tanto en ciencias como en la política, en este último caso es más grave, porque no permite realizar cambios necesarios y a veces urgentes.

Hubo un griego Aristarco de Samos que II siglos antes de Cristo propuso un modelo en que los planetas giraban alrededor del sol. Nadie prestó atención a ese astrónomo porque el modelo de la tierra como centro estaba muy consolidado.

Aristóteles, reforzó la teoría geocéntrica de Ptolomeo, con razonamientos que mostraban el Sol, la Luna y los planetas girando alrededor de la tierra en círculos perfectos, como se podía ver en el cielo. Sin embargo, este modelo tenía sus errores.: Uno de los principales era la retrogradación que mostraban algunos planetas como Venus y Marte, su movimiento en el cielo no era lineal, sufría avances y retrocesos.

En el siglo XII fue el modelo que adoptó la Iglesia Católica, pues coincidía con su visión antropocéntrica, con el hombre como centro creado por Dios.

Fue Nicolás Copérnico, que fundamentado en datos astronómicos del observatorio de Nuremburg que publicó en 1514 un manuscrito en los que presentaba una visión heliocéntrica, pero mantuvo algunos elementos de Aristóteles como que las orbitas era círculos perfectos.

Copérnico sabía que sus teorías no gustarían a la Iglesia, y fue reacio a publicar sus datos. La historia cuenta que fue cerca de su muerte que tuvo una copia de su obre De revolutionibus orbium. La Iglesia tardó 50 años en mostrar interés por ella. Peo, esta teoría fue ganando fama poco a poco.

Johannes Kepler astrónomo y matemático alemán, desarrolló fórmulas para predecir la posición de los planetas y en 1609 publicó Astronomía Nova, que contenía las leyes del movimiento planetario alrededor del sol en orbitas elípticas con el sol en uno de sus focos. Después publicó un trabajo con la fundamentación teórica del modelo heliocéntrico que entonces fue aceptado.

Galileo en 1610, casi cien años después de Copérnico muestra que venus presenta distintas fases como la \luna, fenómeno fácil de interpretar con el modelo heliocéntrico y lo considera una prueba solida de esta teoría. Los aristotélicos de la Iglesia, que aún existen, lo obligaron a renunciar a sus teorías y le impusieron un arresto domiciliario.

Se llega así, a la metáfora de que el universo es una gran máquina, que funciona sin la intervención de Dios, como un reloj funciona sin la ayuda del relojero. Es el materialismo determinista que excluye la Providencia y participación de Dios en el universo. Surge el antagonismo de Leibniz que acreditaba en esto y Newton que decía que el universo tenía sus atrasos y avances.

Esta metáfora sustituyó en el siglo XVIII a la aristotélica que asemejaba el universo a un organismo vivo, con partes y el todo poseyendo objetivos definidos.
Rocio P. Benavente, a quien seguimos en esta breve historia, (www.elconfidencial.com/tecnología/2014-04-23/los-cinco-cientificos-que -cambiar0n-nuestra-concpoción-del-universo) escribe que según una encuesta de la National Science Foundation, uno de cada cuatro norteamericanos cree todavía hoy que el sol gira en torno de la tierra.

Durante los siglos XVIII y XIX se formó la idea que el sol era una estrella más, que existen miles de galaxias, millones de estrellas. Aparecen las teorías de Einstein de la relatividad específica y general, donde se dice que los cuerpos caen en la tierra por causa de una deformación de la curvatura del espacio-tiempo, colocando la matemática por encima del sentido común que nos hace pensar en una atracción de los objetos por parte de la tierra.

La curvatura del espacio-tiempo que depende de cómo se distribuyen materia y energía sobre éste. En ausencia de materia y energía el espacio-tiempo es plano, es el denominado de Minkowski.

Esta teoría ha sido confirmada mostrando que los rayos de luz, que deben ser siempre rectilíneos, se curvan en las proximidades de un objeto masivo y de alta energía como el sol. Durante los eclipses de 1919 y 1922 se hicieron observaciones en diferentes partes del mundo, y Arthur Eddington comprobó que el campo gravitatorio del sol curvaba los rayos de luz de estrellas situadas tras él.

Este nuevo cambio de paradigma es mucho más dramático actualmente con las nuevas investigaciones de la física cuántica como observaremos más adelante.

El hombre desde su origen ha buscado conocer la constitución de la materia que nos rodea para emplearla con diferentes objetivos, de esta forma seleccionó las piedras y otros materiales para fabricar sus herramientas.

Según una línea de pensamiento, fue por medio de actividades técnicas, especialmente medida de tierras tomada de los egipcios, que los griegos desenvolvieron, por intermedio de la matemática y la geometría su actividad filosófica (Bell 1946).

Precisamente Tales, en a Jonia (624 a.C.) guiado por el problema matemático de la unidad y la multiplicidad, lo cual se observa en el universo, se pregunta por la última causa de todas las cosas, iniciando un dialogo de gran importancia y actualidad.

La búsqueda de la unidad del universo es algo profundamente arraigado en el espíritu humano. Podemos coincidir con Barrow (1994) que esta motivación es “esencialmente religiosa”. Muchos científicos intentaron obtener una teoría del todo como una formulación matemática que explicaría el universo completo.

Las investigaciones científicas sobre la constitución de la materia llevaron al descubrimiento del átomo por Dalton en 1808. Sin embargo, los átomos no existen en forma aislada, ellos integran con otros átomos las moléculas.

Actualmente, las teorías reduccionistas nos dicen que toda realidad está formada por átomos y moléculas, como materia extensa en el sentido cartesiano.

Para superar este reduccionismo materialista aplicamos un método que denominé de “reduccionismo ontológico” (Yunes 2005). Este método busca conocer la última realidad de las partes y su coherencia dentro del sistema que integran, para explicar su real ontología. Sabemos que los átomos son sistemas integrados por partículas elementares como los electrones y el núcleo integrado a su vez por protones y neutrones y estos por quarks.

Así, llegamos a que de todas las ciencias modernas la física cuántica es la indicada, para dar luz, al problema de que es la última realidad de la materia y del universo.

REFERENCIAS

Hawking S.A. “A Brief History of time: from the big-bang to black holes”, Londres, Bantam, 1988.

Darwin C. “The origin of species”, USA, Penguin Group, 2003.

Garcia-Alandete J. Las críticas de Rudolf Allers a los fundamentos del psicoanálisis Freudiano: axiomas, falacias y principios filosóficos. Rev. Hist. Psicol. 36, 87-110, 2015.

Monod J. O acaso e a necessidade” 4ed., Rio de Janeiro, Vozes, 1976.

Dennett D. C. “ A perigosa ideia de Darwin. A evolução e os significadios da vida”, Brasil, Rocco, 1998.

Chauvin R. “Deus das formigas, Deus das estrelas”. Lisboa, Pub. Europa-América, 1988.

Teilhard de Chardin “El Fenômeno Humano”, Madrid, Taurus 1955.

Dobzhansky T. Biology, molecular and organismic, A Zoologist 4, 445-452, 1964.

Bell E.T “The magic numbers” N. York, Dover Pub. Inc., 1946.

Barrow J. D. “Teorias del todo. Hacia uma explicación fundamental del universo” Barcelona, Crítica, 1994.

Yunes R.A. The Evolution of the human mind and logic-mathematics structures, J. ther, Biol, 236, 95-110, 2005.

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