El autor, junto a Paola Ugaz, fue quien destapó los desmanes del Sodalicio Pedro Salinas, ante la expulsión de Figari: "Ahora sólo falta la Guardia Pretoriana"

Bertomeu y Sciclina, junto a Paola Ugaz y Pedro Salinas
Bertomeu y Sciclina, junto a Paola Ugaz y Pedro Salinas

"Quiero creer que esta decisión del papa Francisco es el inicio del fin. Es imposible de creer que, como sugiere el Sodalicio, Figari actuó solo y recién se enteraron como institución de la cultura de abuso de poder por las denuncias periodísticas. Ahora falta que caiga la guardia pretoriana de Figari"

"Respecto de la respuesta del Sodalicio, no hay mucho que decir. Salvo que parece tratarse de un manotazo de ahogado. De un último intento de comunicar “a la interna” que “todo está bien”, que después de esto “volveremos a la normalidad”, y chorradas por el estilo. Ese comunicado simplemente proyecta el negacionismo de sus principales líderes"

"Lo que se les viene es la supresión, o algo muy parecido a ello. Cuando ocurra eso, recién sentiremos que se hizo justicia. Mientras tanto, nos queda esperar. Pero esto último es sumamente importante: por fin podemos sentir que será por poco tiempo"

En principio, es una buena noticia. No obstante, quiero asumir que es la primera de una serie de noticias tan o más importantes que la expulsión de Luis Fernando Figari. Infiero que estamos recién al inicio de las acciones concluyentes de la Misión Scicluna-Bertomeu. De lo contrario sería una burla, una suerte de gesto para la platea, y punto.

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Quiero creer que esta decisión del papa Francisco es el inicio del fin. Es imposible de creer que, como sugiere el Sodalicio, Figari actuó solo y recién se enteraron como institución de la cultura de abuso de poder por las denuncias periodísticas. Ahora falta que caiga la guardia pretoriana de Figari. Tiene que caer Jaime Baertl, José Antonio Eguren, José Ambrozic, Eduardo Regal, Juan Carlos Len, entre muchos otros. Tiene que caer toda su “generación fundacional”. Es decir, todos los cómplices y apañadores de la cultura de abuso de poder, de la cultura sectaria y de la cultura mafiosa que imperó durante medio siglo con absoluta impunidad.

Bertomeu y Sciclina, junto a Paola Ugaz y Pedro Salinas
Bertomeu y Sciclina, junto a Paola Ugaz y Pedro Salinas

En lo personal, esperoque esto sea también un punto de inflexión para que termine la campaña de acoso y derribo contra los periodistas que hicimos la investigación, que viene durando casi seis años. Este edicto papal, asimismo, ha evidenciado las falencias de la justicia en el Perú, así como las omisiones apocadas y cobardes por parte de los obispos peruanos, con la excepción de tres notables excepciones: Carlos Castillo Mattasoglio, arzobispo de Lima, el cardenal Pedro Barreto, y el obispo de Caravelí, Reynaldo Nann.

El resto, del casi medio centenar de pastores católicos, empezando por el presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, Miguel Cabrejos, se ha comportado con cobardía y apocamiento. De igual forma, este úkaze vaticano ha expuesto la metodología de la curia romana para engañar al jefe de los católicos. Por ello, la remoción de personajes nefastos en esta historia, como José Rodríguez Carballo (exsecretario del dicasterio del que depende el Sodalicio) y Noel Antonio Londoño (excomisario pontificio en el Caso Sodalicio), por mencionar un par, debe verse como sumamente positivo en este contexto.

Monseñor Londoño, nuevo comisario del Sodalicio
Monseñor Londoño, nuevo comisario del Sodalicio Agencias

Respecto de la respuesta del Sodalicio, no hay mucho que decir. Salvo que parece tratarse de un manotazo de ahogado. De un último intento de comunicar “a la interna” que “todo está bien”, que después de esto “volveremos a la normalidad”, y chorradas por el estilo. Ese comunicado simplemente proyecta el negacionismo de sus principales líderes.

No quieren darse cuenta de que, luego de esta decisión del papa Bergoglio, no se regresa. Y encima sugerir que, el actual superior es, en realidad, el artífice de la expulsión, es como la cereza del pastel de los eufemismos sodálites. Es tomarnos por tontos a quienes seguimos el caso. No hay retorno, si acaso no quedó claro. Y lo que se les viene es la supresión, o algo muy parecido a ello. Cuando ocurra eso, recién sentiremos que se hizo justicia. Mientras tanto, nos queda esperar. Pero esto último es sumamente importante: por fin podemos sentir que será por poco tiempo.  

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