"El servicio planteado por Jesús es un servicio liberador" Servicio que libera y promueve a toda persona de la opresión

Jesús desde el inicio de su vida pública pone en claro que Él viene a liberar de toda opresión. Lo que en el evangelio de Marcos de este domingo 29 del tiempo ordinario plantea, es un esquema de servicio que es promotor de toda persona y de toda comunidad cuya cohesión de vida es el mismo Jesús.

Una forma de entender mejor lo expresado anteriormente, es centrar nuestra mirada en la vocación de Jesús como Salvador. Quien realmente quiere salvar a alguien o a una comunidad, entiende bien cuál es la disposición de vida y servicio que hay que tener para salvar.

Lo entendemos desde un ejemplo simple: ante un riesgo de hundimiento de una embarcación de un buen número de personas, quien se pone a ayudar para salvar y lo hace con amor, busca que se salven primero los más vulnerables y los de menor autonomía y, quien está ayudando a salvar se queda hasta lo último como opción para salvarse, porque lo primero para él es salvar a los demás. Otro ejemplo es el sacrificio de muchos papás por sus hijos: cuántos papás no sacrifican comodidades o beneficios con tal de que sus hijos puedan tener un mejor futuro y una mejor oportunidad?

Así le dirá Jesús a Santiago y Juan y al resto de los apóstoles: el que quiera ser el primero hágase el último y servidor de todos, el que quiera ser grande hágase pequeño. Es una dinámica de servicio donde hay que priorizar la promoción y desarrollo de cada persona con sus potencialidades.

Quien adquiere poder y quiere mantener el poder se olvida de promover a los demás en sus posibilidades y potencialidades, porque no le importa el desarrollo y crecimiento del otro y, por eso lo más fácil para quien ostenta un poder así, es oprimir, evitando así un verdadero progreso de la persona y de la comunidad.

Por eso el servicio desde la óptica de Jesús, al plantearse de ponerse a lo último, significa capacidad de sacrificio para ayudar y salvar a los otros para que puedan ser mejores.

Nuestra iglesia, nuestra sociedad, nuestras familias luchan con esta contrariedad de quienes pretenden oprimir.

Por eso el servicio planteado por Jesús es un servicio liberador, donde cada persona puede crecer y lograr lo mejor de sí en beneficio de toda la comunidad, realizando su propia vocación, logrando su verdadera plenitud.

Lo que Jesús hizo, muriendo en la cruz para salvarnos , sufriendo en extremo, fue para ganarnos a todos para Dios.

La petición de Santiago y Juan de sentarse uno a la derecha y otro a la izquierda de Jesús, significa tender un cerco de control con Jesús, cuando la esencia de vida de Jesús, es que Él es para todos. Esa pretensión no la acepta Jesús, ni la quiere para nuestra iglesia. Los cercos de poder que impiden el acercamiento o promoción de los otros, no los quiere Jesús. Lo vemos cuando grita el ciego Bartimeo, que está a la orilla del camino y los discípulos le dicen que se calle, sin embargo, Jesús pide que llamen al ciego y lo ayuda; también cuando los discípulos no dejan que los niños se acerquen a él, Jesús les dirá: dejen que los niños se acerquen a mi porque los que son como ellos es el reino de los cielos.

 Preguntémonos: ¿Cuántos cercos de poder ponemos para controlar el bien que puede estar orientado a ayudar a muchos( bien común) y que solo unos pocos se quieren quedar con el beneficio?

Hoy lo vemos en la naturaleza misma de recibir a Jesús en la eucaristía, lo recibimos personas de todos los colores de piel, de todas las razas y leguas del mundo, de todas las condiciones socioeconómicas. Esa es en esencia la enseñanza de Jesús para nosotros.

Que el servicio desde Jesús nos ayude a lograr la mayor promoción de bien, que aún, cuando nos quedemos hasta lo último y nos dé la sensación de quedarnos sin nada y sacrificándolo todo, tengamos la esperanza en Jesús, a quien el Padre eterno le dio el poder en el cielo y en la tierra. El Padre eterno nunca nos abandonará; esa es una fe firme y de plena confianza en Dios que debemos tener.

Este esquema de servicio lo entendió y lo expresó muy bien Juan el Bautista: es necesario que el crezca y yo disminuya. Jesús por su parte dirá: es necesario que yo me vaya, porque si no, no vendrá el Espíritu Santo sobre ustedes. Una vez que hemos cumplido nuestra misión, no hay que estorbar ni complicar a quien llega a continuar la tarea. Esto último nos permite observar los síntomas de un poder que achica, oprime y quiere controlar a los demás, para que no lleguen otros a realizar un servicio que haga crecer. Esto lo vemos en relevos de obispos, sacerdotes, superiores religiosos, responsabilidades en las familia, en las empresas,en el gobierno, en la política … hay mucho que trabajar en la propuesta de servicio que plantea Jesús .