"La salida de las tropas pone a los líderes mundiales en un lugar que dice muy poco de integridad moral" El enorme fracaso político, jurídico y moral en Afganistán
La salida de las tropas internacionales de Afganistán son la plasmación de un fracaso, un fracaso que puede catalogarse de triple ya que es a la vez político, jurídico y moral
La comunidad internacional no ha sido capaz de hacer frente a las obligaciones que ella misma se comprometió
| Alberto Priego. Profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas
“El pueblo de Afganistán ha sido tratado brutalmente. Muchos están muriéndose de hambre y otros muchos han huido. No se permite que las mujeres asistan a la escuela. Uno puede ser encarcelado por tener un televisor. La religión puede practicarse solamente de la manera en que dicten sus líderes. Un hombre puede ser encarcelado en Afganistán si su barba no es suficientemente larga…”.
George W. Bush, presidente de los Estados Unidos, 20 de septiembre de 2001.
“No repetiré los errores que cometimos en el pasado. El error de quedarse y luchar indefinidamente en un conflicto que no es del interés nacional de Estados Unidos”.
Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, 16 de agosto de 2021.
Entre estos dos discursos hay casi 20 años, 48.000 bajas en combate (2.500 americanas) y 47.000 civiles asesinados. Estas cifras aterradoras las hubiéramos podido dar por buenas si el presidente Biden hubiera pronunciado un discurso diferente en el que anunciara que las mujeres ya pueden ir a la escuela, que la gente puede ver la televisión sin miedo a ser encarcelado y que los hombres ya no tienen que llevar barba obligatoriamente. Sin embargo, a Biden le ha pesado más el interés nacional que los compromisos morales.
La salida de las tropas internacionales de Afganistán son la plasmación de un fracaso, un fracaso que puede catalogarse de triple ya que es a la vez político, jurídico y moral.
Es evidente que el gobierno afgano no ha sido capaz de proteger a su población (pilar uno), pero también es evidente que la comunidad internacional no ha sabido ayudar al gobierno afgano a proteger a sus ciudadanos (pilar dos). Sin embargo, esto no es lo más grave. Lo más grave es que la comunidad internacional no ha querido asumir la responsabilidad de proteger a los afganos cuando el gobierno no era capaz de hacerlo (pilar tres). Por lo tanto, podemos afirmar que la retirada de Afganistán también es un fracaso político y un incumplimiento del acuerdo de 2005 por el que se asumía como universal el principio R2P.
Esta afirmación supone un fracaso moral absoluto que hace que la vida de los 2.500 soldados americanos caídos en Afganistán haya sido en vano. Las decenas de hectáreas del cementerio de Arlington sobre las que reposan centenares de miles de soldados norteamericanos otorgan a EEUU una superioridad moral que le convierte en el líder del mundo libre. La decisión de Bush de entrar en Afganistán fue valiente y arriesgada, la decisión de Biden de salir no solo es cobarde y pragmática, sino que supone una verdadera traición al pueblo afgano en general y al pueblo norteamericano, ya que si bien al primero le aleja de las promesas hechas a comienzo de siglo, al segundo le aleja de su destino manifiesto.
Con independencia de que Afganistán se convierta en el nuevo campo de entrenamiento del yihadismo, la salida de las tropas pone a los líderes mundiales en un lugar que dice muy poco de integridad moral. La historia les juzgará.
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