La escuela de Jesús de Nazaret Si en los centros educativos hay violencia tendremos una sociedad violenta
"La guía a todas esas respuestas está en el evangelio: algunos los evangelios dominicales del mes de septiembre tienen una relación directa con la educación"
"En la escuela de Jesús de Nazareth, los alumnos son más que alumnos, son una proyección de tu vida porque constituyen la realidad más importante de la vocación docente"
"En el mismo momento que escribo estas líneas, leo estupefacto la agresión en un instituto de Jerez de la Frontero y la paliza a una adolescente del barrio de San Blas de Madrid. ¿Por qué la violencia es tan atractiva?"
"No estamos en tiempos de quejumbre, sino al igual que Jesús, de mirar hacia delante con determinación y valentía… La educación es la única plataforma que puede cambiar el orden de las cosas"
"En el mismo momento que escribo estas líneas, leo estupefacto la agresión en un instituto de Jerez de la Frontero y la paliza a una adolescente del barrio de San Blas de Madrid. ¿Por qué la violencia es tan atractiva?"
"No estamos en tiempos de quejumbre, sino al igual que Jesús, de mirar hacia delante con determinación y valentía… La educación es la única plataforma que puede cambiar el orden de las cosas"
| José Miguel Martínez Castelló
A la Iglesia le pasa últimamente igual que la política española.Sólo escuchamos hablar de amnistía, sí, no, y es importante, qué duda cabe, de ello depende una legislatura. En la Iglesia, por su parte, es el sínodo quien marca el sentido de todas las conversaciones, los dimes y diretes de los medios eclesiales, de una sensibilidad u otra. ¿Qué pasará en el sínodo? ¿Qué papel tendrán las diferentes iglesias como la alemana? ¿Se creará un cisma? ¿Qué Iglesia saldrá de este encuentro histórico? ¿Más cercano un Concilio Vaticano III? ¿Se bendecirán las parejas del mismo sexo? ¿El celibato será optativo?
No seré yo quien diga que estas cuestiones sean fáciles y que carezcan de importancia. Pero solemos olvidar que la guía a todas esas respuestas está en el evangelio. Es en él y desde él, donde encontramos la presencia de Dios en la tierra a través de anécdotas, gestos, miradas, experiencias que nos vienen así, de golpe, sin esperarlo y que nos despiertan de nuestra modorra existencial.
No sé si les ha pasado a ustedes, estimados y pacientes lectores, que han acudido, que habéis acudido a misa sin ganas, descolocados, indiferentes y hartos y entrar a la Iglesia, escuchar el evangelio y hacerse la luz recuperando la vitalidad y la fuerza de cambiar las cosas. Me pasa muy a menudo, pero la última fue muy especial. Lo relato.
El domingo 10 de septiembre, un día antes de que el alumnado español entrara en las aulas en un inicio de curso más, fui a escuchar al Padre Martín Alexis, en el convento de los Dominicos de Torrent (Valencia). Le tengo una gran estima y nos une una amistad a partir de la pandemia cuando nos acogió a mi familia para que mi hija pudiese tomar la comunión. Nos acogió como si nos conociera toda la vida. A partir del 2020, acudo a escucharle, sus palabras me traspasan y hacen que el Dios de Jesús me toque y me bendiga. De pronto, y sin esperarlo, después de la comunión, llamó a todos los profesores ahí presentes a que subiésemos al altar para bendecirnos. Éramos más de veinte personas de todas las edades y condiciones.
El Padre Martín habló a la asamblea de la importancia de la educación, de los maestros, que rezáramos por esta vocación tan importante y tan poco estimada. Yo, con un nudo en la garganta dándole gracias a Dios por la bendición que nos estaba haciendo desde el cielo. Me sentí tocado, un privilegiado de tomo y lomo. Pidió un aplauso para todos nosotros. Y el templo retumbó sobre nuestras cabezas. Al tomar asiento, el Padre Martín invitó a subir a todos los niños. Les transmitía la oportunidad única de estudiar y de la aventura trepidante del saber de la que formaban parte. Y ahí sentado, con el corazón a diez mil, me pregunté: ¿y cómo sería la escuela de Jesús de Nazareth? ¿Qué priorizaría? ¿Haría caso a las programaciones? ¿Cómo enfocaría la educación al alumnado con necesidades especiales? ¿Se aplicarían expulsiones?
Haciéndome estas preguntas en el tiempo de inicio de curso, podemos caer en la cuenta que algunos los evangelios dominicales del mes de septiembre tienen una relación directa con la educación, constituyendo un tesoro para todas las personas que formamos parte de este estimulante y único mundo. En cada uno de ellos tenemos toda una guía docente que va más allá de editoriales, cursos on line y a distancia. El domingo día 3, evangelio de Mateo 16, 21-27, dice Jesús: “Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará”.
En la escuela de Jesús de Nazareth, los alumnos son más que alumnos, son una proyección de tu vida porque constituyen la realidad más importante de la vocación docente. Cuántas cruces tenemos que tomar sobre nosotros, alumnos que no responden, incluso que te presionan y se enfrentan a ti, pero continuas con ellos sin perder la esperanza. En ocasiones, tenemos que congelar nuestro orgullo y nuestros principios y amoldarlos por el bien de la persona que está delante. Están en una edad que todo es una explosión de sentimientos y tenemos que acompañarlos, coger su cruz, tirándola sobre nuestras espaldas, como cuando el pastor se pone sobre la nuca la oveja descarriada. La escuela de Jesús de Nazareth no pospone un conflicto, una necesidad y una urgencia porque hay mucho en juego: una vida, una persona, una dignidad henchida de emociones y sentimientos encontrados.
"La escuela de Jesús de Nazareth no pospone un conflicto, una necesidad y una urgencia porque hay mucho en juego: una vida, una persona, una dignidad henchida de emociones y sentimientos encontrados"
El evangelio del domingo 10 de septiembre es la lectura que debería estar en todos los cursos de formación para profesorado, en las puertas principales de todas las universidades de magisterio del mundo y en cada sala de profesores de cualquier centro educativo: “Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano” (Mateo 18, 15-20). Estas palabras de Jesús nos llevan al núcleo y fundamento de la educación. Habla de cómo gestionar y vivir el encuentro. Si Benedicto XVI ya nos decía, de forma magistral, que el cristianismo no es una serie de ideas y doctrinas, sino un encuentro con Jesús, la educación es saber extraer de la otra persona sus pasiones, anhelos y virtudes. Sin embargo, dicho encuentro requiere de unos límites, porque en todo proceso educativo se cometen errores, se cae y no se consigue lo que se había programado.
La frustración actual en las generaciones jóvenes lleva a que se reaccione, en ocasiones, de forma impredecible, pareciendo que arda Troya, cuando con sosiego se puede reconducir lo que pasa. Jesús en el evangelio transmite paciencia, nunca se pone nervioso y aparta a Pedro en numerosas ocasiones para corregirlo. Nunca habla mal de nadie, ni en grupo ni asolas. Cuando habla a las personas lo hace para que transformen sus vidas. Ojalá pudiésemos acercarnos al modo de actuar de Jesús para que nuestra corrección sea siempre con una actitud y predisposición de humildad y servicio; teniendo en cuenta que hay personas a las que se les debe dedicar más tiempo. En educación tenemos que asumir la diversidad humana como una oportunidad y no como más carga de trabajo.
Y el último evangelio con una naturaleza educativa innegable es el del domingo 17 de septiembre: “Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces? Jesús le contesta: ‘No te digo hasta siete veces, son hasta setenta veces siete’”, (Mateo, 18, 21-35).
En el mismo momento que escribo estas líneas, leo estupefacto la agresión en un instituto de Jerez de la Frontero y la paliza a una adolescente del barrio de San Blas de Madrid. ¿Por qué la violencia es tan atractiva? ¿Por qué se agrede y se daña a la otra persona que respira y siente como nosotros? Jesús asume el perdón y, por tanto, la misericordia como la brújula que tiene que guiar nuestra vida entera. Si en los centros educativos hay violencia tendremos una sociedad violenta. Si alimentamos y conseguimos una escuela respetuosa con las diferencias y con la dignidad inviolable de toda persona, tendremos una sociedad en la que podremos vivir en libertad y con sentido. No olvidemos que si la escuela padece algún mal se transmitirá a la sociedad de forma irrevocable. El perdón no es un añadido para situación excepcionales; es para todos y cada uno de los días del año. Debe constituir la ADN de la escuela, la educación y la cultura. El perdón es la base de la esperanza de volver a empezar. Si este horizonte se elimina, sólo cabe la soledad y la violencia, el señalamiento y la ignominia pública.
"Si en los centros educativos hay violencia tendremos una sociedad violenta"
El proyecto de Scholas Ocurrentes puede encarnar el sueño de la escuela Jesús de Nazareth. Un movimiento de juventud que pretende aunar el deporte, el arte y la tecnología para hallar el sentido de la vida, la cuestión más importante y central de toda existencia humana. La escuela tiene que dotar de equilibrio y sentido a toda persona. Es la clave de la educación para que puedan descubrir el papel que tienen que desempeñar en el porvenir. Se llama a la colaboración entre todas las escuelas como espacios de humanización en los jóvenes de todo el mundo.
No olvidemos que este proyecto tiene su origen en el Papa Francisco. En 2001 y en Buenos Aires llevó a cabo lo que calificó como “Escuela de vecinos” y “Escuelas hermanas”. Su pretensión era, como Scholas, compartir los proyectos educativos que se hacen en las escuelas para luchar por el bien común, ponerlos encima de la mesa para compartirlos y de esa forma transformar la sociedad.
"No estamos en tiempos de quejumbre, sino al igual que Jesús, de mirar hacia delante con determinación y valentía… La educación es la única plataforma que puede cambiar el orden de las cosas"
Que Dios nos guíe y nos ilumine para que no bajemos los brazos, para que ideemos proyectos que transformen los diferentes espacios de deshumanización que hoy se multiplican como champiñones en esta sociedad nuestra. No estamos en tiempos de quejumbre, sino al igual que Jesús, de mirar hacia delante con determinación y valentía. La educación es la única plataforma que puede cambiar el orden de las cosas. En cada persona que se dedica, que te dedicas, a la educación, se abre sobre sí toda una luz de esperanza en una humanidad por la que Jesús sacrificó su vida. Algo de bueno vio en nosotros. Manos a la obra y feliz curso.