Que Omella tenga presente el reflejo de Tarancón Al nuevo presidente del Episcopado: recomendaciones
"A la Iglesia en España y a sus obispos, con mención especial protectora y consentidora para quien los preside, les sobran privilegios"
Ser considerado y distinguido como buen cristiano, como persona normal y ciudadano, dispuesto a colaborar con todos y en todo
Con el fin escueto de asentir y conformar que “recomendación” no significa otra cosa sino “consejo que se da a otros, porque se considera beneficioso” para él y para la obra o actividad de la que es responsable, a quien acaba de ser elegido máximo representante de la Conferencia Episcopal Española, le hago destinatario de estas sugerencias:
+ Le sería de provecho la atenta y devota lectura de cualquiera de la “vida y milagros” que se han escrito acerca de la actividad y comportamiento del Cardenal Tarancón, uno de sus más preclaros antecesores de cuantos presidieron esta misión, con acierto y en circunstancias bastante similares a las que se viven hoy en España, sin olvidarse de que su apellido se hiciera rimar con “paredón”, lo mismo dentro que fuera de la Iglesia “oficial”.
+ Ser considerado y distinguido como buen cristiano, como persona normal y ciudadano, dispuesto a colaborar con todos y en todo, es –será-, aval seguro de tino o destreza en la ardua y no fácil tarea que se le ha encomendado.
+ Lo será vivir y convivir en sacrosanta común- unión y como uno más, con sus hermanos en el episcopado, curas, frailes, monjas y monjes, además y de preferente modo, con el resto del pueblo de Dios, compuesto por laicos y “laicas”.
+ Integrarse en todos y en cada uno de estos estamentos, es ministerio explícitamente sagrado, meta cuya consecución y logro será asequible indefectiblemente con la gracia de Dios.
+ En la idea de Iglesia, cuya presidencia local le ha sido adscrita, prevalecerán incuestionablemente notas tan elementales como las de “sinodal” y “en salida”.Otras distintas ni tienen, ni tendrán, cabida. Son espurias, falsas, adulteradas y, por supuesto, sin ninguna sustentación evangélica.
+ Posiblemente le ayudará, con sus palabras y ejemplos, al resto de la institución que preside, prescindir, por ejemplo, de seguir avecindado en las mansiones palaciegas, en las que la condición de obispos daba la impresión de demandarlo en tiempos feudales, felizmente pasados, hoy incomprensibles para los mismos católicos y los no católicos.
+ Vivir en palacios imprime carácter y obliga a hacerse distintos a sus moradores, quienes además han de revestirse de colorines y capisayos, colocarse la mitra en diversidad de versiones –todas ellas paganas- y actuar con báculos, que no con cayados y bastones pastoreadores de almas…
+ Los obispos, por obispos, y en mayor prestancia y urgencia, quienes los presidan, lo harán siempre en nombre de Jesús, pobre entre los más pobres. La pobreza será santo y seña de su ministerio. Este jamás podría ejercerse, si sus destinatarios no fueran preferentemente los pobres…Sin los pobres no es Iglesia la Iglesia. Ni los obispos serían obispos. Ni, por tanto, su presidente sería presidente, por muy acreditadamente democrática que su elección haya sido.
+ “Por un quítame allá esas pajas” del dicho popular de la discusión de los agricultores al recoger las cosechas por esos pueblos de Dios, no se justificara jamás no llevarse bien, y como Dios manda, con quienes rigen los destinos sociales y políticos –autoridades- en cualquiera de sus estamentos o niveles, sean estatales, autonómicos, provinciales o municipales…
+ “ Por un quítame allá estas pajas” de la asignatura de la religión, del artículo de tal proyecto de ley, del cambio o desaparición de una fiesta concreta, de la desmatriculación de objetos y lugares immatriculados no siempre en conformidad con la ley, o con dudas acerca de la aplicación, jamás a ningún miembro de la Conferencia Episcopal, y menos a su presidente, le pasará por la mente sugerirles a sus sabuesos, doctos en cánones, que comiencen la redacción de una posible “Carta Colectiva”, de infeliz recordación, con sabor a “cruzada”, de tiempos no tan pretéritos, en conformidad con las pastorales y exhortaciones de algunos…
+ A la Iglesia en España y a sus obispos, con mención especial protectora y consentidora para quien los preside, les sobran privilegios. Con privilegios, por concordatarios que sean, o estén, a la Iglesia le falta Evangelio, con lo que su cuestionamiento estaría más que justificado…
+ El colectivo episcopal, con su presidente, serán ejemplos fieles de comportamientos en la aceptación de las leyes civiles, la mayoría de ellas, tanto o más evangélicas que no pocas de las canónicas. El trato que en ellas se les confiere a la mujer, por mujer, y a los pederastas y “pederastas”, resulta ser más ético- moral en el ordenamiento civil que en el eclesiástico.
+ En relación con Roma y su obispo, me limito, por ahora, a sugerirle al nuevo presidente de la Conferencia que no escatime esfuerzos por “franciscanear” sus relaciones en el grado más alto posible. No hay derecho, escandaliza y clama al cielo, que el papa de sobrenombre Francisco, tenga peor prensa dentro de la Iglesia, que fuera de ella…La tortícolis –“contracción involuntaria y dolorosa de los músculos del cuello que obliga a tener este inmovilizado o torcido”- se justificaría en este caso, aún como enfermedad, siempre y cuando el papa Francisco sea su referencia…