Felices quienes son misericordiosos, porque serán recordados siempre por su bondad y sus desvelos.
Felices quienes en un mundo tan competitivo, ofrecen la misericordia como el mejor remedio para la sanación colectiva.
Felices quienes impregnan todas sus acciones con la dulzura de la misericordia.
Felices quienes intentan recuperar la convivencia con los principios de la misericordia.
Felices quienes sienten siempre compasión hacia los demás, quienes viven con pasión, quienes se mueven a compasión.
Felices quienes acuden de urgencia cuando hay dolor, y les recetan el bálsamo de la misericordia y el reconstituyente de la compasión.
Felices quienes mantienen un corazón vivo y atento, lleno de ternura y misericordia.
Felices quienes actúan siempre con verdad, justicia y libertad y, a la vez, sus obras están teñidas del suave color de la misericordia.
(Bienaventuranzas de la vida - PPC)