Las noticias que más salen en los periódicos,
los programas más vistos,
los personajes que más influyen
en nuestro mundo,
están revestidas de dramatismo,
de rumores malsanos, de frivolidad,
de vacío.
Pero lo que da sentido a la vida,
lo que invita a recuperar
cada día la cordura y la ilusión,
se mueve por los estratos
del silencio, de la entrega gozosa.
El perfume de una rosa,
el cuidado de una relación,
el arreglarse cada mañana
para ir al trabajo,
la confidencia al amigo al decirle
que es imprescindible para ti,
el devolver la dignidad y nombrar
al humillado por los demás,
el ser rico en estrellas y sueños,
el poema hecho canción, mirada,
atención y desvelo,
el brotar de una lágrima sincera
ante el dolor, la súplica
o la felicidad del otro,
sólo se puede contemplar
desde un corazón agradecido.
Porque lo esencial,
lo verdaderamente importante,
es imperceptible
para unos ojos empañados
por la niebla de la superficialidad.