Acerca del autor Pedro Rizo
He trabajado en 13 empresas en mis 50 años de cotizar a la Seguridad Social. Entre ellas dos multinacionales, en suma de 21 años. La primera para España, Portugal y el Magreb territorio que se amplió a Francia e Italia. He viajado por deber a medio planeta y sigo activo. Por tanto, con poco tiempo que dedicar a este blog.
Conocí a mucha gente de gran talla moral - la que más importa -, así como social y del ámbito empresarial con la que conservo aún buenas relaciones; es así incluso, y con más fuerza, con aquellos amigos que ya no pueden morirse. De estas personas, de esos viajes, de aquellas responsabilidades y del afán siempre vivo por conocer mi entorno y mi tiempo es de lo que alguien creyó que mis reflexiones podrían ser de utilidad. Especialmente en este siglo en que los media son riquísimos y las opiniones paupérrimas.
Me preocupa la visible degeneración de la doctrina católica y, consecuentemente, la pérdida de nuestra fe milenaria y, por ello mismo, la gradual y acelerada descomposición de la Iglesia y de la sociedad por ella guiada. No he sido ni una hora seminarista, ni consagrado a ninguna obra religiosa, pero agradezco a la Compañía de Jesús -aquella de mi edad de estudiante en ICADE- que me enseñara a pensar y "gustar de las cosas internamente".
A este blog lo titulo con un término cinematográfico: "Plano picado y contrapicado", que induce a mirar las cosas de arriba abajo y de abajo arriba. Creo que mi caso no es raro en el periodismo: escribir sin ser periodista. Al estilo - Dios me perdone tomar su espejo - de César González Ruano, Wenceslao Fernández Flórez o un postrer Julián Marías.
Someto todas mis opiniones al magisterio tradicional de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, en su unidad de enseñanza, es decir, en lo mismo que se ha creído por todos los bautizados, en todas partes y en todos los tiempos.
Conocí a mucha gente de gran talla moral - la que más importa -, así como social y del ámbito empresarial con la que conservo aún buenas relaciones; es así incluso, y con más fuerza, con aquellos amigos que ya no pueden morirse. De estas personas, de esos viajes, de aquellas responsabilidades y del afán siempre vivo por conocer mi entorno y mi tiempo es de lo que alguien creyó que mis reflexiones podrían ser de utilidad. Especialmente en este siglo en que los media son riquísimos y las opiniones paupérrimas.
Me preocupa la visible degeneración de la doctrina católica y, consecuentemente, la pérdida de nuestra fe milenaria y, por ello mismo, la gradual y acelerada descomposición de la Iglesia y de la sociedad por ella guiada. No he sido ni una hora seminarista, ni consagrado a ninguna obra religiosa, pero agradezco a la Compañía de Jesús -aquella de mi edad de estudiante en ICADE- que me enseñara a pensar y "gustar de las cosas internamente".
A este blog lo titulo con un término cinematográfico: "Plano picado y contrapicado", que induce a mirar las cosas de arriba abajo y de abajo arriba. Creo que mi caso no es raro en el periodismo: escribir sin ser periodista. Al estilo - Dios me perdone tomar su espejo - de César González Ruano, Wenceslao Fernández Flórez o un postrer Julián Marías.
Someto todas mis opiniones al magisterio tradicional de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, en su unidad de enseñanza, es decir, en lo mismo que se ha creído por todos los bautizados, en todas partes y en todos los tiempos.