Cardenal Kasper y el cuento de la “Tradición Viva” ©
Empieza el "misterio" en que hace unos 30 años se designó a esta catedral sede de “Las edades del Hombre” y se aprovechó tal evento para reparar algunos desperfectos de la fachada. Entonces, se dató la restauración colocando ese astronauta. Una costumbre, como impronta de los oficiales canteros, muy usada en el oficio. Si nos detenemos a contemplar la fachada veremos que la piedra del paño restaurado contrasta con el viejo color de la zona antigua.
Lección a guisa de moraleja
La confusión del turista destaca el imperativo de no empeñarnos en que las cosas sean como nos pide el capricho; que debemos aficionarnos más a verlas con realismo. Es decir, con inteligencia: "entender lo que vemos". Aplicándonos a hacer ‘inteligible’ lo que nos rodea, especialmente lo que juzguemos verdaderamente importante para apostar nuestra vida o gran parte de ella. No nos quedemos en que las cosas -y las personas y las instituciones- son lo que se dice, o lo que parecen, pues que a menudo resulta que no lo son. Y como no es muy seguro que lo que se dice o lo que parece se confirme con la realidad, muchas veces caeremos en engaño. Tal costumbre es grave error de la vida.
Por cierto, ‘error’ es palabra antónima de ‘verdad’, concepto muy serio aquí abajo y definitivo en el otro mundo. El mismo Jesús dijo de sí: «Yo soy la Verdad». Llamarse la verdad es muy similar a lo que desde la zarza ardiente Dios respondió a Moisés: «Yo soy El que Es.» Por tanto, buscar la verdad de las cosas, aunque en ocasiones sea un trabajo difícil, es de resultados muy agradecidos pues siempre nos llevará al que es la Verdad, Dios.
Con respecto a la Iglesia, el Papa Benedicto XVI nos señalaba que “es un error presentarse –los papas– como el punto central de la Iglesia cuando, en verdad, ese centro es Dios”. (cf. “Jesús de Nazaret”). Esa inclinación a centrar en personas la esencia de la Iglesia es de donde nace esa supuesta “Tradición Viva”, que los relativistas esgrimen sobre la que nos legaron los Apóstoles. Tal enjuague raya en la apostasía, ofende a la Verdad-Dios y, muy ciertamente, señala que ciertos individuos que pueblan la curia en su corazón ya están apartados de la fe católica porque sustituyeron la luz de Dios por la de Lucifer. (1) Aunque figuren y ejerzan como cardenales en verdad ya no son Iglesia Docente.
A mí eso de “tradición viva”, dicho hoy o dicho ayer, me parece un ardid para confundir la autoridad de la tradición apostólica y someter el Evangelio de Jesucristo al mandato de las modas del presente. Una estafa intelectual porque lo cierto, o yo no tengo sentido, es totalmente al revés: que la tradición vive en quienes la guardan y muere en quienes la manipulan. Más aún, sé que no me equivoco si afirmo que es en la Tradición y en los Evangelios, que tanto se apresuraron e retraducir, donde se fundamenta la autoridad de la jerarquía eclesiástica. Los papas y los doctores lo son por fidelidad al Depósito recibido. Se avalan en él. (Lc 22, 32; 1 Tim 6, 20; 2 Tim 1, 14) Por tanto, potencialmente eso de la "tradición viva" facilita, como mínimo, desviaciones peligrosas.
No recuerdo haber oído que el respeto por la Tradición fuera daño alguna vez para la Iglesia, pero sí conocemos todos cómo en innumerables veces las novedades han sido para nuestra ruina. Es lo que ocurre en estos tiempos de destrozo en que nos ha sumergido “la puesta al día” pregonada por el Concilio Vaticano II, que en poca gloria está. Porque “la puesta al día” sólo ha servido para que la Iglesia se acomode al mundo y renuncie a civilizarlo y educarlo; para consolar y acoger nuestras miserias en lugar de perfeccionarnos para Dios. (Mt 5, 48)
Por eso, podría decirse que el “misterioso” astronauta en la fachada de la catedral de Salamanca, como el fotógrafo en la de Palencia y otros casos parecidos, en cuanto simple firma de los canteros, es mucho menos absurdo que suponerle crédito a un cargo o a un purpurado que se aparte de lo siempre enseñado. El “buenismo” aprensivo y servil sacraliza el error y envanece a los que triunfan en él; algo que marca nuestro tiempo. Por eso me parece un insulto a nuestra formación católica, más si viene de un supuesto docente, definir tradición viva la que se refiere al momento presente. Absurda antinomia. Decir que hay Iglesia allí donde se desprecia el depósito de fe de los Apóstoles, de los Santos Padres y de los pontífices en comunión con ellos es de una inventiva que asombra. O de locos.
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(1)
Lucifer-Luzbel recibe culto en ciertas obediencias masónicas. Puede encontrarse información, a discernir, en los medios de Internet, YouTube, etc. Si me interesé en informarme fue por los datos publicados con la autoridad indiscutible de Malachi Martin, SJ, en sus libros The Windswept House y Hostage to the Devil, respectivamente editados en español: El último Papa y Yo expulsé a Satanás. Esto aparte, hay fiables publicaciones de logias de los EE.UU. que confirman esta interpretación del Gran Arquitecto del Universo.