Donald Trump, ¿el odioso antisistema... ? ©
En primer lugar, qué cosa tan rara que, en todo Occidente, para la mayoría de las cadenas televisivas y prensa -teledirigidas por "ellos"- sea Trump el candidato a desmontar o, más ciertamente, a demonizar.
Para el lector o televidente común ya no queda insulto ni defecto que destacar en el republicano. Trump es un monstruo y la oponente, Clinton, una promesa de bondades; el republicano un histérico, la demócrata todo un carácter; él, un machista y ella un ejemplo moral... Lo que no se confirma, como veremos, en su ya larga trayectoria política.
Para mayor dolor de los simpatizantes de Hilary Clinton, hoy mismo, 28 de octubre, a sólo once días de la convocatoria electoral, el FBI tiene incoada una investigación sobre las horribles acusaciones que acumula la número dos de su campaña, Huma Abedin. ¡Ojo! Acusación y pruebas procedentes del ex-congresista Anthony Weiner, ex-marido de la citada Huma. Ambos, en anteriores campañas, ya demostraron su eficiencia propagandista enviando "twiters" en que los argumentos se ilustraban con sus respectivos sexos...
La actual pugna electoral recuerda mucho la del demócrata James Carter y el republicano Ronald Reagan. Todos los media coincidieron en señalarle a Reagan tres defectos, ahora casi recurrentes en el señor Trump: Que no tenía experiencia; que era un mal actor de películas 'B' y que si fuese elegido desenfundaría el revólver nuclear a la primera ocasión. Santiago Carrillo, el santón de los viejos soviets, llegó a predecir que -fueron sus palabras- si saliera Reagan sería el fin del mundo. Pero la verdad le fue muy contraria pues que Reagan ya había destacado como gobernador de California, que en sus películas los personajes que interpretó eran patriotas y optimistas, y que, el fin del mundo, profetizado resultó, sí, efectivamente en el fin... del mundo comunista-soviético. De Trump, de quien no sé más de lo que ya saben sus seguidores, uno se pregunta si puede decirse que es un mal gestor cuando se ha arruinado dos veces y otras dos ha sabido recuperarse.
Voy a sugerir por qué Donald Trump no es un buen candidato para los amos de los mass-media. Por ejemplo, esas oficinas Rotschild, como la que en Madrid financió durante años a PRISA, El País.
No lo es porque :
- no aumentó los impuestos;
- no cuadruplicó el costo de los alimentos;
- no comenzó una guerra racial;
- no dejó en Bengasi soldados americanos para ser asesinados por musulmanes;
- no envió la Armada a pelear del lado de Al-Qaeda, en Siria.
Desde luego es normal que Donald Trump sea para el establishment (*) el peor de los candidatos, porque él:
- no habría armado al ISIS, que sistemáticamente ha asesinado y asesina católicos;
- no habría dado dinero y tecnología nuclear a Irán;
- no habría cedido secretos militares a China;
- no odiaría el patriotismo de los militares;
- no paralizaría una economía que, hasta Obama, líderaba la del mundo;
- no habría aumentado la deuda externa en 20 trillones de dólares;
- no habría arruinado dos veces el crédito internacional de la Unión.
¿Alguien atesora más noes en su contra...?
No sé si fue en el último o en el penúltimo encuentro de Donald Trump con sus seguidores que les dedicó un discurso excepcional. Un discurso no recogido por periódico alguno, ni radio ni televisión entre los que lo he buscado en España. Un discurso del que, probablemente, no haya parangón en la historia de las elecciones americanas.
Con gesto grave y firmeza de evidente convicción no se cortó un pelo para decir lo que no se puede desmentir. Nadie habla así sin tener seguridad de sus pruebas y razonamientos.
Lean la traducción. He subrayado aquellas afirmaciones dignas de recordar:
Nuestro movimiento trata de sustituir un fracasado y corrupto -cuando digo “corrupto” estoy diciendo “totalmente corrupto” – establishment político por un nuevo gobierno (que volverá a estar) controlado por el pueblo americano.
No hay nada que el establishment político no sea capaz de hacer; no hay mentira que no sea capaz de contar para mantener su prestigio y poder a vuestras expensas. Y eso es lo que ha estado ocurriendo.
El establishment de Washington, y las corporaciones financieras y los medios de comunicación que lo respaldan, existen por una sola razón: protegerse y enriquecerse ellas a sí mismas. El establishment se juega billones de dólares en estas elecciones. Como ejemplo, sólo un específico acuerdo de libre comercio que les gustaría aprobar implica billones de dólares, controlados por varias naciones, corporaciones y lobis. Son todos aquellos que controlan los resortes del poder en Washington, más todos los intereses globales que se alían con esa gente. Los mismos que no tienen en mente nuestro bien.
Nuestra campaña representa para ellos una amenaza existencial, real, que nunca antes habían enfrentado. (Por eso) ésta no es simplemente otra elección de cuatro años. Estamos ante otra histórica encrucijada para nuestra civilización que determinará si nosotros, el pueblo, reclamaremos tomar el control sobre nuestro gobierno. El establishment político que está tratando de detenernos es el mismo grupo responsable de los desastrosos tratados de libre comercio, de la inmigración ilegal masiva, y de la política económica y exterior que han desangrado a nuestro país.
Para ellos es una guerra y no respetan límites ni frenos morales. Estamos en una lucha para lograr la supervivencia de nuestra nación. Créedme. Y esta será la última oportunidad para salvar el 8 de noviembre, recordadlo. Estas elecciones determinarán si somos una nación libre o si sólo tenemos la ilusión de ser una democracia que realmente está controlada por un pequeño grupo de globalistas e intereses particulares que manipulan nuestro sistema. Nuestro sistema está manipulado. Esta es la realidad. Vosotros lo conocéis, ellos lo conocen, yo lo conozco y podría decir que todo el mundo lo conoce.
El establishment y sus medios ejecutores controlarán esta nación por medios que son de sobra conocidos. Cualquiera que ose desafiar su control será etiquetado de sexista, racista o xenófobo y moralmente deforme.
Ellos te atacarán, ellos te difamarán, ellos buscarán destruir tu carrera y tu familia. Tratarán de destruir todo lo tuyo incluyendo tu carrera y tu reputación. Ellos mentirán y mentirán y mentirán una y otra vez. Harán cosas peores que eso: harán lo que sea necesario. Los Clinton son criminales, recuerda esto.
Nuestra gran civilización, aquí en América y a lo largo del mundo civilizado ha llegado a un momento de ajuste de cuentas. Lo hemos visto en el Reino Unido donde han votado para liberarse del gobierno mundial, de los tratados comerciales mundiales, de los tratados mundiales de inmigración que han destruido su soberanía y han destruido a tantas naciones. Pero el centro político del poder mundial está aquí mismo en América y es nuestro establishment corrupto el mayor poder que está empujando la globalización radical y la privación de los derechos de los trabajadores. Sus recursos financieros son prácticamente ilimitados; sus recursos políticos son ilimitados. Sus recursos mediáticos no pueden igualarse. Y, lo más importante, la profundidad de su inmoralidad es absolutamente ilimitada.
Acompáñenme, acepten la devolución de nuestro país y la creación de un nuevo futuro brillante, glorioso y próspero para nuestro pueblo. Vamos a hacer que Estados Unidos sea grande de nuevo y así va a suceder rápidamente. ¡Que Dios les bendiga! ¡Que Dios nos bendiga! ¡Gracias!
Queda claro que no cita a los simpatizantes del Partido Demócrata sino a un "ellos" que se entiende por encima o detrás del Ejecutivo, al que manejan para hacer de los Estados Unidos un servidor de sus planes. ¿Será que la advertencia de Franklin, padre fundador de la Unión, ha llegado a plasmarse?
Yo no conozco la realidad actual de los Estados Unidos de América pero recuerdo que el americano medio no es solamente el de las costas sino el de toda la nación. Y creo que una mayoría significativa, muy significativa, se siente más identificada con la personalidad de Donald Trump que con los respaldos y el gesto envarado de la señora Clinton.
Falta poco más de una semana para saldar la incertidumbre.
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(1) Término inglés que señala los equipos de personas, o élite, que ejercen el poder ejecutivo y la representación del Estado.