FSSPX-V: Los disidentes de Mons. Fellay ©

No me atrae hablar de teologías, jurisdicciones y liturgias. No soy más, ni menos, que un bautizado, creyente y practicante, "Iglesia enseñada", con opinión enraizada y formada en esa condición.

Me enfrento al blog por las noticias que llegan de la FSSPX respecto a algunas resistencias a aceptar la integración en la Iglesia. No importando la representación delegada en su Superior, Mons. Bernard Fellay.

Dos años de discusión doctrinal tienen que haber dado fruto. Se lograron pasos que jamás se hubieran esperado. Así, ciertas revisiones de los textos conciliares acerca del falso ecumenismo, la libertad religiosa, la colegialidad, los cambios extraños en las fórmulas de consagración de obispos... El levantamiento de la excomunión, la liberación del Misal de San Pío V y el motu Summorum pontificum. Mis lectores me obligan a darles una honrada y particular visión del tema.

Es mi opinión que no se puede andar por este mundo – del que Cristo nos dijo no nos apartáramos – con miedo. Hay que estar en el mundo aunque no seamos del mundo. Y no sólo esto. Es que algunas veces tendremos que ser astutos como serpientes, por más bonitos que nos veamos como palomas. El miedo nos hace cortos de mente y de voluntad. Nos priva de la belleza del riesgo, del descubrimiento de nuevos amigos, de la conquista de nuevos poderes y de nuevas tierras. El miedo agarrota las iniciativas, arruina las empresas porque nunca se emprenden y en consecuencia nos fija en solamente el dinero... que como sólo se guarda no sirve para nada. Véase, si no, la experiencia de más de 30 años en España que no puede ser más apocada. Nos devora la mezquindad del avaro hasta con el Óbolo de San Pedro.

Por esta realidad pienso que la FSSPX debe estar en el lugar que le corresponde por derecho, en su casa, en Roma, e influir y resistir lo que haga falta. Es una Sociedad a la que muchos católicos queremos ver al lado del Pescador y mezclada con la tripulación de su barco. ¿Qué mérito tengo al pelear con mi sombra fuera del ring? La FSSPX ha vivido una etapa gloriosa en su existencia y le quedan muchas otras que encarar. ¡Encárenlas! Que las merezca y las amerite dentro de la nave del Pescador. A su lado y no a su contra. No es verdad que “contra la Iglesia oficial se vive mejor.” Me da que no agrada a Dios. Y menos el creer, o desear, que la Iglesia debe estar compuesta de solamente perfectos, o excluida de enemigos. Eso es catarismo, jansenismo, calvinismo... Horribles enfermedades del alma.

Si contundente fue San Agustín al afirmar que fuera de la Iglesia no hay salvación, con el mismo argumento puede afirmarse que fuera de la Iglesia tampoco se logrará su sanación. ¿Hay alguien con dos dedos de frente que lo crea? Enfrentados a la Iglesia lo único seguro es el naufragio. Y a mí me huele que eso es lo que desean los enemigos de la Iglesia... Los que con Pío IX llegaron como pasajeros, con Juan XXIII se hicieron nuestros huéspedes y con Pablo VI, y no digamos con Juan Pablo II, el Inmortal, se quedaron de amos. Lógico es que, en cuanto okupas, se dedicaron a destrozar todo lo que no era de sus gustos. Pues esos tales coinciden en su extremismo con los que se niegan a la integración. Que, además, es por miedo, porque flojea su fe (¡!), porque se hunden en las olas del historicismo de Spengler y Croce olvidando escondidos que somos nosotros los que protagonizamos y dirigimos la historia... Y Dios el que rige su Iglesia.

Reflexionemos ahora sobre la enorme diferencia que existe entre otros disidentes históricos de la Iglesia frente a la FSSPX que lidera Mons. Fellay. Con los primeros la revolución modernista no tiene enemigos, con la segunda dentro de la Iglesia, sí. Y que serán, porque deben serlo, enemigos muy difíciles de la carcoma modernista. ¡Pero qué me va a decir usted, si los lefebvrianos son la peor preocupación del Rabino de Roma! Por algo será.

¿Qué ocurrió con los Veterocatólicos que se separaron de Roma en 1870? Hoy son más de dos millones que se reparten mayoritariamente por el Norte y Este de Europa. No confiesan ni el dogma de la Inmaculada, ni el de la Infalibilidad, ni el de la Asunción de la Virgen. Han desechado el celibato. No sé cómo entienden la jurisdicción apostólica, ni el orden... ¿Tenían razones? Muchas. La esencial, achacar al Papa Mastai exagerar sus atribuciones de infalibilidad para beneficio de su pontificado.

¿Quieren los disidentes de Fellay seguir esos pasos? Piénsenlo. Conozco algunos sacerdotes ahora perdidos como soldados de fortuna, unos seudo-ermitaños otros itinerantes. Viviendo con ingresos aleatorios; desaseados, descuidados y en una soledad enfermiza. «La sede está vacante, no hay papa, por lo tanto no hay Iglesia...” (No sé cómo se argumenta esto.) “Es el triunfo del Anticristo.” “Hagámonos francotiradores.” Pues, no, eso es una desgracia. Un arrebato de profetismo que se paga muy caro al quedarse sin voz y sin eco. No es esto inteligente. Hay que ser oídos allí donde están los que no quieren oír, hacerse visibles entre los tripulantes, donde se cuecen los actos de gobierno, trabajar cercanos al timón de San Pedro. Los grifos del Vaticano necesitan el agua de la tradición que la FSSPX puede y debe aportar.

Qué mejor para el progresismo liberal y el humanismo marxista que el fracaso en el entendimiento FSSPX-Vaticano.
Lo mejor y más deseable es que dicho fracaso no se produzca.


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