1.3. El aporte específico del P. Ricardo Lombardi, sj
En el apartado anterior, hemos hecho referencia a la propuesta hecha a Pío XII por los monseñores Ottaviani y Ruffini, sobre la necesidad de convocar un concilio y de la disponibilidad inicial del Papa para su preparación, con el nombramiento de algunas comisiones. Al comienzo del Capítulo II del Volumen I de la Historia del Vaticano II, G. Alberigo precisa que “...los trabajos preparatorios comenzaron el 15 de marzo de 1948 (poco después del “golpe de Praga” y se concluyeron en enero de 1951 (cuando se desencadena la guerra de Corea)” .
“El año 1948 es un año crucial: –anota G. Zizola en el libro “Il microfono di Dio. Pío XII, Padre Lombardi e i cattolici italiani”- en febrero los comunistas toman el poder en Praga, con el golpe de Estado de Gottwald. En China, el avance de Mao Tse-tung, se extiende hacia Pekín. En Rumanía, es perseguida toda la Iglesia de rito bizantino-eslavo. Las minorías católicas en Bulgaria, en Ucrania, en Albania, en varios Estados yugoeslavos sufren persecuciones. El metropolitano ucraniano Josip Slipyk es encarcelado. En Hungría, el cardenal primado Mindszenty es sometido a tortura psicológica y a un proceso. Donde quiera que el comunismo llega al poder, la iglesia sufre una persecución o abierta o secreta, pero siempre peligrosa .
En este contexto, el P. Lombardi, de común acuerdo con Pío XII, participa en la movilización contra el comunismo en Italia, para frenar su triunfo en las elecciones; participa igualmente en la gran “Cruzada de la Bondad”. Pero, también, dedica tiempo para presentarle a Pío XII el “Proyecto de reforma de la Iglesia”, que le entregó el 15 de agosto de 1948.
1.3.1 El “Proyecto de renovación de la Iglesia” presentado a Pío XII el 15/8/48
Presentamos los puntos principales de este proyecto:
El 15 de agosto de 1948, el P. Rotondi llevó a Pío XII un fascículo de 80 páginas. Citamos algunas frases más relevantes del capítulo primero, titulado: El Santo Padre.
* "Simplificación de las manifestaciones externas de la vida pontificia"
“Él tiene que parecerse lo más posible en su conducta a la que tendría Jesús mismo, si viviese de modo visible como Cabeza de la Iglesia. Este es el principio general que hay que tener presente, para las reformas que realizar en su persona y en sus actividades. Por eso hay que darse prisa en quitar del ambiente que rodea al Santo Padre, las apariencias externas de una corte terrena. Si nos imaginamos a Jesús en este puesto, adverti¬mos inmediatamente cómo desentona cierto aparato humano y preferentemente militar (...). Y habrá que simplificar el ceremonial (...). Todo tiene que trascender simplicidad, la simplicidad de Jesús, alrededor del Vicario de Jesús".
* Renuncia real de muchas riquezas
“A una, con esta simplificación de las manifestaciones externas de la vida pontificia, es necesario afrontar con coraje el problema de la renuncia real a muchas riquezas inútiles, que están frenando a la Iglesia... En una Corte Pontificia así, renovada por fuera y por dentro, habrá que tener siempre bien presente que la Iglesia es universal; que, por tanto no hay que dedicar a Italia una atención desproporcionada, en perjuicio de otras cristiandades y a veces quizá también con inconvenientes para la misma Italia en la que se adormece el espíritu de iniciativa del episcopa¬do”.
* El Papa en visita a los países más lejanos
“Un caso concreto al respecto: no tendría que parecer imposible que quien es representante de Cristo en la tierra y sucesor de Pedro visitase a veces personalmente a los fieles de otros países, incluyendo alguna vez los más lejanos: los de América, por ejemplo, los de Asia, los de África... No podemos imaginar, hoy por hoy, qué significaría esto para el género humano y para la Iglesia...”
* El hombre mejor para el Papado puede estar fuera del Cónclave
“Dada la importancia suprema que tiene para la Iglesia la elección del hombre más apto para el Sumo Pontificado, habrá que declarar con un nuevo acto, explícito y solemne, que los cardenales reunidos en Cónclave pueden elegir al futuro Papa fuera de su círculo”.
* El ser cardenal: no es un premio, sino una mayor responsabilidad
“Más que un premio por funciones anteriormente desempeñadas, el cardenalato debe considerarse un servicio y una tarea particular, que requiere todas las fuerzas para un trabajo eficaz...”
* Sagradas Congregaciones
“Aquí hay mucho que cambiar... Son una extensión de la acción del Papa... No deben ser órganos puramente administrativos... Deben actuar como estimulantes de toda la vida de la Iglesia...En algunos sectores del Vaticano se lamentan de especulaciones ilícitas, favoritismo... falta de garantías y de previsión social en favor de los empleados...”
* Los obispos: padres, pastores: límite de edad
“La renovación que Jesús quiere de su Iglesia exige obispos que sean verdaderamente padres de sus sacerdotes y de todos sus fieles... y pastores con visión amplia y clara, y con acción decidida (...)... En primer lugar sería necesario proveer y retirar a los obispos que son ya incapaces de gobernar. Para obtenerlo con suavi¬dad, habría que fijar un límite de edad; ojalá fuera a los 75 años.”
* Otras propuestas de renovación:
- distribución del clero;
- reducción de diócesis (en Italia hay 284. Bastarían tal vez 140...);
- división de diócesis grandes;
- reforma de los Seminarios;
- revisión de la vida religiosa;
- las religiosas en la Iglesia (no se puede malgastar uno de los talentos más preciosos que Jesús pone en manos de la Iglesia);
- renovación del laicado: para una renovación cristiana del mundo...
El P.L. recuerda y sintetiza así aquellos diálogos de 1948:
“El año 1948 constituye una fecha importante en relación a los diálogos que hacíamos el Papa y yo sobre la reforma de la Iglesia y que el M.M.M. quería promover. Me dijo un día de repente: "Padre, escríbame lo que usted quiere, lo que usted cree que Dios quiere de su Iglesia y cómo Ud. cree que Jesús quiere hoy su Iglesia". Entonces yo le di muchas propuestas, muchas ideas: hablamos de cómo nombrar a los obispos, de cómo formar sacerdotes, de cómo aprovechar mejor la vida religiosa (la vida religiosa femenina me parecía un escándalo con 1.200.000 que había y tan mal empleadas). Hablamos de los seglares, de su lugar en la Iglesia a la luz de la nueva teología que se estaba ya elaborando entonces. Hablamos de muchas cosas.... (Al GP. Mexicano, Nov., 1976)”.
1.3.2 El Libro La hora del Concilio. Por una reforma en la caridad, Noviembre de 1962
Retomando el itinerario del Vol. I de la obra de G. Alberigo, el capítulo cuarto está dedicado al clima externo que se vivía durante el período de preparación del Concilio Vaticano II. El número 2 está dedicado a las informaciones y a los debates espontáneos. Más concretamente, en referencia a los debates producidos por los libros publicados en este contexto, se habla de la poca suerte que tuvo el volumen preparado por el P. Lombardi y publicado en italiano y en español: “Concilio. Per una reforma nella caritá” (La hora del Concilio. Hacia la renovación del mundo por la caridad). “El enérgico jesuita – comenta Alberigo- que había gozado de una casi iluminada confianza en el pontificado paceliano, sostenía la necesidad de una decisiva acción de renovación de las estructuras de la Iglesia y especialmente de la curia romana en el sentido de una simplificación verticalista. El libro, que irrita a varios ambientes, pero también al mismo Papa, viene referido el 11 de enero de 1962 en la primera página del ‘Osservatore romano’, que lo censura duramente por su tono, las tesis y las intenciones”.
El libro se desarrolla en una introducción y cinco partes:
- La primera parte se centra en el nuevo Concilio y toma en consideración: algunas nociones preliminares, el anuncio del nuevo concilio, los objetivos y esperanzas del Papa y la oportunidad y necesidad del próximo Concilio;
- La segunda parte se titula ‘El Concilio, en el corazón del Papa’ y se concentra en el tema de la caridad, nota dominante en Juan XXIII, y de su fruto, la unidad; en las aplicaciones del Papa a la unidad en la caridad y en el programa a llevar a cabo;
- La tercera parte se refiere a lo que pudiera ser el centro del Concilio: el punto esencial para la hora presente (un movimiento hacia la unidad en la caridad); algunas realizaciones y expectativas; un Concilio para la ascética de la unidad: una fuerza infinita para la acción unitaria: Jesús en medio de aquellos que se reúnen en su nombre;
- La cuarta parte toma en consideración algunas aplicaciones a la vida unitaria de la Iglesia: el bien común de la Iglesia aplicado a su vértice (elección del Papa, Curia Romana, diplomacia eclesiástica); el beneficio de la unidad en el plano del Episcopado (obispos pastores, circulación de ayuda entre ellos, reducción de las diócesis en Italia, límite de edad, cursos de renovación para los obispos); los sacerdotes al servicio de la unidad y del bien común entre otros aspectos;
- La quinta parte conclusiva se refiere al ideal de la unidad (desde el individuo hasta la unidad universal, incluyendo a los ‘alejados’) y el modo práctico de realizarlo (criterios para una reforma colectiva, difusión del espíritu de unidad);
- Oración final al Espíritu santo por el Concilio Vaticano II.
El libro se publica hacia finales de diciembre de 1962, pero el P. Lombardi tuvo la oportunidad de ofrecerlo al Papa, en una audiencia previa, en la que “el Papa me pregunta qué traigo de bueno (en la mano). Yo le doy mi libro sobre el Concilio. Lo hojea con interés. Lee el índice en voz alta, al llegar al punto de la caridad, se pone a comentarlo. Después me cuenta cómo le vino la idea del Concilio…” (Diario 23/12/1961).
La noticia de la publicación del libro es dada por los periodistas, con algunos de estos titulares: “clamoroso gesto del micrófono de Dios”, “reforma de la Curia”, “Contra el carrerismo de los monseñores”, “Elección del Papa también fuera de los cardenales”, “Senado laico para el mundo”… El P. Lombardi prevé la reacción de la Curia, se confía a la oración: “espero haber hecho un servicio a Jesús” (Diario, 31/12/61). En los primeros días de enero de 1962, la TV francesa, las revistas italianas “Gente” y “Oggi”entrevistan al P. Lombardi …
El 6 de enero el Superior General de la Compañía de Jesús, P. Janssens, llama con urgencia al P. Lombardi a Villa Cavalletti (Frascati) porque él, a su vez, había sido llamado por el Secretario de Estado, Card. Cicognani. Le dice: “El Papa no está contento: no son esas las cosas que hay que exponer ante el gran público, aun cuando las ideas son buenas”. “El P. General le manda parar la edición y bloquear las traducciones, aun cuando fuera necesario comprar toda la edición”.
“El año 1948 es un año crucial: –anota G. Zizola en el libro “Il microfono di Dio. Pío XII, Padre Lombardi e i cattolici italiani”- en febrero los comunistas toman el poder en Praga, con el golpe de Estado de Gottwald. En China, el avance de Mao Tse-tung, se extiende hacia Pekín. En Rumanía, es perseguida toda la Iglesia de rito bizantino-eslavo. Las minorías católicas en Bulgaria, en Ucrania, en Albania, en varios Estados yugoeslavos sufren persecuciones. El metropolitano ucraniano Josip Slipyk es encarcelado. En Hungría, el cardenal primado Mindszenty es sometido a tortura psicológica y a un proceso. Donde quiera que el comunismo llega al poder, la iglesia sufre una persecución o abierta o secreta, pero siempre peligrosa .
En este contexto, el P. Lombardi, de común acuerdo con Pío XII, participa en la movilización contra el comunismo en Italia, para frenar su triunfo en las elecciones; participa igualmente en la gran “Cruzada de la Bondad”. Pero, también, dedica tiempo para presentarle a Pío XII el “Proyecto de reforma de la Iglesia”, que le entregó el 15 de agosto de 1948.
1.3.1 El “Proyecto de renovación de la Iglesia” presentado a Pío XII el 15/8/48
Presentamos los puntos principales de este proyecto:
El 15 de agosto de 1948, el P. Rotondi llevó a Pío XII un fascículo de 80 páginas. Citamos algunas frases más relevantes del capítulo primero, titulado: El Santo Padre.
* "Simplificación de las manifestaciones externas de la vida pontificia"
“Él tiene que parecerse lo más posible en su conducta a la que tendría Jesús mismo, si viviese de modo visible como Cabeza de la Iglesia. Este es el principio general que hay que tener presente, para las reformas que realizar en su persona y en sus actividades. Por eso hay que darse prisa en quitar del ambiente que rodea al Santo Padre, las apariencias externas de una corte terrena. Si nos imaginamos a Jesús en este puesto, adverti¬mos inmediatamente cómo desentona cierto aparato humano y preferentemente militar (...). Y habrá que simplificar el ceremonial (...). Todo tiene que trascender simplicidad, la simplicidad de Jesús, alrededor del Vicario de Jesús".
* Renuncia real de muchas riquezas
“A una, con esta simplificación de las manifestaciones externas de la vida pontificia, es necesario afrontar con coraje el problema de la renuncia real a muchas riquezas inútiles, que están frenando a la Iglesia... En una Corte Pontificia así, renovada por fuera y por dentro, habrá que tener siempre bien presente que la Iglesia es universal; que, por tanto no hay que dedicar a Italia una atención desproporcionada, en perjuicio de otras cristiandades y a veces quizá también con inconvenientes para la misma Italia en la que se adormece el espíritu de iniciativa del episcopa¬do”.
* El Papa en visita a los países más lejanos
“Un caso concreto al respecto: no tendría que parecer imposible que quien es representante de Cristo en la tierra y sucesor de Pedro visitase a veces personalmente a los fieles de otros países, incluyendo alguna vez los más lejanos: los de América, por ejemplo, los de Asia, los de África... No podemos imaginar, hoy por hoy, qué significaría esto para el género humano y para la Iglesia...”
* El hombre mejor para el Papado puede estar fuera del Cónclave
“Dada la importancia suprema que tiene para la Iglesia la elección del hombre más apto para el Sumo Pontificado, habrá que declarar con un nuevo acto, explícito y solemne, que los cardenales reunidos en Cónclave pueden elegir al futuro Papa fuera de su círculo”.
* El ser cardenal: no es un premio, sino una mayor responsabilidad
“Más que un premio por funciones anteriormente desempeñadas, el cardenalato debe considerarse un servicio y una tarea particular, que requiere todas las fuerzas para un trabajo eficaz...”
* Sagradas Congregaciones
“Aquí hay mucho que cambiar... Son una extensión de la acción del Papa... No deben ser órganos puramente administrativos... Deben actuar como estimulantes de toda la vida de la Iglesia...En algunos sectores del Vaticano se lamentan de especulaciones ilícitas, favoritismo... falta de garantías y de previsión social en favor de los empleados...”
* Los obispos: padres, pastores: límite de edad
“La renovación que Jesús quiere de su Iglesia exige obispos que sean verdaderamente padres de sus sacerdotes y de todos sus fieles... y pastores con visión amplia y clara, y con acción decidida (...)... En primer lugar sería necesario proveer y retirar a los obispos que son ya incapaces de gobernar. Para obtenerlo con suavi¬dad, habría que fijar un límite de edad; ojalá fuera a los 75 años.”
* Otras propuestas de renovación:
- distribución del clero;
- reducción de diócesis (en Italia hay 284. Bastarían tal vez 140...);
- división de diócesis grandes;
- reforma de los Seminarios;
- revisión de la vida religiosa;
- las religiosas en la Iglesia (no se puede malgastar uno de los talentos más preciosos que Jesús pone en manos de la Iglesia);
- renovación del laicado: para una renovación cristiana del mundo...
El P.L. recuerda y sintetiza así aquellos diálogos de 1948:
“El año 1948 constituye una fecha importante en relación a los diálogos que hacíamos el Papa y yo sobre la reforma de la Iglesia y que el M.M.M. quería promover. Me dijo un día de repente: "Padre, escríbame lo que usted quiere, lo que usted cree que Dios quiere de su Iglesia y cómo Ud. cree que Jesús quiere hoy su Iglesia". Entonces yo le di muchas propuestas, muchas ideas: hablamos de cómo nombrar a los obispos, de cómo formar sacerdotes, de cómo aprovechar mejor la vida religiosa (la vida religiosa femenina me parecía un escándalo con 1.200.000 que había y tan mal empleadas). Hablamos de los seglares, de su lugar en la Iglesia a la luz de la nueva teología que se estaba ya elaborando entonces. Hablamos de muchas cosas.... (Al GP. Mexicano, Nov., 1976)”.
1.3.2 El Libro La hora del Concilio. Por una reforma en la caridad, Noviembre de 1962
Retomando el itinerario del Vol. I de la obra de G. Alberigo, el capítulo cuarto está dedicado al clima externo que se vivía durante el período de preparación del Concilio Vaticano II. El número 2 está dedicado a las informaciones y a los debates espontáneos. Más concretamente, en referencia a los debates producidos por los libros publicados en este contexto, se habla de la poca suerte que tuvo el volumen preparado por el P. Lombardi y publicado en italiano y en español: “Concilio. Per una reforma nella caritá” (La hora del Concilio. Hacia la renovación del mundo por la caridad). “El enérgico jesuita – comenta Alberigo- que había gozado de una casi iluminada confianza en el pontificado paceliano, sostenía la necesidad de una decisiva acción de renovación de las estructuras de la Iglesia y especialmente de la curia romana en el sentido de una simplificación verticalista. El libro, que irrita a varios ambientes, pero también al mismo Papa, viene referido el 11 de enero de 1962 en la primera página del ‘Osservatore romano’, que lo censura duramente por su tono, las tesis y las intenciones”.
El libro se desarrolla en una introducción y cinco partes:
- La primera parte se centra en el nuevo Concilio y toma en consideración: algunas nociones preliminares, el anuncio del nuevo concilio, los objetivos y esperanzas del Papa y la oportunidad y necesidad del próximo Concilio;
- La segunda parte se titula ‘El Concilio, en el corazón del Papa’ y se concentra en el tema de la caridad, nota dominante en Juan XXIII, y de su fruto, la unidad; en las aplicaciones del Papa a la unidad en la caridad y en el programa a llevar a cabo;
- La tercera parte se refiere a lo que pudiera ser el centro del Concilio: el punto esencial para la hora presente (un movimiento hacia la unidad en la caridad); algunas realizaciones y expectativas; un Concilio para la ascética de la unidad: una fuerza infinita para la acción unitaria: Jesús en medio de aquellos que se reúnen en su nombre;
- La cuarta parte toma en consideración algunas aplicaciones a la vida unitaria de la Iglesia: el bien común de la Iglesia aplicado a su vértice (elección del Papa, Curia Romana, diplomacia eclesiástica); el beneficio de la unidad en el plano del Episcopado (obispos pastores, circulación de ayuda entre ellos, reducción de las diócesis en Italia, límite de edad, cursos de renovación para los obispos); los sacerdotes al servicio de la unidad y del bien común entre otros aspectos;
- La quinta parte conclusiva se refiere al ideal de la unidad (desde el individuo hasta la unidad universal, incluyendo a los ‘alejados’) y el modo práctico de realizarlo (criterios para una reforma colectiva, difusión del espíritu de unidad);
- Oración final al Espíritu santo por el Concilio Vaticano II.
El libro se publica hacia finales de diciembre de 1962, pero el P. Lombardi tuvo la oportunidad de ofrecerlo al Papa, en una audiencia previa, en la que “el Papa me pregunta qué traigo de bueno (en la mano). Yo le doy mi libro sobre el Concilio. Lo hojea con interés. Lee el índice en voz alta, al llegar al punto de la caridad, se pone a comentarlo. Después me cuenta cómo le vino la idea del Concilio…” (Diario 23/12/1961).
La noticia de la publicación del libro es dada por los periodistas, con algunos de estos titulares: “clamoroso gesto del micrófono de Dios”, “reforma de la Curia”, “Contra el carrerismo de los monseñores”, “Elección del Papa también fuera de los cardenales”, “Senado laico para el mundo”… El P. Lombardi prevé la reacción de la Curia, se confía a la oración: “espero haber hecho un servicio a Jesús” (Diario, 31/12/61). En los primeros días de enero de 1962, la TV francesa, las revistas italianas “Gente” y “Oggi”entrevistan al P. Lombardi …
El 6 de enero el Superior General de la Compañía de Jesús, P. Janssens, llama con urgencia al P. Lombardi a Villa Cavalletti (Frascati) porque él, a su vez, había sido llamado por el Secretario de Estado, Card. Cicognani. Le dice: “El Papa no está contento: no son esas las cosas que hay que exponer ante el gran público, aun cuando las ideas son buenas”. “El P. General le manda parar la edición y bloquear las traducciones, aun cuando fuera necesario comprar toda la edición”.