Negras prospectivas 2013
Si el reparto de la riqueza fuese tan igualitario como lo muestra el dato del PIB per cápita, cada familia media disfrutaría de 92.000 euros al año de riqueza total. Ahí se cuenta tanto lo que percibe salarialmente como los servicios que el Estado presta a todos los ciudadanos: educación, sanidad, limpieza, transporte, cultura, etc. Sin embargo, lo que sucede es que hay una pequeña parte de la población, exactamente el 10%, se apropia de la mayor parte de la riqueza producida cada año y eso implica que el resto debe repartirse una cuantía inferior. Los datos del Informe Foesa, de Cáritas, lo muestran con meridiana claridad. Hasta 2005, fecha que puede tomarse como el fin del anterior modelo expansivo, en España se dedicaba un 20% del PIB a políticas sociales, mientras la media de UE rondaba el 28% del PIB, llegando al 35% en los países nórdicos. Otro porcentaje similar iba destinado a educación, sanidad, investigación y otros gastos públicos. Eso nos permite ver que la mayor parte de la riqueza producida en España estaba dedicada a agrandar las fortunas de la parte de población que ya disfrutaba de enormes privilegios.
Por otro lado, durante los años de crecimiento exponencial especulativo, al grito de "bajar impuestos es de izquierdas", se redujo la carga impositiva de esa parte enriquecida de la población, pasando de una tributación total neta del 56% en 1996 a menos del 35% en 2012. El dato nos dice con total rotundidad que gran parte de la crisis del Estado que sufre España no es debida a la deuda, sino a la descapitalización del Estado por medio de la reducción fiscal a las grandes fortunas y capitales. Si no se hubiera dado esta reducción impostiva, el Estado habría ingresado en los últimos 10 años más de 300.000 millones de euros, cifra que es semejante al montante total del rescate bancario más los recortes y las reducciones salariales. Dicho de otro modo, si los enriquecidos de este país hubieran pagado sus impuestos, nada de lo que hemos visto habría sucedido. En todo caso, se habría hecho pagar el pinchazo de la burbuja a los especuladores.
Mirando hacia este año que hemos comenzado la perspectiva es muy oscura. Estamos en 6 millones de parados, lo cual quiere decir que hemos reducido en un 25% la masa asalariada de España. Si este dato tuviera relación con el sistema productivo, el PIB debería haber sufrido una contracción semejante o cercana, pero hemos visto que solo se ha reducido un 5%. Esto quiere decir que hay tres millones de trabajadores menos, pero los que trabajan produce casi lo mismo. Por otro lado, tenemos que la masa salarial bruta ha perdido 2 puntos respecto al excedente bruto de explotación. En paladino, mientras las empresas ganan más parte del pastel, los trabajadores ganan menos. Existen datos espeluznantes como el de el dueño de Inditex: mientras sus trabajadores han visto reducidos sus salarios reales, la riqueza personal de este señor se ha duplicado en los últimos cuatro años.
Tras descapitalizar el Estado mediante las reducciones fiscales y luego de la privatización de servicios públicos, el siguiente paso, el que este gobierno dará este año, es desmantelar el sistema público de pensiones. De semejante manera a como se ha venido reduciendo la carga fiscal para las rentas altas, también se ha venido produciendo una reducción de las bases imponibles empresariales en los últimos 10 años. Primero fue con la excusa de que la economía iba bien. Se redujeron dos puntos de las cotizaciones a la Seguridad Social de los empresarios. En la última reforma se aplicó una reducción de dos puntos más a aplicar en dos años. Junto a esto se articularon una serie de incentivos y reducciones en cotizaciones que permiten a algunas empresas reducir hasta en un 20% sus cotizaciones, sea por contratación de parados de larga duración, de jóvenes en busca de empleo o de mayores de 60 años. La cuestión es que la SS está siendo descapitalizada para forzar su progresiva sustitución por un sistema privado de aseguramiento.
Negras perspectivas para este año de mal augurio para algunos. Pero también es cierto que todo esto puede cambiar si nos ponemos a ello. Es cuestión de empezar a pensar y actuar como adultos y dejarnos las formas de actuación infantiles. En el fondo, todos somos culpables de este robo sistemático de lo que de todos.
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