El Nero redivivus y el alter Christus

Esta tarde presentamos La sociedad del escándalo en la iglesia del P. Ángel, en San Antón. Tengo el inmenso honor y la enorme suerte de poder contar con el propio P. Ángel, que ha estado estos días en el consistorio donde se han creado nuevos cardenales, entre ellos el arzobispo de Madrid, Osorio, un puntal de Francisco en la Iglesia española y un adalid de las propuestas desde el evangelio para el mundo de hoy. Además, estarán dos amigos, José Manuel Vidal, director de Religión Digital, el muñidor de este evento, y Sebastián Mora, Secretario General de Cáritas, con quien comparto el Consejo de Dirección de la revista Iglesia Viva. Creo que va a ser un acto muy interesante, porque seguro que aprovecharemos para hablar del mundo y de la Iglesia, del Papa y de sus críticos, de Trump y de Francisco.

Esta relación entre el Nerón redivivus y el alter Christus tiene tintes apocalípticos en el estricto sentido del término. El lema de campaña de Trump, Hacer a América grande otra vez, suena igual que el lema de los neocons: America, the New Roman Empire. Trump quiere que USA sea nuevamente y por sí solo un imperio, sin tener que soportar otras potencias a su lado, como China o Rusia (la UE no sirve ni para limpiarle las botas), y para ello debe renunciar a lo que fue en su momento la salvación del capitalismo, el neoliberalismo. Por eso, ha anunciado que cierra el acuerdo Transpacífico y que hará otro tanto con el TTIP. Estos acuerdos solo benefician a las grandes empresas transnacionales, a todas ellas, no solo a las americanas, de ahí que denuncie los acuerdos, pues él solo quiere beneficiar a las empresas americanas como medio para hacer América grande. No denuncia los tratados porque se oponga al capitalismo, sino porque ese no es su capitalismo. Quiere volver al capitalismo proteccionista que implica el cierre de fronteras para ciertos extranjeros, el fortalecimiento de la industria propia y, lo que quizás sea más peligroso de todo lo anunciado, liberalizar el sector financiero americano de modo que se les quite las pocas trabas que se pusieron tras Lehman Brothers.


Aquí es donde está la madre del cordero de todo lo que se avecina. La desregulación financiera de Clinton en los noventa fue la causa próxima de la quiebra de Wall Street y la ruptura de la economía global. Los bancos pudieron mezclar sus inversiones con sus depósitos y esto arrastró a una orgía especulativa que llevó a la quiebra del sistema. La desregulación se hizo con Clinton para potenciar la industria financiera como medio para evitar el colapso del sistema con caídas sostenidas de la Tasa de Ganancia, se cambio la producción por la especulación y las consecuencias fueron grabes. Hoy, la historia se repite. Pero, al contrario que Marx dijera, primero como farsa y ahora, sí, como tragedia. Trump sabe que si adopta medidas proteccionistas va a tener problemas con el dólar, de ahí que libere a las entidades financieras para que su actividad especulativa sostenga al dólar. Esta medida es la primera piedra de la próxima quiebra general del sistema y la más que posible escalada hacia una guerra mundial declarada.

Si USA adopta medidas proteccionistas, otras potencias lo harán también y cada una querrá defender su espacio de influencia para preservar sus recursos, sean energéticos, alimentarios o naturales. Esto llevará de forma inevitable a conflictos de intereses que degenerarán en choques armados en puntos concretos, lo que puede llevar de forma ineludible a un enfrentamiento militar generalizado. Trump lo sabe y por eso ha dado orden a sus fuerzas armadas de que estén preparadas para defender los intereses de América. ¿Qué hará ante esto que se avecina Francisco? ¿Qué hará el alter Christus ante Nero redivivus? Se avecina un choque potente porque Francisco no va a callar ante este mal que se avecina al mundo. Cuando contemplamos la abominación de la desolación, sabemos que el fin está cerca y que los hijos de Dios van a ser inmolados; la sangre del cordero lavará sus vestiduras.

El Papa, en Roma, acoge a los pobres, los excluidos y los marginados, cosa que nunca se había visto desde que Lucas lo expresara al inicio de su evangelio. Mientras, Trump, en la Nueva Roma, expulsa a los extranjeros vacíos y recibe a los poderosos en el piso 66 de su Torre de oro, monumento a la basura moral y a la cutrez del nuevo rico. Trump, como Nerón, prenderá fuego, pero no a Roma, sino al mundo. Hemos de estar preparados para dar testimonio de la luz los que somos de la luz, contra el Imperio de las Tinieblas, porque pronto se lanzarán sobre nosotros y muchos creerán dar culto a Dios cuando lleven a la muerte a los hijos de Dios.
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