PALABRAS

Oración inspirada en las lecturas del domingo 02.03.2025. Tiempo ordinario 8. CICLO C

PALABRAS

Jesús, maestro de las mejores palabras para la vida de los hombres.
Palabras que nos llegan a lo hondo,
palabras que nos mejoran,
palabras que nos aligeran de las asperezas de la vida.

Jesús, maestro de la verdad del corazón del ser humano.
Ábrenos los oídos de la conciencia,
ábrenos los ojos de la misericordia,
ábrenos los ojos la voluntad de verdad y de bien.

Jesús, maestro de las palabras que crean fraternidad.
Palabras que nos arrastran a dar lo mejor de nosotros a los demás,
palabras que nos alimentan con lo que de verdad importa en la vida,
palabras que nos orientan en estos tiempos convulsos que nos toca vivir.

Jesús, maestro de la comunión.
Impúlsanos a descentrarnos de nuestro ego violento,
impúlsanos a arriesgarnos a la aventura de cuidar la vida en serio,
impúlsanos a ser personas para que la santidad y justicia en este mundo tan maltratado.

Jesús, maestro de las palabras que hacen crecer.
Palabras que nos renuevan una y otra vez a lo largo de nuestras medianas biografías,
palabras que nos hacen tocar la tierra de los hombres con hambre y sed de justicia,
palabras que nos dan el horizonte de plenitud al que aspira todo ser humano.

Jesús, maestro de la esperanza.
Que miremos como tú mirabas a los seres humanos que nos encontremos en la vida.
Que hablemos del Reino como tú hablabas a los seres humanos maltratados por la vida.
Que actuemos a favor de la vida como tú hacías con los hombres dolientes que te encontrabas por los caminos de tu vida.

Jesús, maestro de las palabras que sanan.
Palabras que inspiran a amar sin medida,
palabras que nos llegan en el momento y la forma adecuadas,
palabras que nos regeneran y nos lanzan mucho más allá de lo que jamás hubiéramos imaginado.

Jesús, maestro del amor.
Un amor sin fronteras de ninguna clase,
un amor sin etiquetas que excluyen,
un amor sobre todo amor imaginable.

Jesús, maestro de las palabra que cuidan a las personas.
Palabras a la medida de las necesidades más reales de cada uno,
palabras oportunas que nos llegan en los momentos que realmente podemos entenderlas,
palabras que nos cambian la vida cuando de verdad estamos preparados para la vida nueva.

Jesús, maestro del cuidado.
Maestro del respeto que nos reconstituye,
maestro del aprecio que nos alegra definitivamente la vida,
maestro de la delicadeza frente a nuestras heridas tan humanas, tan demasiado humanas.

Jesús, maestro de las palabras de vida eterna.
Palabras que resuenan maravillosamente en nuestro dolorido interior,
palabras que nos nombran como nadie nunca jamás nos ha nombrado jamás,
palabras que nos llaman por nuestro nombre para peregrinar hacia la vida eterna.

Jesús, maestro de las palabras definitivas que escuchamos en el silencio de la noche.
Jesús, maestro de las palabras definitivas que escuchamos en la intensidad de la devoción.
Jesús, maestro de las palabras definitivas que nos llegan a través de los mejores de tu Iglesia.

Jesús, maestro de las palabras
que sacian nuestra sed de humanidad,
sacian nuestra sed de comunión,
sacian nuestra sed de santidad.

Volver arriba