Sodano o la "vieja guardia" curial que quiere morir matando
Cuando todos los dedos apuntan hacia él y exigen su dimisión inmediata, Sodano tira por elevación y apunta al propio Juan Pablo II. De una forma indirecta, claro está, que tonto no es. Sus terminales mediáticas acaban de desvelar que, en 2008, planteó por carta sus reticencias a que se acelerase la beatificación del Papa Wojtyla. ¿Tenía y tiene alguna duda sobre el Papa, al que él mismo llamó Magno en sus funerales, cuando todavía se postulaba para sucederlo?
La vieja guardia se resiste a abandonar del todo el poder. Primero, fue Castrillón, el que le atribuyó a Juan Pablo II la responsabilidad en el encubrimiento directo de un caso de pederastia en Francia y, lo que es peor, la "bendición" del sistema de ocultamiento y encrubrimiento de los casos de abusos sexuales del clero. Ahora, Sodano, lanza indirectas sobre la oportunidad del "santo subito".
Lo que deberían hacer, uno y otro (y alguno más, como Rodé), es cargar con sus responsabilidades, abandonar la Curia y retirarse a un monasterio (mejor, a una Trapa) a hacer penitencia y oración. Y como ellos no lo van a hacer, debería ser el propio Beendicto XVI el que diese un "puñetazo" de autoridad en la mesa (es un decir) y soltase, de una vez por todas, el lastre de la vieja guardia.
José Manuel Vidal