El papel de las mujeres en la Iglesia La jerarquía eclesial ha impuesto el patriarcado y la misoginia, alejándose de la Iglesia originaria
"La celebración del 8 de marzo del Día Internacional de la Mujer tiene dos propósitos: Celebrar los avances de las mujeres, en todas las esferas, hacia una igualdad con los hombres. Reivindicar una mayor igualdad con los hombres en una sociedad que todavía se resiste a dejar de ser machista"
"Es un día para que la Iglesia se cuestione el papel que le da a las mujeres y si camina hacia una igualdad con los hombres·
"La sociedad democrática va avanzando paso a paso hacia la consecución de esa igualdad tan deseada por las mujeres de todo el mundo. Cabe preguntarse si las mujeres en la Iglesia avanzan del mismo modo hacia la igualdad con los hombres en todos los aspectos"
"La sociedad democrática va avanzando paso a paso hacia la consecución de esa igualdad tan deseada por las mujeres de todo el mundo. Cabe preguntarse si las mujeres en la Iglesia avanzan del mismo modo hacia la igualdad con los hombres en todos los aspectos"
| José Melero Pérez José Melero Pérez
La celebración del 8 de marzo del Día Internacional de la Mujer tiene dos propósitos:
1.Celebrar los avances de las mujeres, en todas las esferas, hacia una igualdad con los hombres.
2. Reivindicar una mayor igualdad con los hombres en una sociedad que todavía se resiste a dejar de ser machista.
Es un día para que la Iglesia se cuestione el papel que le da a las mujeres y si camina hacia una igualdad con los hombres. La sociedad democrática va avanzando paso a paso hacia la consecución de esa igualdad tan deseada por las mujeres de todo el mundo. Cabe preguntarse si las mujeres en la Iglesia avanzan del mismo modo hacia la igualdad con los hombres en todos los aspectos.
El pensamiento del papa Francisco sobre el papel de la mujer en la Iglesia
Este es el primer Papa que ha tomado conciencia de la falta de presencia de las mujeres en la jerarquía y en las esferas de poder. Reclama que es "necesario ampliar los espacios para una presencia femenina en la Iglesia, concretamente "en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes". En consecuencia, quiere dar mayor protagonismo a las mujeres. Tiene la intención de establecer el diaconado de las mujeres, pero se opone al sacerdocio femenino. Sin embargo, el acceso de las mujeres al diaconado se mantiene estancado.
Lo que piensa el teólogo progresista Juan José Tamayo de la situación actual de la mujer en la Iglesia
Según este teólogo, en lo que se refiere al papel de las mujeres en la Iglesia católica, se mantiene el inmovilismo. “Ellas siguen siendo mayoría silenciada. No se les reconoce ninguna función directiva y son excluidas del ministerio ordenado. No se les conceden puestos de responsabilidad. No participan en la elaboración de la doctrina teológica y moral”.
"Ellas siguen siendo mayoría silenciada"
“El gran escándalo de la Iglesia Católica - sigue diciendo Tamayo - es la marginación de las mujeres, sin que haya cambiado nada durante siglos. Esto me parece no solo un escándalo, sino la mayor contradicción porque va en contra del movimiento de Jesús de Nazaret, que es el punto de partida de la Iglesia y que fue un movimiento igualitario de hombres y mujeres, sin discriminación por razones de género. Creo que esto es lo que hoy más desacredita a la Iglesia católica, donde las mujeres siguen estando discriminadas y siendo una mayoría silenciada”, concluye Tamayo.
"Francisco solo ha llegado a proponer la posibilidad de introducir el diaconado femenino"
El papa Francisco ya ha manifestado que se opone a la ordenación de mujeres presbíteras. Como dice Tamayo: “Francisco solo ha llegado a proponer la posibilidad de introducir el diaconado femenino, que en mi opinión no es un paso adelante importante, sino el mantenimiento de las mujeres en una situación de subalternas”.
Este teólogo explica que “en los últimos treinta años, movimientos cristianos, incluso obispos y cardenales de la Iglesia católica piden el acceso de las mujeres al sacerdocio, afirmando que la exclusión femenina del ministerio sacerdotal es una discriminación de género, contraria al cristianismo primitivo y que va en dirección opuesta a los movimientos de emancipación de la mujer y a las tendencias igualitarias entre mujeres y hombres en la sociedad, en la política y en la actividad laboral. El alto magisterio eclesiástico responde negativamente a esta reivindicación, apoyándose en dos argumentos: Cristo no llamó a ninguna mujer a formar parte del grupo de los apóstoles, y la tradición de la Iglesia ha sido fiel a esta exclusión, no ordenando curas a las mujeres”.
Sin embargo, continúa Tamayo: “Importantes investigaciones históricas desmienten estas afirmaciones que son pura retórica al servicio de una institución patriarcal. Hay estudios que demuestran mediante inscripciones a tumbas y mosaicos que las mujeres ejercieron el sacerdocio durante los tres primeros siglos de la historia de la Iglesia. En el siglo pasado se descubrieron inscripciones que hablan a favor del ejercicio del sacerdocio de las mujeres en el cristianismo primitivo. En una tumba de Tropea (Italia) aparece la siguiente dedicatoria a “Lecha Presbytera”, que data del siglo V”.
La verdadera razón del rechazo a lasmujeres, explica Tamayo: “Son los planteamientos teológicos patriarcales. La jerarquía prefiere ejercer el poder autoritariamente y en solitario encerrados en la torre de su “patriarquía”, en vez de ejercerlo con las mujeres creyentes, que hoy son mayoría en la Iglesia católica y, sin embargo, no tienen presencia en los sus órganos directivos y se ven reducidas a la invisibilidad y al silencio”.
El Sínodo de Mujeres se manifiesta en contra del patriarcado de la Iglesia.
El papa Francisco convocó el Sínodo de Mujeres.El Consejo de Mujeres Católicas coordinó la reflexión del Sínodo con mujeres católicas de muchos países. Una delegación internacional de este Consejo, que reúne a más de 60 organizaciones católicas de mujeres, presentó sus conclusiones y propuestas al papa Francisco en octubre de 2022.
El Consejo de Mujeres Católicas coordinó la reflexión del Sínodo y en el documento final subrayó: 'las formas con las que la Iglesia trata a las mujeres, así como la cultura de supremacía masculina, conducen a la violencia de género y al abuso sexual y espiritual en la sociedad y en la Iglesia'"
El documento hace referencia a la frustración de las mujeres católicas por "el abuso del poder patriarcal, por el clericalismo, por la discriminación y por el sexismo”. También subraya “que las formas con las que la Iglesia trata a las mujeres, así como la cultura de supremacía masculina, conducen a la violencia de género y al abuso sexual y espiritual en la sociedad y en la Iglesia”. El documento también declara que "en todo el mundo, la ausencia de mujeres en los niveles de decisión y su exclusión del ministerio ordenado se consideran las formas más graves de discriminación e injusticia".
La doctrina de la Iglesia victimiza a las mujeres
Por otro lado, la doctrina de la Iglesia victimiza a las mujeres respecto al aborto y al divorcio. Hay dos supuestos de abortos que deberían ser considerados por la Iglesia como admisibles y no condenar con la excomunión a esas mujeres ni al personal que las atienden. El primer caso es el aborto de una mujer embarazada por una violación, para evitar en esa mujer violada un gran traumatismo muy difícil de superar; y el segundo es el aborto en el caso de que el nacimiento del feto suponga para la embarazada un alto riesgo de muerte. En estos dos casos, la Iglesia se muestra inmisericorde con esas mujeres. En el tercer caso, la inmisericordia recae especialmente sobre el feto, cuando presenta graves deformaciones que aconsejan el aborto para evitar que el nacido o nacida sufra de por vida y haga sufrir a sus padres o a su progenitora.
"La doctrina de la Iglesia victimiza a las mujeres respecto al aborto y al divorcio"
Otra cuestión que afecta sobre todo a las mujeres es el divorcio, especialmente cuando las mujeres sufren maltrato machista por parte de sus maridos
Conclusión a la que he llegado
He llegado a la conclusión de que la Iglesia jerárquica ha impuesto el patriarcado y la misoginia, alejándose de la primitiva iglesia, que incorporó a las mujeres a la jerarquía como diaconisas y presbiteras. La Iglesia, por tanto, se ha mantenido alejada durante muchos siglos del mensaje cristiano de la igualdad entre hombres y mujeres en todas las funciones, orientadas a proclamar el Evangelio y a participar de forma activa en la actividad sacramental.
Es muy lamentable que la Iglesia aún no haya comenzado en serio a trabajar por la igualdad, manteniendo una situación que llega a ser escandalosa. La Iglesia se encuentra detenida en este aspecto, esperando que el papa Francisco empiece a dar pasos hacia la igualdad, aunque solo sea para que las mujeres tengan acceso al diaconado, a pesar de ser el grado inferior de la jerarquía, y, a partir de ahí, ir avanzando hacia la plena igualdad entre hombres y mujeres, siguiendo el ejemplo de Jesús, que no hizo ninguna distinción de personas por su género. Siguiendo también el ejemplo de la Iglesia primitiva, de las sociedades democráticas avanzadas y de los Derechos Humanos. El artículo 1 de esos derechos afirma con contundencia que: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, y dotados como están de razón y conciencia, y deben comportarse fraternalmente unos con otros”.
"La imagen de Jesús crucificado y sufriente no debe ser el signo de identidad de la Iglesia y de los creyentes, sino la imagen de Jesús resucitado, lamentablemente apenas presente en los templos"
Sobre los tres supuestos de aborto y sobre el divorcio comentado, Jesús afirma lo siguiente: ”Quiero misericordia, nosacrificio”. Más claro, agua.
Espero que el papa Francisco dé el primer paso hacia la conversión de la Iglesia patriarcal en una Iglesia igualitaria entre hombres y mujeres en todas las funciones sacramentales y de toma de decisiones, como también liberar a las mujeres del sufrimiento, admitiendo los tres supuestos de abortos, y el divorcio cuando la convivencia matrimonial suponga sufrimiento insoportable y el amor se hayan apagado. La imagen de Jesús crucificado y sufriente no debe ser el signo de identidad de la Iglesia y de los creyentes, sino la imagen de Jesús resucitado, lamentablemente apenas presente en los templos.
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