Siempre ha sido problema el celibato clerical
Asociación de Sacerdotes Casados de España ASCE
Informa ASCE Crítica Constructiva
| José María Lorenzo Amelibia
Siempre ha sido problema el celibato clerical
En el siglo XVI la crisis de celibato sacerdotal fue enorme, como nunca. La violación de la ley del celibato, constante. El alto clero era hijo de la nobleza: verdadera solución para los segundones era el celibato dentro de un obispado. ¿Cómo se puede así ser santo, célibe, y ni siquiera celoso sacerdote y predicar con amor el Evangelio? Dieciocho sedes regidas por hijos de príncipes. De cada cien clérigos bávaros en 1572, apenas tres o cuatro no eran concubinarios públicos. Este fenómeno más o menos se da ahora en América del Sur.
Casi era considerada lícita la incontinencia, porque era pública. Casi todos los párrocos sajones vivían en concubinato. Cocleo lo lamenta, y prefieren renunciar a las prebendas antes que a la mujer. A menudo el concubinato iba acompañado de la apostasía. En 1540 se calculaba en diez mil el número de sacerdotes apóstatas. Desciende por entonces el número de ordenaciones. Se hizo tan grande la penuria de sacerdotes que hasta Cocleo pediría la supresión del celibato. Nunca como entonces ha sido profunda la crisis de celibato. Además, hay que tener en cuenta que en aquellos años tomó auge el protestantismo. Muchos dieron el paso hacia la secta.
El cardenal Cayetano pide a Clemente VII que se deje a los sacerdotes alemanes el uso del matrimonio contraído antes de la ordenación. En Trento se planteó la cuestión si se podría ordenar en algunos lugares a casados. Pero Soto establece afinidad (que brota del Evangelio) entre sacerdocio y celibato. La supresión supondría una catástrofe para la Iglesia. Habla Soto de la mano en el arado y echar la vista atrás. (Con poca fortuna, a nuestro parecer, Paulo VI volvió a aplicar esta frase a quienes se concedía dispensa para casarse) El fundamento de todo, amar a Dios sobre todas las cosas.
Lutero afirma que el consejo del celibato no es objeto de voto. Atenta contra la libertad evangélica el voto celibatario. Llega Lutero a admitir los votos en los religiosos, con tal de que no sean irrevocables. Se puede renunciar al voto de castidad si es de verdad cristiano. Soto replica con lo de la mano en el arado. ¡Otra vez a vueltas la mano en el arado! Y no era éste el sentido de la frase de Jesús en el Evangelio, sino mucho más profundo, a nuestro parecer: llegar a renunciar a todo: comodidades, casa, hacienda, incluso familia, si fuera preciso. Lutero p.601 denuncia el sabor maniqueo del celibato. No se escoge libremente el celibato, sino que son forzados los candidatos al sacerdocio a él. Se considera como una especie de pasaporte para la ordenación. Sus adversarios responden a esto con la frase consabida: nadie es obligado al sacerdocio.
Y lo cierto es que los sacerdotes concubinarios se hacen aborrecibles al pueblo. Es precisa la abolición de una ley sumamente perniciosa para la gente. Se obliga a fornicar con esta ley perniciosa. Apartar del matrimonio a quienes no pueden con el celibato, es forzarlos al sacrilegio.
(Notas tomadas de Blasco Ibáñez)
Muchos se pronuncian en contra del celibato opcional porque serían pocos los célibes.
Hoy seguimos con el mismo problema con algunas diferencias, entre otras, el escaso número de sacerdotes. Es hora de que cuanto antes se solucione esta cuestión tan espinosa, porque cuanto más tarde se corrija, más disminuirán las vocaciones y el número de personas creyentes.
José María Lorenzo Amelibia Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/ Puedes solicitar mi amistad en Facebook pidiendo mi nombre Josemari Lorenzo Amelibia Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2