Familia evangelizada y evangelizadora. ¿Posible?
¿Posible? Sí, pero muy difícil que padres e hijos bautizados actúen como una comunidad evangelizadora. Pero todavía existe el testimonio “heroico” de padres e hijos que dejan su patria y en plan misionero evangelizan en otra Nación. Sí, es posible que un miembro de la familia viva consagrado a Dios y entregado al prójimo en algún apostolado. Pero la comunidad familiar como tal, no. Porque si resulta difícil el testimonio de una familia de bautizados que compartan la fe y la vida espiritual, mucho más difícil serán las manifestaciones de una comunidad familiar evangelizadora.
Pero la dificultad no impide reflexionar sobre el gozo de propagar la Buena Nueva de Jesús, las causas, condiciones y maneras de evangelizar. Y así mismo proponer el ideal de una familia coherente como evangelizada y evangelizadora
El gozo de propagar la Buena Nueva de JesúsPara los grupos cristianos como es la familia, rige la necesidad y el gozo de la misión apostólica.
Todo cristiano coherente da testimonio de su fe con el ejemplo, la oración y la palabra. Más aún, y según posibilidades, colabora en las tareas de Evangelización como adulto en la fe. Para todos los miembros de la Iglesia sigue vigente la exhortación de Cristo: “id por el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura” (Mc 16,15). ¡A la familia corresponde manifestar ante el mundo la Iglesia como una comunidad salvada y salvadora! También le motiva el Vaticano II que afirma: “quien no contribuye según su propia capacidad al aumento del cuerpo, debe reputarse como inútil para la Iglesia y para sí mismo" (AA 2; cf. Ef 4,16). Se impone, pues, vivir el sentido comunitario de una fe que estará presente en la Iglesia y en las instituciones sociales.
La familia evangelizadora como “iglesia doméstica “debe ser un espacio donde el Evangelio es transmitido y desde donde éste se irradia” (Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, n.71). Y leemos en la Familiaris consortio de san Juan Pablo II: “la futura evangelización depende en gran parte de la Iglesia doméstica” (FC 52-c). Pues la familia como “iglesia doméstica” (cf. LG 11) participa de la vida y de la misión de la Iglesia. Por lo tanto debe tener presente los rasgos que definen a la Iglesia. Y un rasgo fundamental es el de ser misionera, apostólica, evangelizadora.
2º La gracia del sacramento del matrimonio. La familia cristiana está configurada por dos sacramentos; el bautismo y el matrimonio. Los esposos directamente y los hijos indirectamente, poseen una gracia especial para ejercer el apostolado. Toda la familia es dinamizada por el sacramento del matrimonio para ser testigo de Cristo, esposo fiel, que la envía “hasta los últimos confines de la tierra” para trabajar en su viña (Act 1,18).
Causas de la difícil misión sobre la evangelización
El dato es inapelable: familias-familias que evangelizan son pocas y muchas las dificultades. También se cumple lo que dijo Jesús: “mucha es la mies, pero pocos los obreros” (Mt 9,37). ¿A qué será debido?
A la escasa evangelización. Una gran mayoría de familias cuyos miembros fueron bautizados pero no evangelizados. Estas familias presentan un “barniz cristiano” con alguna que otra práctica religiosa. Y el que poco ha recibido, poco puede dar: nadie puede dar lo que no ha recibido. ¡Evangelizar y catequizar a los bautizados es una tarea impostergable para los agentes de la pastoral!.
A los muchos prejuicios. Muchas de las familias que pudieron educar su fe tienen prejuicios respeto a su misión evangelizadora:”la evangelización es cosa de sacerdotes y religiosas”; ”no tenemos tiempo para dedicarnos a obras de caridad; ”es suficiente con el cumplimiento de los deberes religiosos personales…
A los obstáculos para la vida cristiana. El apostolado o evangelización no requiere que los cristianos sean “perfectos” pero sí un “mínimo” de testimonio-formación-y-tiempo. Evangelizar a otros es una manifestación exigente de la vida cristiana.
A la falta de práctica religiosa.
Difícil, por no decir imposible, que una familia sea evangelizadora cuando sus miembros, normalmente, no participan en los actos religiosos de la Iglesia católica. Sus miembros son creyentes, sí, pero viven apartados de la Iglesia.
Condiciones para realizar la difícil tarea
La condición indispensable para comunicar a otros la riqueza de la fe católica es la “definición” clara de ser y de poder vivir según la fe de la Iglesia católica
Es necesaria la práctica religiosa
Es una exigencia de toda religión. La práctica religiosa ha sido vivencia de la Iglesia a lo largo de la historia. El Vaticano II la incluye en la comunión eclesial que pide a los católicos que acepten “los medios de salvación establecidos por ella” (la Iglesia) (LG 14).
Maneras de evangelizar
Muchas familias -sin saberlo- se comportan como auténticas comunidades evangelizadoras. Y la Iglesia no pide utopías al hablar de la misión apostólica de la familia. Entendamos bien que son muchos los grados y las modalidades de la familia evangelizadora.
Dentro de casa. La evangelización se realiza con los hijos a quienes se educa en la fe cristiana. ¡Qué gran tarea evangelizadora realizan los padres formando buenos cristianos a sus propios hijos! ¡Qué gran obra de apostolado será la oración confiada, el testimonio elocuente y la palabra discreta de los padres! Son ellos los que realizan su ministerio de evangelización (que es insustituible) de manera sencilla, continua y amorosa.
Fuera de casa. Innumerables son las circunstancias y modalidades: la amistad con familias alejadas de la fe cristiana, el consejo a quienes dudan por el problema de los hijos o la crisis conyugal, el influjo para que mejoren las condiciones de los pobres, las obras de caridad directa con familias pobres, con las viudas…etc.
En la pastoral familiar. Se puede colaborar en la promoción cristiana de otras familias mediante charlas a jóvenes, la preparación de los novios para recibir el sacramento del matrimonio, la asistencia a los esposos jóvenes…etc.
En la actividad vocacional y misionera. Una forma extraordinaria de evangelización pertenece a las familias que ofrecen sus hijos para que trabajen por el Reino de Dios “a tiempo completo”. Se trata de la gloria de la familia de donde surgió la vocación a la vida sacerdotal o religiosa.
Con la oración y el testimonio de cada día. Hay que tener presente que la “efectiva participación en la vida y misión de la Iglesia en el mundo es proporcional a la fidelidad e intensidad de la oración con la que la familia se une a la Vid fecunda que es Cristo” (FC 62-b).
Y todo según posibilidades. El ideal es que toda la comunidad familiar sea evangelizadora. Pero en la práctica bastará que lo haga uno o varios de sus miembros con el respaldo de toda la familia. Y aprovechando las posibilidades.
Un ideal difícil para la familia coherente como evangelizadoraQue la comunidad familiar de bautizados sea una familia coherente como evangelizada y evangelizadora es una meta o un ideal muy difícil de lograr. Y es que se trata de que padres e hijos:
1º Admiren y acepten con ilusión a Cristo y su mensaje.
2º Respeten, amen y busquen la amistad con Dios.
3º Orienten su vida según el Evangelio con la esperanza de ver a Dios.
4º Vivan con radicalidad la vocación humana y cristiana.
5º Testimonien las virtudes humanas bajo el impulso del amor cristiano.
6º Sean practicantes, participen en la Misa y vivan en comunión con la Iglesia.
7º Progresen en la conversión: eviten y reparen las ofensas.
8º Encuentren en la oración la fuente para su entusiasmo de creyentes.
9º Cultiven su formación para ser adultos en la fe.
10º Comuniquen su fe y colaboren en la Evangelización.
Queda pendiente la respuesta, a modo de balance final, sobre los interrogantes del título y del subtítulo, Etonces: ¿familia perfecta? ¿Imposible? ¿Posible? ¿Cómo?
Pero la dificultad no impide reflexionar sobre el gozo de propagar la Buena Nueva de Jesús, las causas, condiciones y maneras de evangelizar. Y así mismo proponer el ideal de una familia coherente como evangelizada y evangelizadora
El gozo de propagar la Buena Nueva de JesúsPara los grupos cristianos como es la familia, rige la necesidad y el gozo de la misión apostólica.
Todo cristiano coherente da testimonio de su fe con el ejemplo, la oración y la palabra. Más aún, y según posibilidades, colabora en las tareas de Evangelización como adulto en la fe. Para todos los miembros de la Iglesia sigue vigente la exhortación de Cristo: “id por el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura” (Mc 16,15). ¡A la familia corresponde manifestar ante el mundo la Iglesia como una comunidad salvada y salvadora! También le motiva el Vaticano II que afirma: “quien no contribuye según su propia capacidad al aumento del cuerpo, debe reputarse como inútil para la Iglesia y para sí mismo" (AA 2; cf. Ef 4,16). Se impone, pues, vivir el sentido comunitario de una fe que estará presente en la Iglesia y en las instituciones sociales.
La familia evangelizadora como “iglesia doméstica “debe ser un espacio donde el Evangelio es transmitido y desde donde éste se irradia” (Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, n.71). Y leemos en la Familiaris consortio de san Juan Pablo II: “la futura evangelización depende en gran parte de la Iglesia doméstica” (FC 52-c). Pues la familia como “iglesia doméstica” (cf. LG 11) participa de la vida y de la misión de la Iglesia. Por lo tanto debe tener presente los rasgos que definen a la Iglesia. Y un rasgo fundamental es el de ser misionera, apostólica, evangelizadora.
2º La gracia del sacramento del matrimonio. La familia cristiana está configurada por dos sacramentos; el bautismo y el matrimonio. Los esposos directamente y los hijos indirectamente, poseen una gracia especial para ejercer el apostolado. Toda la familia es dinamizada por el sacramento del matrimonio para ser testigo de Cristo, esposo fiel, que la envía “hasta los últimos confines de la tierra” para trabajar en su viña (Act 1,18).
Causas de la difícil misión sobre la evangelización
El dato es inapelable: familias-familias que evangelizan son pocas y muchas las dificultades. También se cumple lo que dijo Jesús: “mucha es la mies, pero pocos los obreros” (Mt 9,37). ¿A qué será debido?
A la escasa evangelización. Una gran mayoría de familias cuyos miembros fueron bautizados pero no evangelizados. Estas familias presentan un “barniz cristiano” con alguna que otra práctica religiosa. Y el que poco ha recibido, poco puede dar: nadie puede dar lo que no ha recibido. ¡Evangelizar y catequizar a los bautizados es una tarea impostergable para los agentes de la pastoral!.
A los muchos prejuicios. Muchas de las familias que pudieron educar su fe tienen prejuicios respeto a su misión evangelizadora:”la evangelización es cosa de sacerdotes y religiosas”; ”no tenemos tiempo para dedicarnos a obras de caridad; ”es suficiente con el cumplimiento de los deberes religiosos personales…
A los obstáculos para la vida cristiana. El apostolado o evangelización no requiere que los cristianos sean “perfectos” pero sí un “mínimo” de testimonio-formación-y-tiempo. Evangelizar a otros es una manifestación exigente de la vida cristiana.
A la falta de práctica religiosa.
Difícil, por no decir imposible, que una familia sea evangelizadora cuando sus miembros, normalmente, no participan en los actos religiosos de la Iglesia católica. Sus miembros son creyentes, sí, pero viven apartados de la Iglesia.
Condiciones para realizar la difícil tarea
La condición indispensable para comunicar a otros la riqueza de la fe católica es la “definición” clara de ser y de poder vivir según la fe de la Iglesia católica
Es necesaria la práctica religiosa
Es una exigencia de toda religión. La práctica religiosa ha sido vivencia de la Iglesia a lo largo de la historia. El Vaticano II la incluye en la comunión eclesial que pide a los católicos que acepten “los medios de salvación establecidos por ella” (la Iglesia) (LG 14).
Maneras de evangelizar
Muchas familias -sin saberlo- se comportan como auténticas comunidades evangelizadoras. Y la Iglesia no pide utopías al hablar de la misión apostólica de la familia. Entendamos bien que son muchos los grados y las modalidades de la familia evangelizadora.
Dentro de casa. La evangelización se realiza con los hijos a quienes se educa en la fe cristiana. ¡Qué gran tarea evangelizadora realizan los padres formando buenos cristianos a sus propios hijos! ¡Qué gran obra de apostolado será la oración confiada, el testimonio elocuente y la palabra discreta de los padres! Son ellos los que realizan su ministerio de evangelización (que es insustituible) de manera sencilla, continua y amorosa.
Fuera de casa. Innumerables son las circunstancias y modalidades: la amistad con familias alejadas de la fe cristiana, el consejo a quienes dudan por el problema de los hijos o la crisis conyugal, el influjo para que mejoren las condiciones de los pobres, las obras de caridad directa con familias pobres, con las viudas…etc.
En la pastoral familiar. Se puede colaborar en la promoción cristiana de otras familias mediante charlas a jóvenes, la preparación de los novios para recibir el sacramento del matrimonio, la asistencia a los esposos jóvenes…etc.
En la actividad vocacional y misionera. Una forma extraordinaria de evangelización pertenece a las familias que ofrecen sus hijos para que trabajen por el Reino de Dios “a tiempo completo”. Se trata de la gloria de la familia de donde surgió la vocación a la vida sacerdotal o religiosa.
Con la oración y el testimonio de cada día. Hay que tener presente que la “efectiva participación en la vida y misión de la Iglesia en el mundo es proporcional a la fidelidad e intensidad de la oración con la que la familia se une a la Vid fecunda que es Cristo” (FC 62-b).
Y todo según posibilidades. El ideal es que toda la comunidad familiar sea evangelizadora. Pero en la práctica bastará que lo haga uno o varios de sus miembros con el respaldo de toda la familia. Y aprovechando las posibilidades.
Un ideal difícil para la familia coherente como evangelizadoraQue la comunidad familiar de bautizados sea una familia coherente como evangelizada y evangelizadora es una meta o un ideal muy difícil de lograr. Y es que se trata de que padres e hijos:
1º Admiren y acepten con ilusión a Cristo y su mensaje.
2º Respeten, amen y busquen la amistad con Dios.
3º Orienten su vida según el Evangelio con la esperanza de ver a Dios.
4º Vivan con radicalidad la vocación humana y cristiana.
5º Testimonien las virtudes humanas bajo el impulso del amor cristiano.
6º Sean practicantes, participen en la Misa y vivan en comunión con la Iglesia.
7º Progresen en la conversión: eviten y reparen las ofensas.
8º Encuentren en la oración la fuente para su entusiasmo de creyentes.
9º Cultiven su formación para ser adultos en la fe.
10º Comuniquen su fe y colaboren en la Evangelización.
Queda pendiente la respuesta, a modo de balance final, sobre los interrogantes del título y del subtítulo, Etonces: ¿familia perfecta? ¿Imposible? ¿Posible? ¿Cómo?